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martes, 18 de marzo de 2025

Rabia y cansados de viajar: intrahistoria de un nuevo éxito

           Y volvimos de la provincia de Alicante, donde nos extraño, que haya tantos rusos - no son, precisamente, de los de yate y mansión - y al día siguiente, como habíamos convenido, llevamos los papeles al ayuntamiento. Todo perfecto.

          Nos queda contar la intrahistoria de esta oposición, que nace de la pura rabia, para que veáis, que este sentimiento no es siempre malo.

          Mi pareja había trabajado, de forma temporal, en el consistorio por contrato de obra al amparo de la antigua legislación laboral .No sé en los grandes, pero en los ayuntamientos pequeños, los trabajadores fijos e interinos de larga duración desprecian a los temporales, sin demasiado disimulo. Por otra parte, la relación con los compañeros en tu misma situación precaria es de extraña competencia, peloteo a los fijos -incomprensible, porque no tienen ningún poder al margen de su plaza-, o envidia. Este último caso es abiertamente palpable, sobre todo, si ven, que destacas un poco por encima de la media, pasando a ser calificado, como el list@, el intelectual o cosas parecidas.

          En esas y llevando casi dos años, se convocó un puesto vacante -concurso-oposición-, aunque el examen no parecía inminente. En un principio no nos resultaba un trabajo interesante, porque sin querer presumir y en condiciones normales, nosotros tenemos ahorros suficientes para lo que nos quede de vida.

          El mal rollo crecía y mi pareja, con una formación muy superior a la media dijo: "se van a enterar los unos y los otros" y se puso a estudiar, después de muchos años sin hacerlo. Pero el suflé fue bajando, se acabó el contrato, cobró la indemnización y nos pusimos , como locos, a lo que queríamos: en año y medio, tres viajes largos, tres interair, ocho a Marruecos y otros sueltos. Fueron tantos , que nos llegamos a cansar y le dije, de coña: "a ver si sacas eso y nos amarramos un poquito a casa y a una vida normal".

          Desde luego, no hubiéramos regresado de ninguna parte del mundo para competir en el examen, porque no nos daba la gana y también, porque la prueba fue convocada con una sola semana de antelación, en noviembre pasado.

          Pero resultó, que cuando salió la fecha, estábamos en casa, entre un viaje, a Marruecos y otro, a Turquía.

          El día del examen había muchos nervios y nadie había avisado a sus competidores y ex compañeros, sobre si se habían enterado de la convocatoria. El proceso fue completamente limpio y no, como hace veinte años, en ese mismo ayuntamiento, cuando mí pareja sacó el número uno en el test, pero amañaron la segunda prueba práctica.

          Para mayor disfruté y satisfacción, la persona, que peor le cae a mi alma gemela, quedó segunda. ¡Menudo volantazo en nuestras increíbles vidas!

          Como diría Alcalá Norte empieza: "la vida cañón!

domingo, 16 de marzo de 2025

"Álvaro, me engañaste"

           Mi pareja asegura y yo la creo, que la playa de Villajoyosa y cuando ella era pequeña, era de piedras. Pues bien: hoy luce, como un fantástico arenal, sin saber muy bien, cuando y como se produjo la transición.

          Por lo demás, el pueblo es tranquilo -aunque abarrotado de british- y su mayor atractivo es el paseo marítimo con sus casas de colores, porque las más alejadas y supuestamente colgantes, no nos gustaron nada.

          Y volvimos a Alicante, donde yo había estado tres semanas en 1997, realizando un curso para director de emisora de radio. Nuestros huesos cayeron en una aceptable habitación de un piso turístico céntrico, de esos de la llave en el cajetín y clave en una ruleta para rescatarla.

          Lo más horrible de todo Alicante, como saben muy bien sus habitantes, es el hotel Gran Sol, que como si fuera el Partenón de Atenas, se ve desde toda la ciudad.

          La subida al castillo es exigente, pero gratificante y la playa del Postiguet, junto al Meliá, muy relajante. El paseo de las palmeras -explanada de España- es lo más característico de la ciudad y el centro -donde te pueden clavar 19€ por un exiguo y miserable plato de paella- es más comercial, que histórico.

          Desde hace muy pocos años, se ha acondicionado la Ruta Verde de la Cantera, que transcurre a través de cuatro túneles y parcialmente junto al mar, en lo que fue la linea de vía estrecha entre Alicante y Denia. Resulta un agradable paseo, llegando hasta la playa de la Albufereta 

          La carcajada del día nos la proporcionó una novia despechada, que había llenado -literalmente- la ciudad de QR, donde podías descargarte las pruebas fotográficas de su mentiroso y desagradable ex, Álvaro. 

          Volvimos con Ouigo y por horario, nos tocó dormir en Barajas. Durante casi dos horas, mantuve una de las conversaciones más interesantes de los últimos años con un peruano, muy crítico con los últimos gobiernos de su país y con sus varios presidentes, que hoy viven en la cárcel. En lo personal, vida algo complicada: se divorció de su mujer, para venir aquí con otra y está ahora, le había puesto los trastos en la calle y mandado de vuelta a su país, donde solo le espera su hija.

Altea, Benidorm y el regreso al mercado laboral

           Altea es un bello pueblo costero, en el que nunca paras de subir y bajar escaleras. Sus imponentes casas blancas forman extraordinarias calles y callejuelas, muy agradables para el paseo, algo menos por la mañana, debido a las hordas turísticas. La plaza principal con su bella iglesia y un par de miradores completan las visitas del lugar. 

          Su playa es pedregosa y el paseo marítimo resulta irregular, porque a ratos es demasiado estrecho. La primera linea de playa y como en casi todo el litoral alicantino, está plagada de hoteles y apartamentos de aluvión y de escaso gusto, que mayormente, fueron construidos en los sesenta y setenta del siglo pasado.

          No tengo datos, pero a simple vista, Benidorm puede ser el mayor conglomerado turístico playero de Europa (o del mundo). A pesar de su interminable bahía de hormigón, el lugar -plagado de británicos-, no resulta tan agresivo, como yo recordaba, en mi única visita, en 1985, porque las buenas playas de Levante y Poniente, le dan calma. En medio de ellas, el acogedor Balcón del Mediterráneo y sus escarpados acantilados. Detrás, un humilde casco histórico y comercial.

          De verdad, que Benidorm no nos parece un mal sitio para pasar un par de días, especialmente, si encuentras un barato apartamento con habitación, baño, cocina y salón y con todo tipo de detalles, como nos ocurrió a nosotros.

          Desayunando allí, recibimos la gran noticia, el viernes 7: se había publicado la lista definitiva de la oposición, sin cambios. El lunes siguiente mi pareja debía llevar al ayuntamiento fotocopia del DNI, titulo de bachiller, declaración jurada de no haber tenido mal rollo con la administración y otra de no contar con incompatibilidades.

          El próximo martes y después de año y medio continuado de impresionantes viajes, regresa al mercado laboral. Empleo publico fijo hasta la jubilación, pero con excedencias y licencias sin sueldo frecuentes, dentro de lo que permite la ley.

Calpe y Denia

          Cómo ya os dijimos, el viaje a Alicante y provincia nos acercaba de pleno a nuestra infancia y adolescencia. Mi pareja y como se decía entonces, había veraneado con sus tíos varios años en Villajoyosa y yo, yendo de camping con mis padres y mis hermanas, disfruté de mis primeros amores de verano con las madrileñas, Paloma y Mari Luz, en dos estios trepidantes, en Denia.

    Desde Alicante y hasta Calpe, se puede llegar en tranvía, con trasbordo en Benidorm. Aunque, en la actualidad, hay obras en el tramo entre La Creueta y Benidorm, que es cubierto en autobús. La estación de Calpe está bastante alejada del centro, con varios cruces incómodos. Tomamos posiciones en nuestra habitación confortable en la barata Pensión Rioka, a través de autocheck-in. Nos sentimos muy a gusto las dos noches, que estuvimos allí.

          Como pueblo, Calpe no tiene atractivos turísticos, pero si destaca por su magnífica playa. Si vas hacia la izquierda llegas hasta los puertos deportivo y pesquero y hacia la derecha, el terreno se eleva y se contemplan bellas vistas desde arriba de acantilados y arenales. Al fondo y presidiendo la escena, el colosal peñón de Ifach. Se puede subir a él, pero el cupo es de 300 personas diarias y se debe reservar con antelación. Tuvimos suerte, porque en todo nuestro viaje, el mar se mostró embravecido.

          Al día siguiente tocó Denia, donde también se llega con el tranvía. Es famoso su castillo en ruinas -hoy en día, no se puede visitar, porque está hecho polvo - y el inquietante y evocador túnel, que cruza por debajo, que fue refugio para la población civil, durante la Guerra Civil española. Además, conviene no perderse los gratuitos 🖼️ museos arqueológico y enologíco.

          El barrio del castillo es muy pintoresco y acogedor y el pesquero -con constantes olores a ricos guisos de arroz -, muy entrañable. La playa más cercana, junto al puerto y la iglesia principal no valen mucho.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Vuelta a la nostalgia infantil y adolescente

           Casi, acababámos de volver de ocho días en Portugal. Habían pasado ya las diez jornadas -habiles y naturales- necesarias para la publicación de la lista definitiva de la oposición, pero aún, no había salido, así, que había, que seguir huyendo, pero a un sitio, desde donde pudiéramos volver de inmediato, llegado el caso. Por tanto, descartado volar.

          Nos decantamos por un destino nacional y en concreto del Mediterráneo. Dos razones nos llevaron a ello: la competencia entre RENFE, Ouigo e Yryo en esta zona hace, que los billetes de alta velocidad salgan bastante baratos y por otra parte, encontramos un alojamiento muy barato en Calpe -17€ la noche -, que nos serviría, como base para las dos primeras noches.

          Así y a 15€ cada uno, adquirimos dos billetes a Alicante con Ouigo. Los asientos se dividen en dos: tierra, los de la parte baja del vagón y cielo, los de arriba. Dejamos la vuelta abierta.

          Ha sido nuestra primera experiencia con la filial francesa y debemos decir, que nos seguimos quedando con RENFE, porque los asientos de la estatal española son algo más cómodos y dan menos la brasa con la megafonía. Además, ni a la ida, ni a la vuelta funcionaba el wifi y la cobertura en esta línea es realmente mala. De todas formas, no habrá problemas en repetir, con ellos.

          Otro gran descubrimiento se unió a nuestra suerte. Existe una muy buena y barata línea de tranvía entre Alicante y Denia -gratuita para minusválidos con más del 65% de discapacidad -, que para en todos nuestros potenciales destinos. Además de los dos citados: Calpe, Altea, Benidorm y Villajoyosa.

          Casi desde pequeños, no visitábamos esta zona y el viaje rezumaba cierta nostalgia infantil y adolescente.

          Una de las mayores amenazas era, que las aplicaciones del tiempo daban severas lluvias para toda la semana. Afortunadamente, los pronósticos no se cumplieron y solo nos cayeron dos terribles aguaceros a la ida y a la vuelta, en Madrid.

          No es por enredar, pero debemos decir, que la gente de Alicante y provincia nos ha parecido mucho más amable y hospitalaria, que la de Valencia, lugar en donde hemos estado en dos ocasiones en los últimos tiempos.

Entre "mendis" se está bien.

           Preveíamos, que el viaje de vuelta entre Lisboa y Madrid, se iba a hacer largo, al ser de día, pero no fue así y eso, que no dormimos ni un minuto. Tan solo una parada en  un garito muy bien montado y muy caro a las afueras de Mérida y llegada a Madrid, con una hora de antelación.

          Eso nos permitía, tomar el ultimo Media Distancia del día, a Valladolid, pero todo nuestro gozo en un pozo, porque no teníamos billete reservado y el convoy -lástima, por ser domingo- iba completo. No quedaba otra, que irse a dormir a Barajas y tomar otro tren durante la mañana de la jornada siguiente.

          A ver: últimamente, hay muchos reportajes periodísticos de medios diversos, sobre los mendigos de Barajas. En nuestra humilde opinión - y somos clientes frecuentes de todas las terminales, tanto para volar, como para dormir - muestran una exageración, que está encaminada a perjudicar al gobierno, como con otras tantas historias y mentiras.

          Se habla, de qué los "mendis" han pasado de cuarenta, a quinientos, pero visualmente, no son ni la mitad. Se dice, que pululan por las zonas de embarque, lo cual resulta imposible. Se señala, que algunos duermen en ropa interior, lo que nunca hemos visto -como mucho, descalzos- y que son conflictivos, que mayormente, no. Podemos asegurar por experiencia, que son mucho más ariscas algunas de las señoras de la limpieza.

          Estamos encantados, de que Barajas sea uno de los aeropuertos más tolerantes del mundo y que hasta homenajee con una escultura en un banco a los mendigos. ¿Donde quieren algunos mandar a esta gente a dormir?. Esa noche vimos, como uno ayudaba a unos guiris con su inglés macarrónico, a sacar bocadillos de una máquina automática.

          Ahora bien, Barajas dista mucho de ser un aeropuerto perfecto. Si habría, que controlar más -no digo expulsar-, a otros colectivos mucho más agresivos, como los envolvedores alegales de maletas, los pedigüeños -a los que encima, debes dar la cantidad, que te piden- y a las vendedoras de arepas de jamón y queso y café, que obran como si estuvieran en las calles de San Salvador. La diferencia es, que los "mendis" no molestan, en general y esta gente, sí.

          Otra cosa es, que abarroten desordenadamente los baños a las cinco de la mañana, cuando el toque de diana policial -suave, sea dicho-, les/nos levanta del suelo.

          Pero  los baños de Barajas tienen otros problemas mayores y esos son dos: su vejez y malos olores y el cutre papel higiénico, que es mas fino, que el papel de fumar. Y eso,si que da mala imagen, porque muchos "mendis" con sus carritos pasan desapercibidos, pero viajeros nacionales, internacionales y trabajadores, todos nos limpiamos el culo.

          También ahorran en jabón, sobre todo en esos dispensadores mixtos de agua, gel y aire, integrados encima del lavabo. ¡Cada gota, que sueltan, tienes la sensación, de que es oro líquido!

          Más que las peleas entre mendigos cabría destacar, las constantes disputas -por ser finos-, que tienen Aena y el Ayuntamiento de Madrid, que eluden constantemente sus competencias y culpan al otro.

martes, 11 de marzo de 2025

Desde Lisboa hasta la Boca del Infierno

           Al fin, el pasado viernes y cuando estábamos desayunando en nuestro excepcional apartamento de Benidorm, recibimos una llamada con la lista definitiva de la oposición de mi pareja, confirmando todos los términos de la provisional. Por tanto y desde muy pronto, nuestra vida dará un giro radical, aunque con matices. Pero este tema no toca ahora y lo detallaremos  en los posts de nuestro viaje a Alicante y provincia de la semana anterior.

          El viernes del viaje a Portugal, lo dábamos casi por amortizado desde el principio. Había que cubrir en bus, las dos horas de retorno de Evora, a Lisboa. Y otras tantas de la caminata desde el aeropuerto al centro, más otra a mayores para hacer el check-in en el hotel de la primera noche en la ciudad. Pero es, que además, cayó una tremenda tromba de agua de más de ocho horas, que nos complicó mucho la vida y empapó nuestras ropas y cuerpos hasta no caber ya una sola gota más de agua en ellos. Tras comprar en el Lidl y el Pingo Doce, pasamos el resto de la tarde en nuestra abuhardillada habitación.

          Para nuestra suerte, el sábado amaneció luminoso y pudimos llevar a cabo la excursión más larga del periplo y que ya habíamos hecho en 2011: cubrir caminando los 32 kilómetros, que separan el centro de Lisboa, de Cascais. Por la tarde, regresariamos en el tren de cercanías, barato, pero al precio hay que sumar 50 céntimos, pues es necesario comprar una tarjeta.

          No dejamos que se nos pegaran las sábanas, porque como en Portugal es una hora menos, en esta época del año todavía oscurece pronto. Enfilamos por un buen paseo, discurriendo por la desembocadura del Tajo, hasta la Torre de Belém.

          A groso modo, el recorrido se puede dividir en tres tramos. El más largo, transcurre por amplios paseos peatonales, que dejan a la derecha diversos y bellos arenales, hasta llegar a la playa de Carcavelos, la más abarrotada del lugar -con competiciones deportivas - y con los chiringuitos a precio de disparate.

          A partir de ahí, se toma una estrecha acera, contemplando el rugir del mar desde lo alto, golpeando sobre los acantilados. Después el pavimento no se ensancha, pero el agua desaparece y el paisaje es de casas horribles, hasta llegar a las mansiones del anodino Estoril.

          El tramo definitivo hasta Cascais, discurre por unos tres kilómetros de bien acondicionado paseo marítimo, que deja bellas playas a la derecha. Se puede continúa y de hecho lo hicimos, hasta la Boca del Infierno, abrupta y magnífica zona de acantilados y un triángulo hueco en las rocas por donde entra espectacularmente el virulento océano. Cascais es un agradable pueblo turístico típico, sin más pretensiones.

          No fuimos a Sintra y a Cabo de Roca, porque ya habíamos ido dos veces, anteriormente. Nos quedamos con ganas de ir hasta Azenhas do Mar, pero es mas complicado en transporte público y los autobuses son escasos y caros.

          Como al día siguiente, regresábamos temprano a Madrid, nos fuimos a dormir al aeropuerto, después de un largo paseo por la agradable Lisboa nocturna.

          A continuación, se detalla una relación de las playas más importantes de esta excursión por orden cronológico: playa de Algés, playa Cruz Quebrada, playa Paço de Arcos, playa de Santo Amaro, playa de Carcavelos, playa San Pedro de Estoril, playa San Joao de Estoril, playa de Rainha, playa de Ribeira, y playa de Cascais.