Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Esta vez, tocaba entrar por Bombay

           Dado, que además, de las cuatro veces que hemos aterrizado en India, tres eran de noche, estos momentos siempre, han sido impactantes. Si ya has estado en el país, parecería, que ya estás vacunado, contra lo que te pueda ocurrir, pero la realidad demuestra, que cuando vuelves, debes ponerte una dosis de recuerdo.

          Dieciocho agotadoras horas de escala en Abu Dhabi, fueron la antesala de nuestro cuarto viaje a India, habiendo tenido más problemas al embarcar, en Madrid, con un objeto metálico olvidado en mi bolsillo, que con el farragoso papeleo.

          Conocíamos cuatro de los más importantes aeropuertos, de India, pero nos faltaba el de Bombay, lugar, por el que hemos ingresado esta vez. En el mostrador de las visas, vacío, no tuvimos mayor dificultad, que la máquina automática, que insistía en no querer tomar mis huellas dactilares. Todo resultó rápido y amable y no nos exigieron, ni el formulario de salud digital, ni el certificado de vacunación, que si llevábamos.

          Para llegar al centro, la forma más habitual es complicada, peligrosa y requiere mucha paciencia. Debes hacer una larga y agresiva cola -recien aterrizado-, para pelear y que te asignen un tuck tuck, que te conduzca a la estación de Andheri, a unos siete kilómetros de distancia. Por supuesto, nadie te dice el precio aproximado y lo que si llegamos a ver es, que el nuestro tenía taxímetro. Pero, el conductor se negaba en redondo a ponerlo y nos pidió 200 rupias. Le dijimos, que 100 y terminó bajando, a 150. Nosotros no subimos nada y se enfadó. El viaje alternó las discusiones, con poner y quitar el contador y todo mientras el conductor se manejaba a bandazos entre el intenso y endiablado tráfico nocturno.

          Estuvimos a punto de chocar diez veces, de atropellar a seis peatones y de volcar en otras cuantas ocasiones, para acabar peleando por apenas 30 rupias: las 150, que seguía pidiendo y las 120, que le dimos y que ponía en el taxímetro. Desde Andheri, una hora de recorrido en tren de cercanías, hasta la estación central de Bombay.

          Eran las nueve y media de la tarde y como conocemos la ciudad, nos aventuramos, a llevar a cabo andando, el fácil y animado camino, que lleva hasta la Puerta de la India, donde hay muchos alojamientos, entre ellos, el de la última vez, por el que pagamos 500 rupias. Bueno. Lo de fácil, ya no, porque donde había aceras, hoy están desaparecidas, debido a la colosal obra de la línea tres del metro, que va para largo. Y, lo de animado, tampoco, porque a esas horas el inmenso bazar estaba casi cerrado y muerto.

          Tras equivocarnos un par de veces, llegamos a nuestro destino, en el popular barrio de Colaba. El alojamiento buscado había desaparecido y en los demás nos pedían un dineral, que ni en esta situación de emergencia, estábamos dispuestos a pagar.

          Nos resignamos, a volver a la estación y dormir allí. Pero, nos perdimos y regresamos por otro camino, que estaba todavía peor para el tránsito. Al retornar a la calle principal contemplamos, que en la otra acera también está el asfalto y las baldosas levantadas y llenas de basura, con enormes ratas dándose un festín. En la de enfrente, los gatos, no se atreven, ni a mirarlas. Y, en la mediana, separando ambas faunas, decenas de mendigos tirados por el suelo, buscando sus sueños.

          Un buen lingotazo de ginebra, un té con leche y a dormir al firme de la estación, hasta, que a las siete, nos despertaron. ¡Un nuevo día nos aguarda!

jueves, 17 de noviembre de 2022

India y la pandemia

            Durante el secuestro -eufemísticamente llamado confinamiento -, me dediqué a escribir una larga novela, que tuvo a India, como uno de los principales protagonistas. A la vez, que mi ficción, fantaseaba con personajes y hechos de este país, mi mente viajaba en los momentos de asueto, a la realidad de una India, en pandemia.

          Leía noticias o veía videos de una nación confinada y de policías a garrotazo limpio, con quién se saltaba las normas. También, tenía acceso a otras que hablaban  de gente atropellada y muerta, cuando iban siguiendo las vías, camino de sus casas, habiendo perdido su trabajo informal en las grandes ciudades y estás, me las creía más.

          Cualquiera, que sea observador, no hace falta que haya pasado en el país demasiado tiempo para darse cuenta, que la India es inconfinable. Las razones son poderosas: mucha gente vive o trabaja, constantemente, en la calle; la indiscilina de los habitantes de este país y la falta de solvencia económica, incluso a corto plazo, de los millones de personas, que trabajan de manera sumergida. Además, hay que dejar constancia, de que apenas existen supermercados y no hay costumbre - ni dinero- de llenar congeladora enteros de comida para varias semanas. La.mayoria de los nativos almuerzan en restaurantes y puestos callejeros.  

           Si contemplamos, también, que en el momento más duro de la pandemia -entre marzo y junio -, en el país se superan con frecuencia los 50 grados, como para mantenerlos metidos en sus endebles casas. Me hubiera gustado ver por una ventanita, como fue el confinamiento real, aquí. Por cierto, que India tuvo en términos porcentuales, mejores datos que España, en cuanto a incidencia y muerte. ¡ Que me lo expliquen nuestros virólogos sabiondos!         

          De lo que si puedo dar fe, es de la situación actual en el país, con un 60% de gente vacunada: aglomeraciones 100% en espacios abiertos y cerrados y uso 0% de la mascarilla , ese supuesto y opresor bozal milagroso que coartó nuestras libertades individuales, durante muchos meses y que no impidió, que sobre todo, la gente mayor, cayera como moscas.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Todo sigue igual, en India

          Es nuestro cuarto viaje, a India, en once años. El primero fue, el del aprendizaje, el entusiasmo y la fascinación. El segundo, el del agobio y el calor, durante tres meses. Y, el tercero, el del descubrimiento de la otra India más evolucionada de los estados del noroeste. Y este cuarto, por sus inicios, promete ser, el del sufrimiento, a través de una India desconocida y muy agresiva. Nos tenemos y mucho , que en algún momento, este devenir viajero se nos irá de las manos. Pese a nuestras diferentes percepciones y desde nuestro estreno por estos lares, el país ha cambiado muy poco, casi nada.

           India, te desespera hasta el extremo y a los diez minutos, te recompensa de pleno. Quién no aguante, que no venga aquí. Porque de otra manera, no se manejan las esencias y emociones del país. En 2022, India sigue siendo el paraíso de los formularios y la burocracia; de las obras y la omnipresente basura; de la mezcla de olores -fritanga, desperdicios, meados e incienso-; de las estresantes motos por todas partes; de las vacas agresivas, indiferentes y hambrientas; de las no aceras; de los perros callejeros en busca de cariño; de las " no rooms" o del "is full" en los hoteles a los extranjeros; de los eternos charcos nauseabundos; de las ausencias de las casas de cambio de dinero en efectivo; de los colchones con pulgas y otros bichos indeterminados; de los mil transbordos en el transporte local para destinos poco turísticos; de las espectaculares multas, para los que beben cerveza y alcohol y la lasitud para los comportamientos incívicos y temerarios de sus habitantes; de los trenes atestados y con barrotes, para que los indios no traten de entrar por las ventanas; de las teles con canales solo indios; de los molestos bolardos por todas partes; de los puñeteros uniformes marrones de autobuseros, policías y abúlicos seguratas...¡Podría seguir durante horas...!

         Pues bien, si todo esto fue, es y será siempre endémico en India, además se va acentuando en mayor medida en destinos de tercer nivel, que son los que componen este periplo nuestro. Si algo ha evolucionado y por lo alto en los últimos cinco años son los precios, especialmente, del alojamiento y de la comida más elaborada (no la de los puestos callejeros).

lunes, 14 de noviembre de 2022

Los mayores peligros en India: accidentes, enfermedades y burocracia (parte III)

           No es, que no existan otros más, pero el tercer y último peligro, al que vamos a hacer referencia no es otro, que la maldita burocracia, tan característica y endémica, en India ( y eso, que de nuestro primer viaje, a la actualidad, se ha reducido algo).

          La burocracia os puede afectar de diversas maneras y de forma más o menos grave, no pudiendo prevenir o impedir todas las situaciones. Aquí, me voy a referir, en concreto, a dos. La primera no nos ha ocurrido nunca - ni en India, ni en ningún otro país -, afortunadamente, pero la segunda, sí.

          La perdida o robo del pasaporte puede ser una pesadilla, en India. Ya no solo, porque hay, que gestionar uno nuevo en la embajada y el visado, ante las autoridades del país, lo que puede llevar unos cuantos días o semanas, sino porque nos va a hacer muy difícil la estancia en el país, hasta conseguirlos.

          Y ello es, porque para obtener billetes para los trenes y autobuses de medio y largo recorrido en este país, os van a pedir el pasaporte y el visado. Desconozco, como actuarán los funcionarios de turno ante esta situación, pero no estará exenta de problemas o ralentizaciones.

          También,os van a pedir está documentación en los hoteles. A los extranjeros, ya nos ponen bastantes pegas, a veces y en determinados lugares -sobre todo, en el sur-, teniéndolo todo uno en regla,por lo que no quiero ni imaginar, qué ocurrirá, sino se dispone de ella.

          - Ingerir bebidas alcohólicas, aunque sea una simple cerveza, en la calle o en el transporte público. No es, desde luego, una buena idea, en India y se corre peligro de ser detectado, aunque se haga con discreción. Por ejemplo, metiendo la lata de birra en una falsa de coca cola o el alcohol transparente, en una botella de agua. Y es, que los indios, el olfato, que no tienen, para detectar la envolvente basura por todas partes, si cuentan con él para detectar las bebidas alcohólicas. Y no dudarán en llamar a la policía, que para otras cosas no está, pero para esto...

          Lo normal es, que os peguen un buen susto y que os caigan dos mil rupias de multa -unos veinticinco euros, al cambio -, idéntica cantidad, que por drogaros o escupir en la vía pública. Esto, en Bombay y en la actualidad, porque otras veces, en Delhi y otras ciudades del norte, eran 5000.

          Pero, dependiendo del celo del funcionario, las consecuencias pueden ser imprevisibles, pudiéndose llegar a la detención. Sobre todo, tened cuidado, si estáis en el aeropuerto, para iros a casa y no os sobra tiempo para solventar esta situación. No en India, donde si tuvimos otros problemas con el.alcohol en el pasado, sino en Ciudad de México, esto estuvo a punto de pasarnos hace un año y nos habría complicado mucho nuestro regreso.

          Si después de leer todo esto, aún seguís teniendo ganas de viajar al país por libre, ¡sed bienvenidos, a India!, porque váis a disfrutar, como enanos.

viernes, 11 de noviembre de 2022

Los mayores peligros, en India: accidentes, enfermedades y burocracia (parte II)

           Ahora bien: ¿Qué ocurrirá si nos vemos implicados en un accidente individual o múltiple, ocasionado o no por nosotros, pero del que somos víctimas? Aquí, si os podemos contar unas pocas experiencias de personas, que nos hemos encontrado por el país o por el mundo, que nos hacen concluir argumentos bastante preocupantes, sobre todo, en los referidos accidentes de motocicleta.

          Lo más probable -aunque no es seguro -, que os va a ocurrir es:

          - Sea quien sea el culpable, los testigos os van a echar la culpa a vosotros, como extranjeros y blancos, que sois, especialmente, en los accidentes de tráfico.

          - Va a haber muy poca gente dispuesta a ayudaros, no porque los indios sean malas personas, sino porque no quieren problemas, interrogatorios y pesquisas posteriores con la policía.

          - Por este mismo motivo, no esperéis contar con muchas testificaciónes a vuestro favor.

          - Seréis rechazados en la mayoría de los hospitales públicos y sobre ello, contamos con unos pocos testimonios, como el de Analía y Andrés, a los que no aceptaron en ninguno de ellos, después de su accidente de moto, en Goa. Afortunadamente, sus heridas fueron moderadas y pudieron tirar a base de productos de farmacia, pero dos semanas después de la caída, aún sufrían graves consecuencias.

          - No os valdrá de nada tener un seguro de viaje. En un hospital privado solo os atenderán con un pago por adelantado de los servicios en metálico o a través de la tarjeta de crédito.

          - No es descartable, que cuando todo parezca ya perdido, aparezca un buen samaritano en forma de médico individual y altruista y os quiera ayudar sin ningún compromiso.

          - En cualquier caso, si tenéis tiempo, dinero y ganas, siempre podréis recurrir a la justicia para intentar resarciros. Pero, os advierto, de que si en España funciona mal, no os cuento, en India. Baste decir, como ejemplo, que muchos abogados o notarios en las grandes ciudades trabajan en plena calle, con máquinas de escribir de hace cincuenta años y con mesas, sillas y sombrillas, que son casi peores, que las de los cercanos puestos de zumos, helados, samosas y bondas.

          El segundo gran peligro en India, es contraer enfermedades. De nuevo, lo vais a tener difícil, para que os atiendan en un hospital público. Estos, además, suelen estar en condiciones muy deficientes, para lo que nosotros estamos acostumbrados en España.

          Si la cosa es leve, bastará con parar uno o varios días y recurrir a los servicios de las farmacias. Si el mal es intermedio, pero nos permite viajar, debemos considerar la opción de salir del país por vía aérea, a otro lugar, donde podamos ser atendidos y si es posible, a nuestro país de origen.

          Si la cosa es grave, se recomienda acudir a hospitales privados, donde probablemente y como ya se ha dicho para los accidentes, os exigirán un pago por adelantado.

          A todo esto, si estáis enfermos, será mejor, que no se enteren en vuestro hotel, porque es casi seguro, que para evitarse problemas con las autoridades, os pongan de patitas en la calle. Así, le ocurrió, a nuestro amigo Patricio, en Jaipur.

          Afortunadamente, nosotros nunca nos hemos puesto enfermos, en India, más allá de una fiebre leve y tremendamente pasajera, unos granitos provocados por los bichos del colchón -incluido,este último viaje- o un constipado light, de los que se pasa en un día. Por no tener, en cuatro viajes al país, no hemos ni padecido siquiera una diarrea, a pesar de  que a veces y cuando no hay otra opción, hemos comido en lugares algo inseguros 

          Pero, os podríamos contar testimonios de personas, que lo han pasado muy mal en su estancia, en India, que han estado dos o más semanas en cama e incluso, alguno, a quien abandonaron a su suerte sus propios compañeros de viaje.

Los mayores peligros, en India: accidentes, enfermedades y burocracia (parte I)

           A la hora de viajar, contratar un buen seguro de viaje suele ser una excelente idea, sobre todo, si se transita por países, como Japón o Estados Unidos, donde un accidente o una enfermedad nos pueden dejar sin asistencia sanitaria, de no llevarlo o, con la economía familiar maltrecha de por vida.

          Nosotros, hasta ahora, no nos habíamos preocupado mucho de este asunto, porque teníamos una interesante póliza incorporada a nuestra tarjeta de crédito Visa oro, de Bankinter. Sin embargo, antes de este último viaje por India, nos dimos cuenta, que la entidad bancaria la había dado de baja. Recortes y más recortes, que no cesan de afectar a nuestras vidas y que no tienen pinta de retroceder en el futuro.

          Ya os contaremos en el epígrafe de este relato dedicado a la salud, como nos las hemos apañado esta vez, aunque ya os adelantamos, que hemos viajado sin seguro alguno. Las causas a su debido tiempo.

          Pero, en lo que me quiero centrar en este apartado es, en los mayores peligros, que uno asume, cuando viaja de forma independiente, a India, se haya contratado o no, una póliza de seguro. Este último aspecto no es relevante y más adelante, os explicamos el por qué.

          Si fuéramos conscientes de las consecuencias, que nos pueden sobrevenir, en India, ante determinadas adversidades y contratiempos serios, no osariamos ni siquiera, acercarnos al país. Por eso, no es malo del todo ser un poco inconscientes y tirar para adelante, pero teniendo claro, que en determinados casos, nos podemos meter en un buen lío, que puede incluso, poner en peligro nuestras vidas.

          El mayor riesgo, que nos cargamos sobre las espaldas, viajando a India no es otro, que el de sufríru n accidente. Las posibilidades aumentan, considerablemente, para todos los trotamundos, que se empeñan, en recorrer parte o todo el país en moto. Pero este puede ocurrir, en menor medida, en el tren, un autobús estatal, un autorickshaw e incluso, caminando por la calle, entre las zanjas, el barro, la basura, la oscuridad -llegado el caso- y el caótico, insensible e irrespetuoso tráfico rodado.

          No conocemos a nadie, que haya sufrido un accidente en un transporte público, de India, sea del tipo, que sea. Supongo, que llegado el caso, las diversas compañías, incluida la estatal, dispondrán de seguros colectivos y creo, además, que la hospitalización, como herido, no sería ningún problema, como un accidentado más. No creo, que te fueran a dejar allí tirado y abandonado. Pero, quede claro, que esto no es información, sino intuición, después de cuatro dilatados viajes transitando por el país, en los que hemos recorrido unos 33000 kilómetros.

jueves, 10 de noviembre de 2022

No me voy a volver a repetir

           Lo dicho: no quiero ser cansino, volviendo a contar lo mismo de siempre, como si estuviera estancado en un bucle. Desde que en 2011, lleváramos a cabo nuestro primer viaje a India, han pasado más de dos lustros. Sin embargo, prácticamente - si exceptuamos pequeñas cosas, como que los indios orinan menos en las calles, escupen menos en el suelo y casi ya  no arrojan a lo vía pública el rojizo tabaco mascado-,  nada en este país ha cambiado. Y probablemente, nada se modifique en el futuro, pasen veinte o cincuenta años. Porque la mayoría de lo que ocurre en el país es endémico y habría, que llevar a cabo profundos cambios estructurales y ni siquiera sabríamos, si va a ser para bien.

          India es India. Ellos no saben vivir de otra manera y nosotros los viajeros, nos sentiríamos decepcionados, si encontráramos otra cosa distinta a lo que estamos acostumbrados y vamos buscando.

          En los extensos relatos de la web y en centenares de posts del blog, aparecen relacionados todos nuestros pensamientos y constataciones personales, de lo que es, India. Basta con ir a ellos y empaparse de sus contenidos: a los del cuarto viaje largo, de 2011, que se inició en Etiopía; a los del sexto periplo dilatado, de 2014, que arrancó en Tailandia y al séptimo y penúltimo recorrido de gran alcance, que se pudo en marcha, en Japón, en 2017.

          Por tanto, voy a resistirme a volverme a hacer preguntas, como estas, que me planteé mil veces en el pasado: ¿Cómo es posible, que tengan las carreteras en el estado, en que se encuentran? ¿Cómo puede ser, que la basura se amontone en todas partes? ¿En qué cabeza cabe, que dejen a los niños solos por la calle o a cargo de sus hermanos mayores de corta edad.  

          ¿Cómo es posible que las vacas circulen a sus anchas por todos los sitios? ¿Cómo puede ser, que existan urinarios en plena calle, sin tapar y sin limpiar y que huelen a centenares de metros de distancia? ¿Es concebible, que la gente tome el metro, el autobús o el tren a empujones, zancadillas o colándose, como si fueran monos, por las ventanillas, cuando estás no tienen barrotes? ¿Cómo se puede explicar, que las mujeres por su condición, vivan apartadas, marginadas y maltratadas por padres, hermanos, marido y el resto de la familia y a casi todo el mundo le da igual?

          Si, se constarán  otros contenidos generales y sensaciones o pensamientos, siempre que sean novedosos.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Resumiendo el viaje

           Este viaje, como tantos otros en nuestras vidas, acabó siendo por descarte. Claro, que nos apetecía volver, a India, después de la pandemia, pero también, barajamos otros destinos. Entre ellos, Vietnam del Norte y retales de Tailandia - lo poco que nos queda del país,-; volver a Japón; la siempre ansiada Cuba, República Dominicana y Haití y noroeste de Argentina, entrando desde Chile.

          Siempre dijimos, que nos quedaba un último viaje, a India y que este consistiría, en visitar los pequeños estados del noreste del país. Los 26 días, que teníamos, no eran suficientes para eso, así, que constatamos que otros viajes eran posibles, a pesar de haber estado ya tres largos periodos en el país.

          El objetivo inicial era, moverse por los estados de Maharastra -aterrizando, en Bombay -, Gujarat y norte de Karnataka. Pero , a los dos días de llegar,nos dimos cuenta, de que el.plan, sencillamente, era inabordable.

          Cambiamos el itinerario sobre la marcha y eliminamos de un plumazo, Gujarat -donde además, la cerveza y las bebidas alcohólicas están prohibidas - y añadimos, Goa, un estado mucho más pequeño, accesible y placentero.

          La primera semana de viaje fue extraordinariamente dura. A la lógica adaptación al destino -aunque hayas estado mil veces, resulta necesaria -, se unieron diversos factores, como el calor extremo, la dificultad para encontrar alojamiento -donde nos aceptaran-, la masificación del transporte público, la casi ausencia de lugares de interés y las complicaciones para obtener cambio de dinero en efectivo. ¡El esfuerzo, cuadruplicó el premio! , por así decirlo.

          La segunda semana fue muy fructífera y satisfactoria, aunque también resultó esforzada y calurosa. Templos, ruinas,  cuevas y otros atractivos turísticos nos reconfortaron con el país, a la vez, que disminuyeron drásticamente los problemas logísticos. El sur de Maharastra y el norte de Karnataka, ofrecen muchos atractivos 

          En la tercera semana nos despedimos del virulento monzón y arribamos a diferentes y excepcionales playas de Goa, en un estado, donde la vida es más relajada y amable. Después de trece días sin probarla, nos atiborrados a cerveza. Pero, no os confundais. Allí, 66 centilitros cuestan 1,25 euros en una tienda, que es mucho más, que su precio en España. Lo que ocurre es, que en Maharastra y la mayoría de territorios del país, por lo mismo pagas casi tres euros.

          Habrá quinto viaje a India, pero hemos aprendido, que no es un destino para tener billete de vuelta, como esta vez. Esta nación, formará parte de nuestro noveno viaje largo, que si no se tuerce, empezará en octubre del año, que viene, cuando mi pareja acabe su contrato de fin de obra de tres años y cobre uno de paro. 

          Ahora sí, tomamos la senda  del orden cronológico del viaje en los siguientes posts 

martes, 8 de noviembre de 2022

Etihad

           Ya habíamos volado en  varias ocasiones con esta compañía aérea -entre ellas, la anterior vez, que volvimos, de India, en 2017- y nuestra opinión sobre ella hasta ahora, era neutra. No ofrece la calidad y prestaciones de otras del golfo Pérsico o de Oriente Medio en general, como Emirates, Qatar Airwais o Turkish, pero tampoco es un desastre y presta mejores servicios, que la aerolínea bandera, de Bahrein, Gulf Air.

         La mayoría de sus operaciones internacionales tienen su base, en Abu Dhabi. Una buena parte de los itinerarios, que ofrece, suelen llevar a cabo unas escalas largas, que pueden oscilar entre las cinco horas y las veinte. No, porque las conexiones con Asia sean poco frecuentes, pero si son escasas -normalmente, una o dos al día -, con Madrid o Barcelona. Este factor suele ser compensado por el interesante precio. En nuestro caso, nos ahorramos más de 200 euros por persona en relación con la siguiente oferta.

          El trato del personal de a bordo es correcto y para mí, resulta muy agradable, que no sean entrometidos, como en otras compañías de aviación, donde te están tocando las narices a cada rato con las malditas normas.

          En cuanto a la comida, el plato principal y su guarnición son bastante generosos, aunque suelen flaquear en las ensaladas, que lo acompañan. Hay dos hechos, que si se presentan como muy lamentables y que están relacionados con la bebida de a bordo y con el avituallamiento gratuito en escalas. No se, como en plena época de redes sociales y de opiniones en todas partes, no los corrigen, porque dan muy mala imagen de la compañía.

          En cuanto a la bebida, ya no es, -que mal esta- que te den un vaso de Coca-Cola de una botella de dos litros, sino que hacen lo mismo con el vino y la lata de cerveza, si ven que vas acompañado de alguien, te la dividen para los dos. ¡Cutre, cutre  y supercutre! Las botellas de agua son de 200 centilitros,, lo que parece insuficiente.

          Además, te regatean el café o el té, porque no es un servicio adicional al resto de bebidas sino incluido en las mismas¿Vamos, que tomas refresco, cerveza o café, pero no ambos!

         En cuanto a comidas o tentempiés en escalas para los pasajeros, este servicio, sencillamente, no existe. Si tienes una escala de diez, quince o veinte horas en la zona de tránsito, te vas buscando la vida para alimentarte, en un aeropuerto, donde un biriyani vegetal o una cerveza te cuestan diez euros cada uno y dónde las fuentes potables ofrecen agua caliente, que debes dejar enfriar para poder beberla 

          En cuanto al incidente de la grieta en una de las ventanas, ya relatado en otros post anteriores hay, que decir, que fueron extraordinariamente solventes. En menos de tres horas resolvieron una situación complicada y siempre, informando con seriedad y cumpliendo los plazos. Además, garantizaron los posteriores vuelos de conexión a todos los pasajeros, que los habían contratado 

          Aunque, otros y en trayectos anteriores, tuvieron menos suerte, que nosotros. 25 personas fueron víctimas de overbooking y con distinta fortuna y plazos, vagaron por el mundo , hasta recalar en sus destinos. 

          En cualquier caso, volveremos a volar con ellos en el futuro, si nos resulta conveniente.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Solidaridad en la adversidad

         Es más viejo, que el hilo negro y más manipulable, para quien se quiera aprovechar, que el hilo blanco. En la adversidad colectiva, el ser humano tiene esa capacidad inmediata de empatizar y volverse solidario, aunque solo sea por salvar su propio pellejo. Lo hemos visto, miles de veces en la televisión, ante catástrofes y guerras y nosotros lo hemos contemplado unas cuantas veces en los aeropuertos, ante retrasos, cancelaciones y en este caso, retorno al punto de partida y aterrizaje se emergencia.

          Es cuestión tan solo de unas pocas horas, las que dura la amenaza, pero llegas a tener relaciones de amistad/ayuda mutua con personas, como si las conocieras de toda tu vida. Eres capaz de contar a un desconocido, lo que ni siquiera te atreverías a desvelar a tus padres o amigos de largo recorrido. Cuando las cosas se arreglan, todo cae en el olvido, pero ese subidón del momento, siempre se recuerda.

          Esta vez, no fue necesario recurrir a la lucha común. Primero, porque el incidente fue un accidente improbable y no una negligencia y segundo, porque la compañía aérea, cooperó en todo momento y nos resolvió una situación casi imposible, en solo tres horas.

          Pero, no siempre es tan sencillo. Recuerdo, en noviembre del ya lejano 2008, cuando en Roma, nos cancelaron un vuelo, por una inesperada huelga salvaje de los pilotos, de Alitalia. Hubo, que recoger el equipaje en la cinta y dar mil vueltas, para recibir la información correcta, sobre qué hacer.

          Hubo, que esperar, más de cinco horas, para obtener una nueva tarjeta de embarque para el día siguiente. Y gracias, a que nos colaron unas simpáticas chicas, que sabíamos, eran de nuestro vuelo. Porque, cuando ocurre una incidencia, tratas de quedarte con la cara de todos los de tu alrededor, por si necesitas ayuda.

          Ellas y nosotros, después de numerosas tensiones en la cola, conseguimos, además, hotel y copiosa cena y desayuno. Otros, con menos suerte tuvieron, que dormir en las cintas de equipaje y comer, lo que buenamente pudieron.

          A la tarde siguiente y como hermanos, estábamos unos y otros aplaudiendo a los pilotos de Iberia, que nos iban a devolver a casa.

          A todas las personas del vuelo EY76, que compartieron con nosotros esas horas en el avión fracasado y en el aeropuerto, de Abu Dhabi, ¡GRACIAS!