Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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sábado, 9 de febrero de 2019

Pesadilla, camino del templo

            Esta y la última son, de Nhakon Rratchasima y el resto, de Phanom Rung (Tailandia)

          Cuando, decidimos acometer hace varios años, la excursión al templo de Phanom Rung, desde Nakhon Rratchasima, ya nos saltaron todas las alarmas y no nos faltaba razón.

          El lugar sagrado es de una belleza increíble y además, está prácticamente entero, pero ahí terminan las buenas noticias para el viajero independiente de presupuesto ajustado.

          Para colmo, el día previsto para la visita, cayó el diluvio universal y ni nos levantamos de la cama. Hay poca información en internet sobre este asunto y es muy confusa, por lo que vamos a arrojar algo de luz, contando nuestra experiencia.

          La estación nueva de autobuses, de Nakhon Rratchasima, está alejada del centro. Desde allí, circulan frecuentes microbuses, a Nang Rong (100 minutos, 64 baths). En esta localidad, un taxi a las ruinas sale por 800 baths -ida y vuelta- aunque regateando, se podría conseguir un precio más bajo, supongo.


          Si se opta por el bus, las salidas son cada hora, pero este no te deja en el templo, sino en un cruce de una población, que discurre a lo largo de la carretera (30 minutos, 30 baths, aunque a la vuelta, nos trataron de engañar y quisieron cobrarnos el doble, sin conseguirlo)

          Los vendoedores de la zona hablan de una distancia de cinco o seis kilómetros, hasta el templo, pero la realidad es, que son entre ocho y diez. Y a la ida, buena parte es cuesta arriba, porque el sitio sagrado (100 baths), se halla en lo alto de un volcán ya extinto, afortunadamente. No hay taxis, como tales, pero se puede negociar con un lugareños, aunque no saben ni los números en inglés.

          En nuestro caso, tuvimos suerte y tras andar un kilómetro, nos cogió, en su remolque, una furgoneta, que se desvió para dejarnos en la misma puerta. Y eso, a pesar de que no les pilla de camino. ¡Que gente tan amable!

          A la vuelta, con un calor extenuante llegar y sin agua, nos tocó andar 5 kilómetro, en incómodo descenso, hasta que otra camioneta de las mismas características, nos recogió. No podemos asegurar, a ciencia cierta, si hay algún medio de transporte público, que llegue hasta el santuario, pero en el tiempo que transitamos la carretera, solo vimos minibuses de agencias o autobuses grandes de grupos organizados.

          Para añadir algo más de tension al asunto, el desconcierto se adueñó de los lugareños, que no se ponían de acuerdo sobre la hora de paso del autobús de retorno, a Nang Rong, que finalmente, llegó a las dos de la tarde, en contra de lo que nos habían dicho.

          Nos habíamos levantado a las siete de la mañana y regresamos al hotel, a idéntica hora, pero de la tarde, habiendo tenido mucha suerte. Es lo que hay: doce horas para visitar un templo que vimos en veinte minutos.

jueves, 7 de febrero de 2019

El reencuentro con Bangkok y... con los monos

                              Las tres primeras son, de Bangkok y el resto, de Lopburi (Tailandia)
          Tengo la desesperada sensación - que es posible documentar con hechos fegacientes-, de que cada vez, que visitamos , Bangkok y Kuala Lumpur -a menudo, porque nos gustan y porque nos gustan y porque nos sirven de enlace aéreo para otras partes del mundo-, están hechas más cacharro que en la ocasión anterior.

          A las obras, que nunca acaban -algunas llevan cinco años-, se suman, las que empiezan. Aunque hilando fino, puedo llegar a afirmar, que en Madrid, ocurre casi lo mismo, desde hace décadas

          Nuestro último viaje a la capital de Tailandia -el enesimo- se produjo hace un año, por lo que no cabía esperar expectativas esperanzadores y más, cuando nos rayamos bastante con el monzón, con la rotura de los dos móviles y con revisitar de forma rutinaria y agotadora, los mismos sitios de siempre.

          Después de la desigual experiencia de volar, con Ukraine y de aterrizar con una gran tormenta, tomamos el pulso a la ciudad. Puedes haberla visitado cincuenta veces, pero vienes atontolinado del primer mundo y debes ponerte las pilas. Hasta las dos horas de caminar, no me di cuenta siquiera, de que se conduce por la izquierda, cuestión que conozco desde hace más de veinte años

          Seguimos, sin comprar los billetes, a Australia, Nueva Zelanda, Taiwan o Maldivas y el círculo se va cerrando en nuestra contra, pero hemos vivido la felicidad, en Bangkok, de las primeras veces, como si fueran nuestras bodas de oro con la ciudad. Hemos roto el guión establecido y nos hemos aventurado, a perdernos por otros lugares, que no figuran en ninguna guía, como por ejemplo, Thonburi y otras partes  aledañas al río.

          Hoy, después de abandonar la capital  y llevar a cabo un buen trayecto de tren, nos hemos quedado, gratamente, sorprendidos, con Lopburi, ubicado a 150 kilómetros, de Bangkok. Esta relativamente cerca, de Ayuthaya, pero aquí no vienen los guiris, cuando se pueden visitar en soledad decenas de templos parecidos a los de Angkor -salvando algunas distancias-, perfectamente conservados.

          Bueno, lo de soledad es relativo, dado que en la mayoría de tus visitas, te encuentras rodeado de decenas -o cientos- de pequeños monos, que no parecen tan agresivos, como los de India, pero si los lugareños se protegen de ellos con largas varas puntiagudas, algo harán.

          Dan miedo, especialmente, los que saltan de cable en cable o los que succionan el agua sobrante de los conductos del aire acondicionado. Hemos visto a uno, en el agradable y multitudinario mercado nocturno, llevarse con agilidad y pericia, unos cuantos trozos de sushi, de la mano de un turista algo despistado 

El poder de la cábala y el verde maligno


             Las dos primeras son de Kiev (Ucrania) y el resto de Bangkok ( Tailandia)
          Por fin, hemos conseguido romper y derrotar a la cábala, que largamente nos perseguía y aterrorizaba -en fases trienales-, desde hace una década .

          Pondré a los lectores en situación : en 2008, iniciamos nuestro primer viaje, a Bangkok, extendido por ocho países del sudeste asiático, después de muchos intentos fallidos. A partir de ahí, la cábala trienal se encaprichó con nosotros y solo nos permitió volver a esta ciudad, en periodos de tres años, a pesar de que pretendimos hacerlo en otras ocasiones intermedias. Pero, solo pudimos lograrlo, en 2011, 2014 y 2017, sin atender a otras peticiones nuestras.

          Este inexplicable encantamiento, ha sido tremendamente agresivo durante los últimos meses, antes de ponernos en marcha, el pasado 22 de septiembre, para nuestro esperado octavo viaje largo.

Para no cansar, resumiré los sucesos:

          -13 de junio: demanda judicial por herencia -con abogado y procurador obligstorio-, cuatro días antes de partir, para Bangkok

          -20 días después y con un preacuerdo, sobre el tema, carta certificada de la seguridad social, requiriendonos documentación urgente

          -14 de septiembre: compramos los boletos aéreos y nos echamos a temblar

         -22 de septiembre: obtención de las tarjetas de embarque, en Barajas . Las chicas se niegan a darnoslas, alegando, que no tenemos vuelo de vuelta. Cuesta más de media hora convencerlas ( ya nos pasó en Dubai, en 2011)

          -23 de septiembre, de madrugada: control de equipajes. Cuando todo parece normal, salta un pitido agudo desconocido y me mandan, de malos modos, a un mostrador especial . Un poli con mala cara -aunque educado-, me indica, que va a comprobar, si soy apto para embarcar . Me pide poner las palmas para arriba y si no lo tiene claro, me hará otra prueba . Pánico antes de embarcar, ya que me he tomado unos vinos.

Afortunadamente, me da el visto bueno.

          Huyo rápido y busco en internet. Por normativa europea, desde el 15 de septiembre, se han instalado unas modernas máquinas, que comprueban, si llevas sustancias prohibidas encima (la noticia no aclara, si por dentro de tu cuerpo, o por fuera)

          Desde, que le dije un día a mi pareja, de broma, que sus ojos verdes son infrecuentes y malignos, ella solo busca amparo en los gatos, para encontrar consuelo en sus semejantes. Creo, que desde entonces, ellos se aliaron con la cábala

          Una vez destruida una parte de la triple entrante - cábala y ojos verdes- el comportamiento de estos, me resulta incierto y me da miedo .

lunes, 30 de octubre de 2017

Los números del séptimo viaje largo

                                                     Esta es de Hyderabad y las dos siguientes, de Tokyo
          Hablar de un presupuesto orientativo, para los países visitados en este periplo –o para cualquier otro lugar del mundo-, no resulta nada fácil, dado que cada viajero tenemos unas necesidades diferentes y buscamos niveles de comodidad distintos. Y, como se ha insinuado también ya, las tasas de cambio pueden ser muy diferentes, en una época o en otra, haciendo el viaje más caro o barato.

          En este periplo, además, se añade la circunstancia de la heterogeneidad del coste de las cosas, en los diferentes países transitados. Mientras en Japón, dos personas con un presupuesto limitado, se gastan casi cincuenta euros al día, en India o Tailandia, se puede vivir holgadamente, con menos de quince. Y por unos 10 ó 12, si se prescinde totalmente de las bebidas alcohólicas y de la cerveza.
Las dos siguientes son, de Bangkok
          No obstante y a pesar de las matizaciones anteriores, dejo aquí nuestras cifras de gastos, aproximadas, por si pueden ser de utilidad para alguien:


          -Gastos finales, incluyendo boletos aéreos y visados: 3535,94€.

          -Gastos totales, incluyendo visados, pero excluyendo boletos aéreos: 1866,36€.

          -Gastos totales, excluyendo visados y vuelos: 1.776,36€.

          -Media diaria de gasto, incluyendo boletos aéreos y visados: 37,61€.

          -Media diaria de gasto, excluyendo boletos aéreos, pero con visados: 19,85€.

          -Media diaria de gasto, excluyendo visados y vuelos: 18,89€

          No se han estimado las comisiones de cajeros, que pueden rondar los 3 euros -sólo en una extracción, en India, dado que en Tailandia, siempre tiramos de efectivo-, por ser una cantidad, escasamente significativa y por no formar parte real del viaje.
Hampi
          Tanto, los gastos como la media de gasto, son para dos personas, llevando una línea moderada de desembolsos, que incluye alojamiento en habitaciones dobles, normalmente con baño -económicas-, un desayuno generalmente ligero, una comida caliente -en lugares también baratos- y una cena, a veces caliente, otras veces fría y en ocasiones, sustituida por unas cervezas y snacks para picar.

          También, se integran los desplazamientos necesarios; los accesos a todas las visitas, que son de pago, que ha sido ninguna, gracias a nuestra habilidad para colarnos en unos cuantos sitios y a que en la India, afortunadamente, hay bastantes cosas, que son gratis y los escasos caprichos, que nos damos, porque no somos muy caprichosos, aunque si muy cerveceros -aunque debido a los elevados precios, en Tailandia, Malasia, India y Japón, hayamos tenido que racionar bastante, nuestro fundamental y líquido elemento).
K                                                    Kuala Terengganu
          Siguiendo este estilo de vida podríamos, establecer unos gastos totales diarios para dos personas y por país, dejando al margen el capítulo de los vuelos, que puede ser variable, dependiendo del destino, pero si incluyendo, los desplazamientos terrestres, en la horquilla siguiente. También esbozamos, los gastos totales en cada nación visitada

          Japón: 40-50 euros, de media al día y 427,86 euros de gastos totales.

          Tailandia: 10-15 euros de media diaria y 256,58 euros de gastos totales.   Bangalore

          Malasia: 12-18 euros de gastos medios, diariamente y un total de 415,87.

          Brunei: Unos 25 euros de media de gasto diaria y un total empleado de 74 euros, en esta breve aventura en el sultanato.

          India: 13 euros de gasto diario y un total de 518,72 euros.

          Nota: No se incluyen en este desglose, los gastos en visados, en los países que hay que pagarlos.
Leh
          Como se observa fácilmente, echando un vistazo a los datos expuestos arriba, los vuelos supusieron, en torno al 50% del total de los gastos, en esta ocasión. El alojamiento se llevó el segundo lugar, con aproximadamente, una sexta parte del gasto total (591,44 euros). El transporte público terrestre ocupó la tercera posición, a muy corta distancia del anterior capítulo, con un desembolso total, de 559,67 euros. Sin duda, más que en ocasiones anteriores

          Sacamos fuera del ranking, los gastos generales, por ser diversos, aunque mayormente, predomina la comida, la cerveza y las bebidas alcohólicas, que supusieron -con 625, 25 euros-, en torno al 15% del total invertido.
Yokohama
          Las visitas de pago supusieron un sorprendente y exitoso dato: 0 euros gastados. Visitamos, sin embargo, casi todo lo que había, que ver. Unas veces, porque se contempla, perfectamente, desde fuera y para qué pagar (habitual en India). Otras, a través de diversas tretas, entre ellas, colarnos. ¡Sí, ya sé, que está mal hecho!, pero tampoco está nada bien, que te cobren 50 veces más por ver algo, que a los indígenas. Y la mayoría -sobre todo en India-, porque no son siquiera de pago.


          Solamente abonamos los visados, de India, que supusieron unos noventa euros.

martes, 24 de octubre de 2017

Los peores momentos del séptimo viaje largo

                                                             Esta y la de abajo son, de Bangkok
          1º.- Sin lugar a dudas, el peor momento del viaje, por desconcertante y dilatado, más que por dañino o definitivo, fue cuando, en Bangkok, nos quedamos sin la posibilidad de utilizar nuestras tarjetas SIM del teléfono, lo que nos impedía poder confirmar las compras por internet con tarjeta de crédito, a través de los códigos, que se envían por SMS. Como ya sabéis, al final, el problema no era de las tarjetas, sino de lo teléfonos, pero eso no lo supimos hasta la vuelta.
Las dos siguientes son, de Kuala Terengganu
          2º.- Transitar por la carretera, de Manali, a Leh, donde realmente y a muchos metros de altitud, te juegas la vida, por su extraordinaria falta de mantenimiento y circulación de tráfico pesado. Afortunadamente, los conductores de los autobuses públicos tienen gran pericia y experiencia. El peor tramo se halla en el descenso del puerto principal, entre Manali y Keilong (absolutamente infernal).

          3º.- Llegar a Madras y después de caminar entre el denso e insoportable tráfico y el asfixiante calor, ser rechazados en un hotel -por ser extranjeros-, previamente reservado, en Booking, en un barrio desastroso, que engañosamente, se denomina, como zona Beach Para mas bemoles, iras y risas, se llama Vimal Mansion, cuando en realidad, se trata de una pensión siniestra einfecta),. Y todo, con el equipaje a cuestas y después de haber pasado una fatídica noche en el aeropuerto, de KLIA 2, en Kuala Lumpur y de haber tenido algunos problemas con la visa de la India.

          4º.- También, relacionado con el asunto de las tarjetas. Los cuatro minutos y medio, que trascendían, entre que solicitábamos una compra con tarjeta de crédito, avisábamos a mi padre y este, nos mandaba el código SMS, para confirmarla. Así sucedió y siempre, transcurriendo el mismo tiempo, para confirmar el pago de las visas, de India y obtener los billetes electrónicos para varios vuelos.
                                                                                                        Las dos siguientes son, de Leh
          5º.- Los quebraderos de cabeza con los autobuses en general, en India, que fueron los protagonistas negativos de este viaje. Autobuses, que no existían y que nos complicaron la vida, sobremanera; otros, que iban llenos hasta la bandera, uno tras otro; algunos, que permanecieron dos días cancelados, como los que iban, a Himachal Pradesh, desde Delhi, el 24 y el 25 de agosto; accidentes de vehículos pesados, que obstruyeron el tráfico y provocaron eternos atascos, a la espera de la llegada de las tardonas gruas...

          6º.- Las cancelaciones de trenes masivas, en todas las direcciones, pero especialmente, hacia el noreste, que nos impidieron terminar el viaje de la forma deseada, visitando Darjeeling y el estado, de Sikkim. Toda una pena y algo, que nos quedará pendiente para siempre, dado que lo más normal es, que no volvamos, a India.

          7º.- El ataque sufrido por mi pareja, ascendiendo al templo de los monos, de Shimla, por esos despiadados primates. Ni más ni menos, que cinco y no muy amistosos. Gracias a los lugareños y sus gruesas varas de madera, conseguimos disuadirlos. La cosa es, que la culpa fue suya. Vino uno, a pedirme a mi comida, de buen rollo y no se le ocurre otra cosa, que tirarle una manzana, que llevaba en el bolso. Salieron varios monos de la nada, pensando y no sin razón, que tenía más y reclamando su parte. Y ahora, con bastante peores mneras.                          Nahan

          8º.- Pasar casi 28 horas en un tren, entre Hyderabad y Delhi y además, con compañeros de viaje no demasiado recomendables. Para colmo y sin aviso, cerraron el grifo de la comida a la una y media de la tarde y nos quedamos sin almorzar, hasta las cuatro y media.

          9º.- Los diferentes cruces de tráfico imposible, muchas veces, ligados a las obras del metro y otras veces y por necesidad, siendo de noche. En dos de ellos y sin exagerar -Hyderabad y Delhi-, nos jugamos la vida, con altas posibilidades de sufrir un percance.
Hampi
          10º.- Vernos obligados, a pasar la noche en la estación de autobuses, de Shimla, tirados en el suelo -eso no es problema, porque estamos acostumbrados- y con escasa ropa de abrigo. Pasamos un frío inolvidable.

          Dejamos fuera, lo que fue el peor momento del viaje, con diferencia, por ser tan malo, que no se puede asemejar a los anteriores. Cogimos un tren, de Bangalore, a Hassan, vía Mysore. No teníamos reserva y nos tocó ir, en un principio, en el vagón de los enfermos, impedidos y discapacitados. Luego, nos echaron y subimos al de segunda general, mientras caía el diluvio universal.
                                                                                                         Manali
          De repente y en una estación no muy grande, suben dos policías. Uno de ellos, se sienta frente a mi. Empieza a mirar, a llamar por teléfono -insiste mucho, por lo que logro entender, que le expliquen el número de vagón donde deben intervenir- y a revisar decenas de formularios, en whatsapp. No nos dice nada, pero yo ya se hace rato, que se trata de mi.

          Como ya soy perro viejo y me ha pasado varias veces, en India del sur, saco la cámara y me pongo a mirar las fotos a corta distancia, observo la hora de la misma forma y el móvil. Entonces, el poli, decide iluminarme con su linterna -es su única herramienta, además de una enorme y arcaica pistola-, pasándomela por los ojos de un lado a otro. Me hago el tonto y el ciego.
Kuching
          Entonces y no sin antes volver a telefonear, para pedir instrucciones, se da cuenta, al fin, de que tengo un defecto visual congénito y no, de que voy borracho, como ha denunciado una señora hija de puta, que viaja en nuestro vagón.

          Al fin, abre la boca: “Where are you going?”. “Hassan”, respondo de forma tímida. “Arrive, one trhirty a.m.”, prosigue y se baja. Una gran templanza y aplomo para el, sin duda, momento más difícil del viaje. Porque en India, tiene casi más pena beber alcohol en público o ir borracho, que atropellar a alguien o poner en riesgo, la vida de otros conductores o peatones, con maniobras temerarias.
Mandi
          No incluimos en esta relación, ni las 14 horas de tránsito en el aeropuerto, de Moscú, ni las dos noches, que pasamos al raso, en Japón.


lunes, 23 de octubre de 2017

Los mejores momentos del séptimo viaje largo

                                                     Esta es, de Phuket y la de abajo, de Bangkok
        No fue un viaje de extraordinarios momentos, aunque si los hubo bastante buenos. Tampoco, afortunadamente, los hubo demasiado malos. De momento, os hablamos sobre los primeros.

          1º.- Tras varios días de desorientación y gestiones infructuosas, daar con la clave para resolver el problema de las tarjetas. Hablamos con el banco de más confianza, que no se amparará bajo la ley de protección de datos, como los otros, para cambiar nuestros teléfonos por el de mi padre. De esta forma, el nos mandaría los códigos de las compras al correo electrónico, dado, que también y al reiniciar el único teléfono, que funcionaba, habíamos perdido el whatsapp. Tiene mérito, porque mi progenitor tiene 77 años y no sabía nada de estas cosas.
Kuching
          2º.- Ver amanecer en diversos lugares, especialmente, contemplar a esa hora los templos de Kyoto o el lago, de Srinagar. Por el contrario y para nuestra desgracia, no recordamos ningún atardecer memorable.

          3º.- Encontrar, en la ciudad, de Hat Yai y sin esperarlo y después de padecer el problema de las tarjetas SIM, una agencia física, de Air Asia, que nos permitía reservar vuelos con el PIN de la tarjeta normal y no teniendo, que recurrir, a códigos por SMS. De esta forma, compramos boletos de ida y vuelta, a Borneo, desde diferentes puntos y ganamos dos semanas de margen, a la hora de tomar decisiones. No volvimos a ver otra agencia -y andamos mucho-, hasta llegar, a Kuala Lumpur, 10 días después.
                                                                                                              Kyoto
          4º.- Agradables paseos por los cascos peatonales de las ciudades del noroeste, de India: Manali, Shimla, Nahan, Kullu, Leh... Parece, que estás en otro país.

          5º.- Pasar el peor momento del viaje, estando en el aeropuerto, de KLIA 2, cuando al sacar los pasaportes para facturar, hacia Chennai, perdí de vissta 750 euros, que llevaba junto a ellos en el bolsillo interior. Fueron un par de minutos horribles, hasta que dimos con ellos. Habían caído sobre uno de nuestros bolsos, del mismo color, que la funda que los albergaba.
Todas las demás son, de Tokyo
          6º.- Conseguir en el primer hotel, de Kyoto y en menos de una hora de búsqueda, un vuelo desde Osaka, hasta Bangkok, por menos de 75 euros, con la compañía Scoot y además, para el día, que queríamos. Esto propiciaba, no pasar más días de la cuenta, en Japón, con mayores gastos, que en la capital de Tailandia.

          7º.- Los paseos por los mercados nocturnos peatonales, de Bandar Seri Begawan. También, la celebración de la fiesta china de Pesta Kebudayaan, en Kuala Terengganu

          8º.- Pasear sin rumbo, ni prisa, por el mercado de pescados, de Tokyo y por el del exterior, donde puedes almorzar a base de diversas degustaciones gratuitas. La cosa da para una mañana completa.

          9º.- Por error -o mentiras- en la información sobre autobuses, salimos de Hasan, hacia Shimoga, a media tarde, pensando, que allí nos tocaría pasar la noche a la intemperie y esperar a la mañana siguiente, para partir hacia Hampi. Pero, como ya he contado mil veces, la India siempre te sorprende: sale un vehículo cada media hora.


          10º.- El descubrimiento, en los supermercados, de Tokio, de esos refrescos -llamados, Strong 9-, que cuentan con nueve grados de alcohol y cuyo zumo resulta delicioso (especialmente y para nuestro gusto, el de naranja y limón mezclados y el de pomelo). Deben consumisre muy fríos. No menos memorable resultó, la salsa de pepino y guindillas -desconozco el resto de ingredientes, pero es verde y espesa-, que acompañó nuestros sándwiches vegetales, en la estación de autobuses, de Dhera Dun.