Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

viernes, 1 de marzo de 2024

Los extraordinarios ghats de Ganga, en Nashik

           La mañana comenzó con una escena cotidiana india: un joven orinando en el recinto de la estación de autobuses, un conductor, que da el chivatazo y un policía, que aparece corriendo con una gruesa vara y le da dos buenos palos en las piernas y uno por encima del culo, sin que este se inmute. Nada, que ver,  cuando en 2014 y en Bhubaneswar, varios adultos ataron a un adolescente a un árbol y le propinaron una paliza de espanto, sin que nadie hiciera nada.

          Cogimos el autobús 208 -también sirve el 210- y en poco más de media hora, nos plantamos en los ghats de Ganga, de Nashik. Se accede a ellos por una calle ancha y descendente, que a veces, deben cortar al tráfico. Se trata de una especie de varios estanques, que por ambos lados están conectados con el río Godavari. Custodiandolos  alrededor numerosos templos y otros edificios decadentes de épocas y estilos variados.

          La mañana es muy calurosa y el ambiente resulta colosal, con centenares de bañistas de todas las edades y de ambos sexos, cumpliendo con sus liturgias religiosas en unas aguas llenas de basura y contaminación diversa. Además, cientos de vendedores de ofrendas y snacks, shadus de edad avanzada, pedigüeños -desde la infancia hasta la vejez -, buscavidas, gentes ociosas... y hasta un guiri, el primero en los últimos cuatro días. 

          Y todo, empapado en vida cotidiana, con grupos comiendo o durmiendo en el suelo, rezando o disfrutando de ceremonias con músicas que inspiran paz. Dedicamos un par de horas al lugar y quedamos fascinados.

          A nuestro modo de ver -esto puede resultar polémico -, los ghats de Haridwar o incluso, de Varanasi no superan ampliamente a este. Es verdad, que carece de la mística de la muerte de este último, pero a su favor cuenta, con que aquí nada está montado para el turista. No digo, que Nashik sea imprescindible en un primer viaje a India, pero si ser tenido en cuenta, por quién transite por Maharastra.

          Algunos nos decís que qué bonitos quedan los vídeos o los post y que suerte tenemos por estar aquí. Es verdad, pero es, que en ellos no contamos, por ejemplo, que hemos hecho la visita con 36 grados y que hemos caminado más de media hora por calles congestionadas y horribles, buscando una coca cola con la que saciar la sed aguda. O el día de Calcuta, cuando desesperados, nos tiramos más de dos horas buscando alojamiento. O cuando no podemos llevarnos algo decente a la boca, porque en Maharastra la oferta culinaria es escasa, repetitiva y poco carnívora.

          Mañana, si no hay contratiempos, partimos para Vapi, con el objetivo en la cercana y alcohólica Daman, antigua y playera ex-colonia portuguesa.

Nashik y sus ghats


 

Ghats de Nashik


 

En los ghats de Ganga, en Nashik


 

Baño 👙 ritual de limpieza espiritual


 

Comenzamos marzo en los ghats de Ganga, en Nashik


 

Ghats de Ganga, en Nashik


 

jueves, 29 de febrero de 2024

El templo de Trimbakesward

           Hay que decir, que nuestro hotel -donde ratos huele a incienso de ginseng y otros a chapati quemado-, es de los de 24 horas del sur, donde sales a la misma hora, que entras y por tanto -de haberlo sabido -, podríamos haber ingresado el día de la llegada, a las tres de la mañana. Está ha sido, la primera noche de ventilador en nuestros 42 días de viaje.

          El segundo día, en Nashik, comenzó con mucho calor y mi pareja devolviendo todo el picante, que ha ingerido en los últimos días. Y es, que de amarlo, ya casi no lo toleramos.

          Tomamos el bus 245, que nos lleva al templo de Trimbakesward, ubicado a unos 30 kilómetros de Nashik. Otra vez, nos encontramos con una ciudad populosa y dividida en mi cachos, separados por la nada y donde resulta imposible orientarse. Como yo las llamé en nuestro primer viaje largo  a África son las ciudades no ciudades. Pensamos, que podríamos resolver la l trámite de la ida  en poco más de una hora, pero fueron casi dos, en un vehículo ardiente, abarrotado y tortuoso.

          Este templo es uno de los doce sagrados de Shi a y el ambiente de sus extensos y comerciales alrededores, no nos gustó nada desde el principio: niños y adultos muy agresivos para tratar de poner el tikaen la frente -punto rojo-, además de ancianas con mal carácter, tratándose de vender, hierbajos indistinguibles para las ofrendas. Gente para aburrir y poca buena. Para colmo y al tratar de comer algo descubrimos, que por lo mismo, que nos llevamos a la boca ayer, en Nashik, pretendían cobrarnos entre un 50 y un 100% más.

          La traca final llegó al arribar a la puerta del santuario, donde un tipo muy maleducada nos espetó gritando, que a pagar, a pagar y a pagar, señalando un cartel, donde pone: donativo 200 rupias. El caso es, que de los indios no soltaba nadie nada. Es la primera vez en cinco viajes, que nos tratan de cobrar por un templo a ierti al culto. Teniendo en cuenta, además, que un donativo es voluntario y elige la cantidad quien lo da.

          Por supuesto, los mandamos a la mierda y a que se fueran a estafar a otros. ¡Será por templos, en el sur de India!.

          Rodeamos sel templo, viendo solo la parte de arriba, paseamos pors malolientes y degradados ghats, nos divertimos recorriendo el animado mercado y volvimos a Nashik, empapados en sudor y con la sensacion de no haber tenido una buena mañana.

Templo de Trimbakesward


 

Complejo comercial del templo de Trimbakeswar d