Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 25 de septiembre de 2022

viernes, 23 de septiembre de 2022

El encuentro con Martín, en Sarande

           La vida es extraordinariamente caprichosa. A veces para bien y otras, para mal. Nunca pensamos, que íbamos a conocer en persona, a Martín. La verdad es, que moviéndonos, como hacemos él y nosotros por el mundo, casi constantemente, era muy difícil, que pudiéramos llegar a coincidir en algún punto del planeta y menos en un lugar tan discreto a nivel de trotamundos, como es Albania. Habría sido algo más fácil en países más emblemáticos, como Brasil, Indonesia, Japón -nación, que tanto el admira-, en Egipto... Pero no. Ha sido en Sarande, el pasado 7 de septiembre.

          Martín nació en Argentina y pronto va a cumplir los 36 años. No recuerdo muy bien, la fecha exacta en la que entramos por primera vez en contacto con el, aunque es bastante posible, que se remonte a unos quince años atrás. Desde entonces, hemos mantenido una relación epistolar digital sobre viajes, que ha resultado bastante fluida, aunque también con algún periodo más o menos largo sin contactos.

          En aquella época, los tres frecuentabamos el convulso foro de Lonely Planet, hoy prácticamente, sin actividad. Nosotros acabábamos de montar una web de viajes el año anterior (el blog vino, en 2010- y Martin se empezó a interesar bastante por nuestros relatos de los viajes por el mundo. A los largo de este tiempo, él también nos ha aportado mucha información sobre algunos destinos, especialmente, sobre Japón, donde ha estado en dos ocasiones.

        Martín es un viajero impenitente, al que le gustan los periplos  de mediana y larga duración, aunque el recorre el mundo a una .velocidad algo más lenta, que la nuestra, porque cada trotamundos tenemos un ritmo distinto. En el pasado, intentó obtener la nacionalidad italiana a través de unos antepasados transalpinos, pero eran tan lejanos, que la cosa se puso demasiado burocrática y complicada.

          Parece, que ahora sí, va a tener más éxito con la española. Entre otros requisitos, debe contar con una pareja de residencia en nuestro país y pasar algunos periodos  fuera de la Unión Europea. Este es el motivo principal actual de su estancia en Albania.

          Martín nos escribió a mediados de agosto y nos comentó, que ha leído en nuestro blog que los primeros días de septiembre, íbamos a estar, en Albania y nos proponía una cita, en Sarande, donde pretendía despedir a una amiga, que iba a coger el ferry, a Corfu, para el día 7 de septiembre.

          No costó mucho cuadrar las agendas, porque la fecha casaba bastante bien con nuestros planes y no nos adelantaba o retrasaba nuestro periplo. Así, que ya por WhatsApp, fuimos concretando los detalles, durante los días anteriores.

          Y el encuentro llegó en un parque, al calor de unas amargas  -la birra albanesa no es de nuestras favoritas - y fresquisimas latas de cerveza de medio litro. Fueron dos horas, como en los encuentros de alto nivel. Allí supimos, entre otras muchas cosas, que Martín proviene de una familia del mundo de la judicatura -aunque él no ha heredado esos gustos-, que tiene una hermana viviendo en Barcelona, aunque de forma ilegal; que le encantan las criptomonedas y ha obtenido buenos beneficios con ellas o que anhela -como era de esperar -, grandes propósitos viajeros para el futuro.

          ¿Habrá un segundo encuentro en tiempos venideros? No lo sé, pero en cualquier caso, las probabilidades son bastante más altas, de que se produjera el primero.

Shkoder, Tirana, Berat, Sarande y Ksamil

           Nuestra visita al país se circunscribió a estos cinco lugares, no incluyendo en el recorrido, Gyrocaster, por los motivos, que se expondrán en un próximo post. Hace quince años, habíamos visitado los dos primeros lugares citados, junto, a Durres.

          Shkoder ha lavado mucho su cara, desde 2007,cuando era una ciudad polvorienta y deprimente. Solo estuvimos allí un par de horas, pero fueron suficientes para empaparnos de su zona peatonal, donde se ubican iglesias, mezquitas y algún otro edificio interesante. Estaba muy animada, al ser domingo por la mañana.

          La principal estación de autobuses de Tirana se encuentra a unos cinco kilómetros del centro, pero no es difícil hacer esa distancia andando, dado que la acera es buena. En esta ciudad nos costó mucho encontrar alojamiento y al final lo hallamos en un barrio algo deprimente, aunque pintoresco. Los.principales y escasos atractivos turísticos están, fundamentalmente, en torno a la enorme plaza central.

          Berat ha sido la auténtica joya del viaje. Resulta tan impresionante, como decadente, dado que parte de algunos barrios de la ciudad están en estado de semi ruina, incluido, a veces, hasta el asfaltado. En torno  a su modesto río y a un bonito puente antiguo, se sitúan los tres cascos históricos . Todos ellos van en cuesta y resultan muy atractivos. Son el Mangalem, el Gorica y el de la fortaleza, a la que se accede por empinadas cuestas. Cabe destacar también, la emblemática iglesia de la Trinidad, a la que se llega con mucho esfuerzo.

          Sarande es un lugar de paso, hacia tierras griegas, aunque tiene una aceptable playa pedregosa, un paseo marítimo bien cuidado y algunas callejuelas agradables, aunque algo descuidadas. También tiene bastantes cuestas.

          Al no poder ir a Gyrocaster, pasamos una mañana en Ksamil, como otros tantos albaneses y extranjeros, que se amontonan allí. Las bonitas playas son semi privadas, como en cualquier país del tercer mundo (hay una pública, si se camina más de media hora). No te cobran entrada, pero te ponen las tumbonas y las sombrillas ocupando todo el espacio disponible, por lo que si quieres ubicarte, debes alquilar una de cada (los precios pueden llegar a 20 euros). La mayoría están construidas sobre plataformas de madera, aunque algunas lo están encima de pequeñas superficies de arena/piedras.

          Ksamil es un sitio idóneo para darse un chapuzón y después, salir corriendo. Y es, que el lugar se divide a casi partes iguales, entre espacios para tumbonas y sombrillas, horribles e invasivos aparcamientos y chiringuitos de precios inasumibles. Si comparamos con Benidorm, este último resulta el paraíso.

jueves, 22 de septiembre de 2022

Cosas de Albania

           Cuando de manera muy fugaz visitamos el país, en Julio de 2007, nos pareció un absoluto desastre, dominado por escombros, calles sin asfaltar, descampados eternos y mucha basura ( sobre todo en las playas). Este último aspecto sigue vigente en muchos lugares de Albania, pero en el resto de las cosas, la mejoría es notable, aunque no equiparable a la media europea. Al menos, en lo estético, en lo que se ve a simple vista, se les puede dar un aprobado raspado.

          Porque en cuanto al carácter y forma de ser de los ciudadanos y a la organización de la vida cotidiana, las cosas siguen, casi igual. Los albaneses continúan tan indomables, como entonces y hacen del caos diario su forma de existencia. Esto se ve de forma muy evidente en el poco respeto, que le tienen a las normas de circulación y a los peatones.

          El transporte público resulta muy escaso, sobre todo, desde Tirana, hacia el sur. Por ejemplo, solo hay dos autobuses de Sarande, a la capital y parten a horas intempestivas (cinco y media de la madrugada y nueve de la noche). Es muy difícil, fuera de Tirana, encontrar los horarios completos en las estaciones y cuando preguntas, te pueden dar diversas versiones, lo que lleva a la confusión. Al menos, podemos asegurar, aunque estando siempre muy atentos a los acontecimientos, que el eje Skhoder - Tirana - Berat - Gyrocaster - Sarande, funciona con cierta regularidad. Las terminales pueden estar en el centro o a las afueras, no hay una norma general.

          Los vehículos suelen ser viejos y no es raro, que no dispongan de aire acondicionado, lo que hace insufribles los viajes en verano. El precio de los billetes resulta razonable, aunque no disminuye proporcionalmente, a medida, que aumentan las distancias, como ocurre en casi todas partes.

          Mejores noticias podemos dar en el apartado de los alojamientos, que resultaron estar mejor que los de Montenegro y salieron bastante más baratos. No es difícil encontrarlos por unos 2000 leks diarios - unos 17 euros - y en los tres que estuvimos, todos tuvieron el baño dentro de la habitación. Eso sí: las alcobas económicas no abundan y a veces, cuesta dar con ellas, aunque no tanto, como en su vecino del norte.

          El número de restaurantes en los lugares turísticos es menor, que en Montenegro, donde salen a casi uno por cada guiri, aunque resultan más económicos. La comida en ambos países es muy similar, pero los precios aquí son más ajustados para el bolsillo.

          Existen muchos menos supermercados, que en Montenegro, especialmente, en el centro de Tirana. Muchos productos son caros, principalmente, la cerveza, el vino y las bebidas alcohólicas, aunque si se selecciona y no se opta por una cesta de la compra caprichosa, se puede vivir por no demasiado dinero. El agua en el país no es potable, por lo que deberemos añadir este gasto a nuestro presupuesto. Como en Montenegro, las frutas saben mucho mejor, que en occidente.

          Por todo lo expuesto anteriormente,  se puede decir, que Albania es uno de los países  más baratos del viejo continente.

          Aunque las debió de haber en algún momento del pasado, no encontramos una sola oficina de turismo, a lo largo del país. Para colmo, la última edición de la Lonely Planet de Albania, confunde más, que ayuda.

          Todas las playas, que vimos, fueron pedregosas, salvo las de Ksamil, de aguas cristalinas azules y verdes, estando la mayoría montadas sobre plataformas de madera.

          ¿Es Albania un país del tercer mundo? Definitivamente, sí 

Bar y Ulcinj

           Con la visita a estas dos ciudades, de Montenegro, diametralmente diferentes, pusimos fin a nuestro periplo por el país balcánico.

          Bar es  una localidad afincada junto al mar Adriático, que cuenta con decenas de playas consecutivas, donde abundan las tumbonas y las sombrillas para alquilar, a precio de oro, para los ingresos medios de la ciudadanía de este país. Contemplar la bahía, caminando por el paseo marítimo resulta bastante gratificante.

          El resto de la ciudad es bulliciosa y algo caótica, aunque no muy sucia. Cuenta, como atractivos para el viajero, con un mercado, que ahora ha sido reconvertido en un centro comercial de negocios exteriores -fundamentalmente, de comida- y las dos catedrales: la católica de la Inmaculada Concepción y la ortodoxa de San Juan Vladimir. Esta segunda es bastante espectacular, tanto por fuera como por dentro.

          La estación de autobuses, de Bar, se halla alejada del centro y como anécdota decir, que junto a ella se encuentra el supermercado más barato de todo Montenegro, provisto de bastantes marcas blancas baratas (dos litros de cerveza por 1,29 euros).

          Ulcinj se encuentra en la frontera con Albania y en la mayoría de los casos tiene más rasgos de este país, que la propia Albania. Ulcinj es una especie de mezcla entre su vecino del sur y la Benidorm de los años 70.

          La gente peregrina por sus cuestas con sus sombrillas y antiguas y envejecidas neveras abarrotadas de viandas, camino de la playa más céntrica de la ciudad (existe otra, a unos cinco kilómetros, mucho mejor, en la que nosotros estuvimos hace quince años).

          Y mientras tanto, la ciudad se sume en un caos incontrolado, en el que como ocurre en todo el tercer mundo, las aceras son una excusa para colocar encima de ellas, todo lo que no sean peatones: bicicletas, motos, coches, enormes carteles de publicidad o de información, puestos de todo tipo, motores de vehículos, perchas con ropajes... El Montenegro, que habíamos conocido hasta ahora, es muy diferente a esto.¡Pero como sabéis, a nosotros nos va la marcha, por lo que este lugar nos encanta!

          En el lado monumental, Ulcinj tiene un barrio - fortaleza espléndido, donde pasear por sus calles se convierte en algo muy satisfactorio, que se transforma en sublime, durante la puesta de sol. Se ubica en el lado derecho de la bonita bahía, mientras el izquierdo está tomado por unos bellos acantilados.

          Ulcinj dispone de casi infinitas posibilidades de alojamiento, en relación con el resto del país y los buses, que conectan con Albania, a diferencia de 2007, son relativamente frecuentes (y caros).

miércoles, 21 de septiembre de 2022

El Rastro (lII)


Kotor, Budva y Sveti Stefan

   Tres días fueron suficientes para recorrer cinco ciudades de Montenegro, después de que, como en  2007, solo pasáramos un par de horas en Pogdorica, en las que nos dió tiempo a familiarizarnos con un vibrante mercado matutino, mientras pinteaba. En este post, os hablamos de tres de ellas . Finalmente por falta de tiempo y por la lentitud de los transportes, no acometimos la prevista visita a Cetinje.

          En Kotor, ya estuvimos hace quince años y salvo la multiplicación disparatada de los precios, no ha cambiado nada. Pero, las circunstancias de la visita han sido distintas. En aquella ocasión, eran fiestas y no encontramos alojamiento. Dormimos en la playa y la visitamos en soledad, durante más de dos horas, desde las cinco de la mañana . ¡Una maravilla!. Esta vez y siendo el mediodía, la ciudad estaba siendo devorada por las hordas procedentes de los cruceros, que se acercan desde países limítrofes y la cosa, se tiñó de tintes desagradables en nuestra estancia. Se trata de un turismo auténticamente patógeno, porque contamina las bahías de los centros turísticos y apenas dejan dinero en ellos, porque comen y duermen en el barco.

          Kotor es una ciudad medieval impresionante, rodeada de murallas y con atractivos visuales a casa cada paso. Además, de haya ubicada en un marco natural inigualable, por lo que conviene también relajarse en sus bellas localidades, casi colindantes y en su extraordinaria bahía, bien por tierra o por el mar.

          Budva, se encuentra a unos 30 kilómetros al sur de la anterior. Su estación de autobuses se halla en el núcleo urbano, aunque algo lejos del centro. Junto a ella, existen algunos alojamientos de precio razonable y en uno de ellos, pasamos la noche.

          En cuanto al casco histórico, sin lugar a dudas, Budva, también amurallada,  no desmerece, a Kotor y caminar de forma pausada por sus callejuelas, animadas plazas y por el paseo marítimo -el de Kotor, se halla actualmente, en obras-, resulta toda una delicia y más de noche. También,  es un lugar turístico y como siempre, mucho más por la mañana, que por la tarde, aunque los viajeros aquí, son menos invasivos y fundamentalmente, de origen nacional.

          Budva tiene playas junto al centro. Una al lado de la muralla con vistas  espectaculares. Pero, como en el resto del país, todos los arenales, que vimos, son pedregosos y de color oscuro. No vimos, en Montenegro, una sola playa, que mereciera la pena, lo cual no significa, que no las haya.

          Sveti Stefan se encuentra siguiendo la línea de la costa, antes de llegar a Bar. Nosotros nos conformamos con contemplar la isla desde arriba, porque para entrar en ella es necesario estar alojado en el resort -800 euros la noche - o tener una reserva en el restaurante.

Las cosas de Montenegro

            Llegar a Pogdorica, desde el aeropuerto, si no se quiere gastar dinero en un taxi y dado, que no existe transporte público de conexión, requiere arriesgar tu integridad física, caminando por una peligrosa y muy concurrida carretera sin arcén, para acabar en una vieja y pequeña estación, donde tomar, casi de furtivo, un destartalado tren.

          El transporte público en el país balcánico funciona bastante bien en cuanto a la frecuencia, el tipo de vehículos -todos los que tomamos, con aire acondicionado - y las indicaciones de horarios y rutas en las estaciones, que no suelen estar  muy alejadas del centro. Desde luego, mucho mejor, que cuando estuvimos allí, en 2007. Pero, cuenta con dos problemas: la lentitud y el precio. La primera es debido, a la difícil orografía del país, dado que las carreteras no están especialmente mal. Se puede tardar una hora y cuarto en llevar a cabo, 30 kilómetros. Buenas comunicaciones a través de Ulcinj, con Albania.

          En cuanto al precio de los autobuses - el tren resulta mucho más barato, pero solo cubre la línea Pogdorica -Bar- son desorbitados y desde luego, más caros, que en España. Hemos llegado a pagar 4€ por 27 kilómetros y ocho , por sesenta. Además, se produce la curiosa circunstancia, de que los importes siempre son redondos, a la unidad o al medio euro. No hay decimales, por lo que lo que hoy cuesta tres euros, en la próxima subida, se te pone en 3,50 o lo que es lo mismo, un incremento de más del 15%.

          En cuanto a las tarifas de los alojamientos económicos resulta razonable. Hemos pagado unos 25 euros por noche por habitaciones con el baño compartido y con aire acondicionado (absolutamente imprescindible, en verano). Hay suficientes, aunque no abundan. El problema viene, en que ya casi no hay carteles en las fachadas o puertas anunciando sobes, rooms o zimers -salvo, en Ulcinj-, sino que aparecen detalladas en Booking. Pero luego, resulta muy difícil encontrarlas y más aún, ponerse en contacto con sus gestores, en un país, que está fuera del roaming de la Unión Europea. Por tanto, conviene no reservar, hasta que no se localicé la alcoba y asegurarse, de que su propietario anda por allí.

          En Montenegro se come bien, especialmente a base de pescado y marisco muy frescos y de cevapi, pero los precios se han triplicado en quince años y se igualan con los de España. Existen numerosos supermercados -Idea, Aroma y Voli...son los más importantes -, que están muy bien abastecidos, aunque al no haber casi marcas blancas, casi todo sale caro (incluso, el pan). El precio de la cerveza es elevado y el del vino y las bebidas espirituosas, prohibitivos.

          De todo lo anterior se puede deducir, que viajar a Montenegro no conlleva ningún chollo económico.

          Las oficinas de turismo son numerosas y tienen un horario tan amplio, que a veces, cierran a media noche, incluso los domingos. Pero, los planos son más decorativos, que útiles, por lo que moverse por las ciudades buscando cosas concretas conlleva una dificultad y más, cuando muchas calles no tienen placa con el nombre.

          El agua es potable, aunque a veces, no tenga el sabor más apetecible.

          ¿Es Montenegro un país del tercer mundo? Si lo comparamos con Albania o incluso, con Grecia, no. ,¿Esta preparado para ingresar en la UE?. No dispongo de los datos suficientes, pero mi opinión es, que no.


martes, 20 de septiembre de 2022

Un mal inicio

           Sí, como hemos visto, el viaje estuvo dominado por las contrariedades, las del primer día, estuvieron encadenadas.

          Es la una de la tarde del 31 de agosto y mi pareja, que en verano dispone de jornada reducida, acaba de salir de trabajar. Yo, mientras, preparo las últimas cosas, me doy cuenta, de que he escondido tanto en la casa el dinero del viaje, que ahora no lo encuentro. Los momentos de pánico se acentúan con el paso de los minutos y media casa queda revuelta y con discos, libros y otros objetos esparcidos por el suelo. Tras veinte minutos y al borde de la histeria, aparece.

          Por aquello de apurar sobras, he comido unas albóndigas de hace dos días, cuya salsa tenía un sabor algo dudoso.

          El bus sale tarde y acumula aún más retraso, a la entrada de Madrid, debido a que hay un par de carriles cortados por un aparatoso accidente, de ninguna consecuencia humana, pero con lo dos vehículos destrozados. Menos mal, que contamos con cuatro horas de margen para tomar el vuelo, a Barcelona.

          Ya en el aeropuerto de Barajas, las puñeteras albóndigas empiezan a generar consecuencias y tengo, que ir al baño, durante tres horas, más de diez veces 

          Mal día para atravesar los controles de seguridad en la terminal 4, porque nos ha caído en suerte la tía más desocupada, estúpida y tocahuevos del aeropuerto capitalino. Nos toca abrir y revolver hasta la extenuación los tres bultos, que llevamos y a mi pareja, además, control de explosivos, para no perder la tradición.

          A cada rato, nos van retrasando el horario de partida del avión de Vueling y nos empezamos a temer una cancelación, que echaría a perder el viaje al completo, dado, que no tenemos margen para llegar, a Barcelona y tomar mañana por la tarde el vuelo, a Pogdorica. Finalmente, partimos con más de dos horas de retraso.