Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Procesionarias, pinares, riberas y firme pedregoso



           Ya habíamos visitado varias veces antes Tordesillas, interesante población, a 30 kilómetros de Valladolid, porque los conciertos de la concentración de Motauros todos los años, a principios de enero, son un buen reclamo para pasarse por este lugar. Pero, en esta ocasión, lo que tocaba, era adentrarse por los alrededores, durante un fin de semana.

          Esta localidad, ubicada a las orillas del Duero y de unos 10000 habitantes, rebosa historia por todos sus poros. Lejano queda ya, el famoso tratado de Tordesillas, de 1494, en el que España y Portugal se repartieron el Nuevo Mundo, a través de una línea divisoria. Las denominadas Casas del Tratado albergan hoy un pequeño museo de mapas y de miniaturas de diferentes monumentos de la zona. Plato estrella es el Monasterio de Santa Clara, al que acompañan cuatro o cinco iglesias de bella factura, en un casco histórico recogido, pero muy bello y animado 

        Evidentemente, habiendo cerca un río, en este caso tan notable, siempre hay  numerosos senderos cercanos, por donde caminar, contando con la ventaja, de que la información, que se ofrece en la eficiente oficina de turismo es muy completa 

          Para el sábado y dado, que por motivos logísticos,no podíamos empezar hasta el mediodía, elegimos  la Senda del Bajo Duero, de algo más de 17 kilómetros, aunque solo llevamos a cabo algo más de la mitad. Para el domingo y con más tiempo disponible, dejamos la ruta del Alto aduero, de unos 32 kilómetros de longitud. Las protagonistas principales de ambas jornadas fueron las miles de procesionarias, que alineadas o amontonadas, pueblan el suelo en esta época. Son peligrosas para perros y gatos, que husnean.

        Para iniciar la primera, debemos cruzar el puente medieval y  tirar hacia la derecha, hacia Salamanca, por una pista de tierra, que transcurre paralela a la carretera, durante mucho tiempo. Debemos dejar atrás la playa, un hotel un hostal y un camping. Después, se discurre entre pinares o por zonas más abiertas, encontrando algunos edificios aislados o de fábricas - la mayoría abandonamos, hasta llegar a los corrales del Zapardiel, donde se guardan los toros de las fiestas ( huele fatal). Después, se atraviesa por un puente muy deteriorado, el río del mismo nombre, aunque en la actualidad, no dispone de agua.        

La segunda senda es la estrella de la zona. Arranca desde la ermita de las Angustias. Se coge desde aquí una carretera, que no tardando mucho, se transforma en pedregoso camino. Se dejan al lado o se atraviesan varios pinares o largos sembrados. En los primeros kilómetros se cuenta, como referencia, teniéndolo al lado o cruzando lo, con el canal de Tordesillas ahora mismo seco. Tras 10000 metros se llega al bonito pueblo de San Miguel del Pino, con su bellísima iglesia, un arco, una aceña, un puente derruido y bonito paseo fluvial. Hasta aq, apenas se caminaal lado del agua.   

        Cinco kilómetros más allá y ahora sí, caminando por la Ribera, se encuentra la irrelevante localidad de Villamarciel. Aquí debemos tener cuidado debo despistar nos, porque el sendero da algunas vueltas para esquivar parcelas, hasta volver al cauce del río. Continuando por la orilla, acometimos las desembocaduras del Adaja y del Pisuerga y unos diez kilómetros más allá, abordamos la bonita Simancas. La ruta continúa entre pinares y más lejos del agua, hasta Puente Duero, unos siete kilómetros más allá. Desde este lugar, existe autobús urbano al centro de Valladolid.

          Por ambos caminos circula muy poca gente, andando o en bicicleta. Resulta una ventaja por la tranquilidad, aunque un inconveniente, cuando se hace necesario preguntar. Los molestos lavajos no son infrecuentes y eso, que hace varios días que no llueve. Por ello, no recomiendo llevar a cabo estas rutas con malas condiciones climáticas.

          Otras rutas de la zona, que haremos en el futuro, son: 

        - Camino de Santiago del sureste 

          - Cañada Real del Foncasin 

          - Cañada Real de Rueda 

          - Cuesta de Carracastro.

jueves, 10 de marzo de 2022

Propósitos viajeros para 2.022



         Resulta un post bastante clásico, desde ya hace bastantes años y en este blog, el tratar de enumerar los proyectos viajeros para el ejercicio en curso. Transcurrido el mismo, el grado de cumplimiento suele ser alto, aunque no siempre.

          2021 resultó ser un periodo muy favorable, en el que gracias a las vacaciones, 10 días de asuntos propios y lo bien, que cayeron la mayoría de los festivos, conseguimos completar catorce viajes, con un total de ochenta y ocho días (parecido a 2020, pero en aquella ocasión, trabajando solo una cuarta parte del año). En 2022, me temo, van a ser algunas jornadas menos, pretendiendo rondar las ochenta.

        Ya en enero y como se ha narrado en otro post, aprovechamos una fiesta local para marcharnos cinco días a Asturias, visitando la campa y el cabo de Torres, la Vía Verde de la Camocha -con su antigua mina-, Luanco y la ruta costera al Cabo de Peñas y la magnífica Universidad Laboral de Gijón.

          A lo largo de este curso y para  aprovechar fines de semana sueltos, tenemos previsto realizar diversos periplos por nuestra provincia, que tan abandonada tenemos y que incluirían, Arrabal de Portillo y su comarca, Iscar y el Mar de Pinares, Urueña y el monasterio de la Santa Espina y Olmedo.

        Probablemente, el domingo 27 de marzo y en excursión de un día, haremos el Camino del Hierro, en la provincia de Salamanca, en el parque natural de los Arribes del Duero, que incluye un bonito recorrido de 17 kilómetros de longitud, con diez puentes y 17 túneles.

          En Semana Santa nos iremos de camping, a Cantabria, dado que el precio de los hoteles este año está por las nubes, especialmente, en el norte de España. Todavía no hemos diseñado el armazón de este viaje.

        Para el puente de mayo, pretendemos una escapada a alguna región europea, a elegir -dependiendo el precio de los vuelos-, entre Bélgica y Holanda, Francia o Italia.

          La joya de la corona serán las cinco semanas de vacaciones a disfrutar, entre el 10 de octubre y el 13 de noviembre. Dependerá de la situación de la pandemia -somos optimistas- y de los requisitos de entrada de los diversos países, pero barajamos los siguientes destinos.

          1- Volver a Brasil, donde solo conocemos una pequeña parte.

          2- Estados del noroeste de India, que es la última parte de la nación, que nos queda.

          3- Azerbaiyán e Irán

          4- Lo que pudiéramos de Burkina Faso, Costa de Marfil, Togo y Benín.

          5- Cuba y Jamaica.

          6- República Dominicana y Haití.

          Ya solo quedaría poner destino a tres escapadas en verano, el puente de diciembre, Navidades y fin de año.

lunes, 7 de febrero de 2022

Cuatro días de enero en Asturias

                 Toodas las fotos son de Asturias

      Aprovechando un fin de semana, al que añadimos una festividad local y una jornada de asuntos propios, nos juntamos con cuatro días, que decidimos dedicar a Asturias, en lo que ha sido nuestro cuarto viaje a esta región, durante el último año y medio. Todas las variables se conjuraron para que el plan fuera atractivo: billetes del ALSA, al 40% de descuento; un hotel bastante correcto, en Gijón, al precio de 25 euros la doble/noche y unas previsiones climáticas impecables (desde el principio al fin, acompañados por un resplandeciente sol).

        -Era sábado, 22 de enero. Después de cuatro horas y media de autobús, llegamos a nuestro destino sobre la una de la tarde, con diez minutos de antelación (y eso sí que es raro, porque ALSA siempre va con retraso). El resto del día, lo dedicamos a acercarnos andando, por un largo y entretenido camino ascendente, que nos dejó en la verdisima campa de Torres, donde se ubican varias ruinas de la época de los astures, entre las que destacan un par de primitivas cabañas. Entre la enorme y muy molesta ventolera, observamos también desde lo alto, las impresionantes playas, que se encuentran rumbo a Cudillero y el espectacular cabo Torres y su Faro.

          -            El día siguiente lo dedicamos, casi por completo, a llevar a cabo la Vía Verde de la Camocha. Por ella y en tiempos ya algos ya lejanos, transitó un ferrocarril, que hacia la ruta hasta la mina del mismo nombre, para transportar ulla hasta el puerto. Desde el centro de Gijón hay, que andar unos cinco kilómetros, hasta el inicio del recorrido.

          Después y estando el sendero bien señalizado, se deben acometer otros ocho de dificultad baja. Se cruzan o se dejan al lado varios ríos, como el Pilón, Bustio y Llantones, aunque de muy poco caudal, al menos, en esta época del año. Finalmente y ya fuera del trazado, en el pueblo de Huerces, se encuentran los vestigios en forma de ruinas de la antigua explotación minera. El único inconveniente fue, cruzarnos con despiadados ciclistas domingueros.

        -   Para el lunes, dejamos una bonita y algo esforzada excursión. Ya conocíamos Luanco, pero teníamos pendiente realizar la senda, que conduce hasta el cabo de Peñas. Se trata de ocho accidentados kilómetros, que transcurren por superficies variadas, como asfalto, tierra, terreno pedregoso o verde, escaleras... No la hicimos entera, porque parando en muchos de los puntos de interés, se puede tardar más de cuatro horas en cada dirección. Nosotros llegamos hasta la playa de Bañugues, dejando atrás la de Moniello y la punta de la Vaca, entre otros lugares atractivos. Los más ambiciosos pueden completar el plan, arribando al faro de San Juan de las Nieves, ya cerca de Avilés.

        -Y el último día, lo dedicamos, a acercarnos a la muy bonita universidad Laboral, de Gijón, con impresionantes patio e iglesia. Está, caminando, a unos siete kilómetros del centro, aunque hay aceras en todo momento. Acogió a los huérfanos de mineros fallecidos.

          Como nos sobraba tiempo, llevamos a cabo parte de la senda del río Piles, que ya habíamos hecho al completo, durante el verano del pasado año.

        Estos cuatro viajes de diciembre y enero han estado marcados por la misma dinámica, con el fin de huir de las inclemencias del tiempo: salir tarde por la mañana -no antes de las diez y media, salvo excepciones- y recogernos sobre las seis y media, aprovechando a tope las horas centrales del día y a veces, comiendo, mientras caminabamos. No ha sido para nada, infrecuente, superar los cincuenta mil pasos diarios.

sábado, 5 de febrero de 2022

Fin de año en Medina de Rioseco


         Como habíamos estado en Cantabria, durante el puente de Navidades, decidimos buscar un destino más cercano, para el fin  de año. A unos cuarenta kilómetros de nuestra ciudad de residencia, se encuentra Medina de Rioseco. Íbamos a dedicarle tres jornadas, pero como los hoteles son caros allí, comprimimos todos nuestros itinerarios, en dos: Nochevieja y Año Nuevo. El tiempo fue soleado y agradable por el día.

        La mañana de la jornada de fin de año, la dedicamos a realizar la agradable ruta de paisaje castellano y campero, que conduce a lo largo de cuatro kilómetros, a la ermita de Castilviejo. Y aún, llegamos un par de miles de  metros más allá. Por la tarde, visitamos de forma minuciosa el centro de la villa, disfrutando del casco histórico, con calles de casas de arquitectura terracampina y sus bonitas y contundentes iglesias.

        También, dividimos en dos, la primera jornada de 2022. Por la mañana y partiendo de la dársena del canal de Castilla, caminamos más de dos horas, hasta la exclusa sexta del mismo. El desgarrador paisaje invernal nos cautivó hasta provocar emociones insospechadas. Apenas nos cruzamos con nadie, ni a la ida, ni a la vuelta. Resulta más cómodo transitar por la margen derecha del apacible cauce.


          Después de regresar, almorzar y de comprobar, lo animados, que estaban los bares a mediodía, recorrimos unos cuatro kilómetros de importantes subidas y terreno irregular, hasta una almazara, que se puede visitar por dentro, aunque no este día.

          Antes de anochecer y regresar a casa, paseamos por el cauce del río Sequillo y dimos las últimas vueltas por el pueblo.

Navidades en Cabezón de la Sal y alrededores


           Repetimos, parte de nuestro viaje del puente de diciembre, durante cuatro intensas y animadas jornadas, en las que hizo tan buen tiempo, que a ratos nos pudimos quedar en manga corta.

        Llegamos a Torrelavega, el 23 de diciembre y tras almorzar, tomamos el FEVE, hacia Cabezón de la Sal. Eran las cuatro de la tarde y apenas, nos quedaban dos horas de luz, para llevar a cabo la visita al impresionante bosque de las secuoyas. Es posible recorrer andando, los cuatro kilómetros, que lo separan de la ciudad cántabra, aunque la carretera es complicada, porque cuenta con bastante tráfico y el arcén cuándo lo hay- es escaso. Regresamos casi de noche, en lo que fue la sensación de este viaje navideño.

        En Nochebuena, nos trasladamos en FEVE a la localidad, de Casar de Periedo (cuatro paradas). Visitamos el agradable lugar y comenzamos un sinuoso circuito, rompepiernas -muchas subidas y bajadas consecutivas-, que nos condujo primero, a la modesta ermita de las Nieves y posteriormente, a los pueblos, de Duña y Bustablado, transitando por muy agradables paisajes verdes norteños. 

       El día de Navidad por la mañana, visitamos varias iglesias, que se encuentran entre Cabezón y el pueblo de Ontoria. Después de comer, volvimos a hacer, esta vez completa, la senda de la Fontanuca, que habíamos realizado de forma parcial, durante el puente de la Constitución.

        Y el último día, paseamos sin rumbo y casi sin objetivos por los cercanos campos de Cabezón de la Sal. Tuvimos un serio contratiempo para regresar, a Torrelavega. Suspendieron varias horas el FEVE, por lo que y para ahorrar gastos, tomamos un taxi compartido, junto a otros dos pasajeros. La excusa oficial fue la falta puntual de maquinistas, pero varios vecinos nos comentaron, que este es su pan de cada día.

jueves, 3 de febrero de 2022

Puente de la Constitución, en Cantabria


       Por motivos laborales, que no vienen al caso, los cinco días del pasado puente de diciembre, se nos quedaron en cuatro, que dividimos entre mar y campo. La climatología resultó muy desfavorable, estando acompañados, a ratos, por el devastador aire, por la intensa lluvia o por los dos a la vez.

        El 3 de diciembre, tomamos un autobús interurbano a Torrelavega y tras almorzar allí, otro, a Suances, localidad a la que llegamos, en unos veinticinco minutos. El vehículo nos dejó al lado de la playa de la Concha. Dedicamos la tarde, primero, a recorrerla y a pasear para el lado derecho del paseo marítimo, llegando hasta la de la Ribera y el parque del mismo nombre. Después, nos fuimos caminando, hasta el Faro y la playa de los Locos, anegada por completo y con un tremendo oleaje, a estas horas. Unas más tarde y con una gran expectación por parte de niños y mayores, inauguraron la colorida iluminación navideña.

        Pernoctamos, esa noche y la siguiente, en un muy adecuado y agradable hotel, aunque algo caro. Ya habíamos estado en Suances de paso unas pocas horas, a principios de 2017, pero no fueron suficientes para quedar saciados y por eso volvimos.

          La mañana del sábado 4, la empleamos en llegar hasta la alejada y espectacular playa y  ermita de Santa Justa, ya muy cercana a la famosa localidad de Santillana del Mar, donde se encuentran las cuevas de Altamira. De camino, visitamos la de Tablia, la de Ballota y la de Tagle. Por la tarde, volvimos a la de los Locos y paseamos por su entorno hasta un cabo, antes de que la lluvia y el viento nos mandarán a hacer las últimas compras y de forma definitiva, a la habitación.

        El domingo, cambiamos de hotel -a peor- y de localidad. Volvimos, a Torrelavega y tomamos el FEVE, a Cabezón de la Sal. Fue la peor jornada, desde el punto de vista metereológico. Pero, como lo malo, trae lo bueno, disfrutamos de un fantástico día, siguiendo la encantadora senda fluvial del Minchon, que parte desde el pueblo de Correjo. Va, durante varios kilómetros, acompañando al serpenteante curso del río Saja, que en esos momentos estaba, casi desbordado por las duraderas y aterradoras lluvias.

        El 6 de diciembre, acometimos más de la mitad del esforzado sendero de la Fontanuca, que parte de la propia ciudad. El paisaje de montaña, de casas de pueblo y de establos -algunos abandonados- resulta bastante gratificante. Solo nos cruzamos con un coche de la Guardia Civil y poco después con un angustiado paisano, que los había contactado, porque le habían robado un caballo, durante la noche anterior.

          Más tarde, volvimos a Correjo y paseamos por la cercana y rural, Santibañez. Y para finalizar, llegamos hasta la puerta del Poblado Cántabro, que actualmente, está cerrado, aunque se ve desde fuera.