Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 2 de marzo de 2024

De Nashik a Vapi

           Nos marchamos de Nashik con gran pereza, después de tres días, en los que estuvimos narcotizados, sin tener, que resolver un solo problema. Las previsiones para el futuro no son tan halagüeñas, en Gujarat, porque ya estuvimos allí en 2011 y sabemos, las dos dificultades fundamentales, que nos vamos a encontrar: alojamientos caros o donde no nos aceptan y problemas de comunicación por ausencia del inglés más básico (mucha gente no sabe ni los números).

          Tomamos el autobús local 207, hacia la estación Mumbai Naka, sita a 8 kilómetros. Gracias eternas le daremos a un pasajero, que sin pedírselo nos dijo donde bajarnos, porque esta parada, ni es final de línea, ni se ve desde el vehículo. La terminal es un cacharro de manual, donde no tropezarse y partirse una pierna, es un milagro.

          Tuvimos suerte y el desvencijado bus, a Vapi, salió inmediatamente. La carretera interestatal es la peor, que hemos recorrido, en India, durante mucho tiempo: baches eternos, muchos tramos sin asfaltar, curvas inverosímiles y cientos y cientos de camiones. A ratos insoportable, a ratos, cruel, a ratos, letal. Hay cinco situaciones, que se repiten, absolutamente, en todos los autobuses, de India. Pueden ser provocados por una sola o por varias personas, pero nunca fallan: el niño llorón, quien se pasa todo el viaje hablando por teléfono, el/la que abre y cierra la ventanilla, quien te castiga -constantemente- con la ramplona música de voces agudas, gritonas y femeninas y el que pone sus vídeos para todo el autobús, sin usar cascos.

          Vapi es una ciudad absolutamente lamentable, cacharrosa, maloliente, llena de basura, caótica...y eso, solo viéndola desde el autobús, aunque a 35 grados.

          Llegamos a una estación desastrosa y nadie nos entendió, para decirnos, si había desde allí o desde otra parte, un autobús, a Daman

 Negociamos con los del tuck tuck. Con la mayoría de los escasos conductores -de cierta edad-, era imposible comunicarse ni para el destino, ni para el precio. Los más avispados, nos pedían 500rupias, que es el triple, de lo que estábamos dispuestos a pagar y no se bajaban del burro. Creemos -no es seguro -, por lo que hemos visto, que no todos los autoricksaw están autorizados para entrar, en Daman. Paseo arriba, paseo abajo, entre el insoportable calor y el peligroso tránsito. A cada rato, íbamos asumiendo, que nuestro margen negociador era escaso.

          Y un tucktuckero, entonces, que nos había ofrecido sus servicios y viendo que no los íbamos a coger, nos explicó en un casi perfecto inglés, que desde aquí, no hay buses a nuestro destino, pero que desde la estación vieja -esta es la nueva, aunque lo parece la otra-, circulan cada diez minutos y a continuación, nos ofreció los servicios de un veterano compañero, que nos llevaría hasta allí, por solo 80 rupias.

          Estamos acostumbrados a esto y a más, pero el trayecto fue absolutamente delirante, con un atasco tremendo y el cacharro, buscando los recovecos, casi inexistentes, para evitarlos. Estuvimos a punto de darnos contra un árbol y atropellar a una ronda señora de vestido verde. Fue tan honrado nuestro driver, que no se excusó de no tener cambio, para devolvernos  las 20 rupias.

Panorámica de Daman


 

¡Y llegamos a Daman, paraíso de los bares y del alcohol 🍾 barato!


 

viernes, 1 de marzo de 2024

Los extraordinarios ghats de Ganga, en Nashik

           La mañana comenzó con una escena cotidiana india: un joven orinando en el recinto de la estación de autobuses, un conductor, que da el chivatazo y un policía, que aparece corriendo con una gruesa vara y le da dos buenos palos en las piernas y uno por encima del culo, sin que este se inmute. Nada, que ver,  cuando en 2014 y en Bhubaneswar, varios adultos ataron a un adolescente a un árbol y le propinaron una paliza de espanto, sin que nadie hiciera nada.

          Cogimos el autobús 208 -también sirve el 210- y en poco más de media hora, nos plantamos en los ghats de Ganga, de Nashik. Se accede a ellos por una calle ancha y descendente, que a veces, deben cortar al tráfico. Se trata de una especie de varios estanques, que por ambos lados están conectados con el río Godavari. Custodiandolos  alrededor numerosos templos y otros edificios decadentes de épocas y estilos variados.

          La mañana es muy calurosa y el ambiente resulta colosal, con centenares de bañistas de todas las edades y de ambos sexos, cumpliendo con sus liturgias religiosas en unas aguas llenas de basura y contaminación diversa. Además, cientos de vendedores de ofrendas y snacks, shadus de edad avanzada, pedigüeños -desde la infancia hasta la vejez -, buscavidas, gentes ociosas... y hasta un guiri, el primero en los últimos cuatro días. 

          Y todo, empapado en vida cotidiana, con grupos comiendo o durmiendo en el suelo, rezando o disfrutando de ceremonias con músicas que inspiran paz. Dedicamos un par de horas al lugar y quedamos fascinados.

          A nuestro modo de ver -esto puede resultar polémico -, los ghats de Haridwar o incluso, de Varanasi no superan ampliamente a este. Es verdad, que carece de la mística de la muerte de este último, pero a su favor cuenta, con que aquí nada está montado para el turista. No digo, que Nashik sea imprescindible en un primer viaje a India, pero si ser tenido en cuenta, por quién transite por Maharastra.

          Algunos nos decís que qué bonitos quedan los vídeos o los post y que suerte tenemos por estar aquí. Es verdad, pero es, que en ellos no contamos, por ejemplo, que hemos hecho la visita con 36 grados y que hemos caminado más de media hora por calles congestionadas y horribles, buscando una coca cola con la que saciar la sed aguda. O el día de Calcuta, cuando desesperados, nos tiramos más de dos horas buscando alojamiento. O cuando no podemos llevarnos algo decente a la boca, porque en Maharastra la oferta culinaria es escasa, repetitiva y poco carnívora.

          Mañana, si no hay contratiempos, partimos para Vapi, con el objetivo en la cercana y alcohólica Daman, antigua y playera ex-colonia portuguesa.

Nashik y sus ghats


 

Ghats de Nashik


 

En los ghats de Ganga, en Nashik


 

Baño 👙 ritual de limpieza espiritual


 

Comenzamos marzo en los ghats de Ganga, en Nashik


 

Ghats de Ganga, en Nashik