Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 20 de febrero de 2023

¡Carnaval, carnaval!

           La última y estúpida novedad en materia de colas en los Madriles también, que nos conste, en Barcelona -, se llama Samplia. Se trata de una aplicación, que promociona diferentes productos, de forma puntual y - casi siempre - gratuita, que pueden ser conseguidos en diversas máquinas, colocadas estratégicamente en distintos puntos de la ciudad -fundamentalmente, en centros comerciales - y que comprende una oferta tan variada, como muestras de perfumes, dulces variados o comida para gatos. ¡Hasta nosotros nos hemos enganchado, a la que hay en Príncipe Pío y eso, que ni siquiera tenemos felino, a quien alimentar!

          Resumiendo y yendo al grano: los Carnavales en Madrid, han sido un auténtico fiasco, al menos, el sábado ¡Qué cargue con la culpa, quién la tenga, aunque imaginamos, que bastante tendrá que ver, la incompetencia del actual y engreído ayuntamiento!

          A parte de varios  y poco conocidos  DJ'S, tocaban Jimena Amarillo -en acústico, para más frustración - y Varry Brava. Vamos, que tampico venía Rosalía, los Rolling Stones o el Miguel Ríos de su gira de 1982. Y todo resultó un verdadero y colosal desastre, porque el 90% de los presentes que quisimos entrar al recinto, no pudimos hacerlo. La interminable cola -al menos, de un par de kilómetros -, se perdía y no avanzaba, por el parque cercano al Matadero y el Paseo de la Chopera.

         No se entiende, por qué, como en los peores tiempos de la pandemia, para entrar a un reducidisimo y enrevesado espacio, habían dejado un único y estresante acceso, que ponía en tela de juicio incluso, la seguridad de este lugar. Menos mal, que el tiempo acompañó, a jóvenes, veteranos y nutridas familias,que no llegamos a perder la paciencia y que disfrutamos de los esperados acordes, en modo "solo escucha", sentados detrás de un feo muro, picando algo y llevando a cabo un activo y exitoso botellón, mayormente de cerveza, hasta desbordar las papeleras.

          No se entiende tampoco, -aunque ya nos ocurrió en más celebraciones del Año Nuevo Chino, de hace un mes-, que los conciertos los pongan de cuatro a seis de la tarde, cuando, por lo menos por el momento, si Almeida y los suyos no lo impiden, para estos menesteres, siguen existiendo las noches. Aunque cierto es y por ser justos, que a esas horas, hace mejor tiempo, en febrero y se propicia el ambiente familiar y menos golfo o subidito de tono.

        El domingo, con sol, diecinueve grados y llegando pronto, conseguimos remontar y entrar en el recinto carnavalero, para disfrutar del casposo y tradicional -la media de edad, rondaba los setenta años -, manteo del Pelele, a ritmo de cansinos y anticuados ritmos regionales de diferentes pueblos de . la Comunidad

          Completamos la mañana, mucho más contentos, visitando el Palacio de Cristal de Arganzuela, que engloba un espléndido jardín  botánico de voluptuosas plantas, repartidas en dos espacios tropicales,uno subtropical y otro del desierto.

          Por la tarde y después de hacer el recorrido de degustaciones por las seis tiendas de turrones del centro, nos deleitamos con los fanáticos frescos, que Goya pintó, hace casi ya dos siglos y medio, en la ermita de San Antonio de la Florida, no muy lejos, del famoso y concurrido restaurante, Casa Mingo, donde hace casi tres décadas, nos invitó a comer, mi suegra, ya fallecida.

          Cada fin de semana, Madrid nos sigue ofreciendo cosas maravillosas, aunque entre ellas, desde luego, no esté su Carnaval.




Palacio de Cristal de la Arganzuela, en Madrid


 

Manteo del Pelele


 

martes, 14 de febrero de 2023

Museo, mercado y manifestación

           En poco más de un mes, llevamos once viajes entre Valladolid y Madrid, en ambos sentidos, por lo que ya solo nos faltan cinco, a llevar a cabo hasta el 30 de abril, para recuperar los 20 euros de la fianza de media distancia. En cercanías, y a esta fecha, son 19 periplos por las líneas de la comunidad, por lo que el bono ya está amortizado.

          Para el pasado fin de semana, cuatro eran los objetivos principales, que nos habíamos marcado en la capital: visitar el Museo Arqueológico; ir de fiesta por Malasaña durante la noche del sábado; pasear por el Mercado de Motores, en Delicias y acudir a la manifestación en favor de la sanidad pública. Cumplimos tres, porque debido al cansancio, aplazamos la salida nocturna para otro finde.

          Intentamos entrar al Museo del Prado, pero la cola era aún mayor, que en semanas anteriores, por lo que nos fuimos al cercano Arqueológico, que también es gratuito, durante unas pocas horas, los sábados por la tarde. Había bastante gente dentro, pero no debimos esperar en la entrada. Durante más de una hora, recorrimos la planta de abajo y parte de la primera, quedándonos pendiente el resto de la galería. Disfrutamos mucho, contemplando restos en diferente estado de conservación del paleolítico, del neolítico, de los neardentales y de otras épocas históricas. Volveremos, a no tardar mucho.

          El Mercado de Motores se celebra todos los sábados y domingos, entre las once de la mañana y las nueve de la tarde, junto al Museo del Ferrocarril, de Delicias, por lo que matas dos pájaros de un tiro. Consultando en internet, aseguran, que es necesario reservar entrada gratuita y así lo hicimos. Pero, al acudir, nadie nos pidió nada. Conviene ir pronto, porque desde poco después del mediodía se pone imposible de gente.

          Consta de tres partes diferenciadas, aunque colindantes, entre sí. Debajo de la marquesina se encuentra la exposición de trenes, pertenecientes a los siglos XIX y XX -es chulísima y algunos vagones o máquinas se puede visitar por dentro - y diversos puestos de comida -con algunas degustaciones gratis -, ropa o complementos de buen nivel de calidad y precios atractivos. A la entrada de esta zona, hay otro mercadillo, autodenominado vintage, aunque yo más bien, lo llamaría, cutrage, por la cantidad de porquería, que se comercializa, con cierto éxito. Y, al final de la cubierta, se encuentran los carísimos camiones de comida de batalla. A modo de ejemplo, unos huevos rotos con un par de acompañamientos, a ocho euros (la excusa es, que los ponen gallinas felices).

          La manifestación arrancó a las doce de la mañana del domingo, en cuatro columnas diferentes, desde Nuevos Ministerios, plaza de España, hospital de la Princesa y plaza de Legazpi. Por la cercanía de esta última, a Delicias, nos incorporamos a ella, después de abandonar el Mercado de Motores. Toda la gente que había acudido -varios miles- no era menor de cincuenta años. Participación masiva, a ritmo festivo -a golpe de batucada- y reivindicativo, con proclamas constantes en defensa de la sanidad pública y contra el gobierno autonómico de Díaz Ayuso. Terminó en la plaza de Cibeles, pasadas las dos de la tarde.

          Aún nos quedó tiempo, para pasear por un muy concurrido y estresante Rastro y por Madrid Río, en la zona colindante, con Príncipe Pío.

          Y el fin de semana, que viene, ¡A disfrutar de los Carnavales capitalinos!