Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Último viaje del año: Riviera turca

 


         El próximo domingo 8,  comenzamos el último viaje de este año fuera de nuestras fronteras, que nos llevará hasta los albores de Navidad, a la costa turquesa de Turquia. En este caso, los pocos más de 250 kilómetros, que separa Dalaman, de Antalya.

          Volamos a Londres Stanted, con Ryanair (20€). Allí, permanecemos unas veintidós horas, aunque no bajaremos a la ciudad, debido a los imposibles precios del trasporte. Aunque sí saldremos de la zona de tránsito, dado que hasta el 2 de abril de 2025 no es obligatoria la ETA-visado encubierto -, que saldrá por unas 12 libras.

          Desde Stanted y el lunes, pondremos rumbo, a Dalaman, también con Ryanair (22€). La vuelta es algo más complicada, aunque con la misma compañía: Dalaman -Londres y desde allí, a Castellón, la única opción asequible para volver a España en esas fechas (22 y 16€, respectivamente).

          Existe un vuelo entre Antalya y Londres, con Wizzair, que es bastante económico, pero llega a Gatwik. El cambio de aeropuerto para regresar, saldría casi tan caro, como todos los vuelos juntos.

          Desde el aeropuerto de Dalaman, iremos hasta Fethiye, donde abordaremos un bus nocturno de Flixbus, a Antalya, para ahorrarnos el hotel.

          Después, toca ir volviendo con un itinerario parecido al siguiente: isla de Kekova, Ucagiz, Kas, Kalkan, Valle de las Mariposas y Faralya, Ulodeniz y retorno a Fethiye.

          Ouigo y por 9€, nos transportaría de regreso a casa con un tren directo entre Valencia y Valladolid.

Navidades anteriores, en Bali, Puglia, Madrid...


 


Los camellos de El Corte inglés, en Preciados (Madrid)


 

Puerta del Sol de Madrid, en Navidad 🎄


 

Plaza de Canalejas en Madrid, por Navidad 🎇🎄


 

domingo, 1 de diciembre de 2024

Polos de naranjafresa y samosas de fideos

           En Tiznit, volvimos al alojamiento de 2010, algo básico -sin ducha -, pero sensiblemente más barato, que el de mayo. La ola de calor nos siguió acompañando.

          Valoramos, porque teníamos tiempo de sobra, pasar unas horas en Massa, a mitad de camino de Inezgane, pero no lo hicimos por vagancia logística. En Inezgane, regresamos al mismo hotel, donde ya nos habíamos alojado cuatro veces este año, en tres viajes distintos. Ya no trabaja allí el chico de siempre, tan amable -nos invitó incluso a su casa en Talouine-,como extraordinariamente pesado 

          Después de tres días, nos volvimos a encontrar con la cerveza en el Atadacao. El acceso a esta tienda, más bien se parece al de una cárcel de alta seguridad. Solo le falta el portalón tétrico y sonoramente contundente, que se cierra tras de ti. Para acceder al alcohol hay que caminar entre planchas metálicas de altura y pasillos canalizados con cintas e hierros 

          En Inezgane, hay un tenderete, que vende polos a un dirham y cuyo dependiente es muy simpático. Tanto que cada vez, qué vamos, nos agasaja con grandes abrazos y midiendo casi dos metros, la cosa resulta aparatosa. Lo curioso es, que cuando te paras al lado a chupar esos hielos de fresa naranja, se van postulando niños y mayores, a qué les invites a uno. A veces y durante el mismo polo, superan la decena y nos han llegado a entrar hasta ancianos .

          Los tacos mexicanos y las samosas se han abierto un hueco importante en los restaurantes y tenderetes del Marruecos turístico, aunque con precios desproporcionados. De estas últimas, las encontramos de carne, de marisco o de vegetales. Algo más baratitas, las encontramos en el zoco cubierto de Inezgane, que sorprendentemente, están rellenas de fideos cocidos  con restos de cebolla frita.

          Y es, que son tantas las veces, que hemos ido a Marruecos, que nos olvidamos, que es un país muy pobre, donde no es infrecuente ver a la gente comiendo solo masas fritas de harina o a los niños con un pan redondo y un solo quesito.

          Cuando miréis a la cara a un inmigrante marroquí, pensad lo siguiente y entenderéis, por qué se fue de su país. El salario medio mensual es de 500 euros, 3,5 veces menos, que en España. Los precios en los supermercados - no lo básico, en las calles-, doblan los nuestros. Y de largo, las familias duplican la tasa de hijos. Sí multiplicamos 3,5x2x2 significaría, que al menos, un marroquí lo ha tenido 14 veces más difícil, que cualquiera de nosotros para salir adelante en esta vida.

          A los que odian a los inmigrantes, más les valdría viajar un poquito más y ver los mercadillos de la tarde-noche, donde personas de todas las edades venden casi a oscuras cosas inservibles. No sé, que legitimidad tenemos los demás, en impedir, que prosperen, dejando atrás sus arraigos más queridos.

          Se acabaron los viajes a Marruecos por largo tiempo. Ya no podemos exprimir más el limón. El próximo domingo nos vamos a Londres -no nos hace mucha gracia el Reino Unido - y al dia siguiente, a Dalaman, en el sur de Turquía. Nos esperan diez días por la costa turquesa de este país, hasta Antalya.

          

miércoles, 27 de noviembre de 2024

¡Y los planes salieron mal!

           En el segundo hotel de Tafraoute dejamos de oír los molestos coches de la carretera, para ser machacados desde la madrugada por los gallos cercanos.

          A las 9, ya estábamos junto a la parada de taxis compartidos, para recibir la primera y mala noticia del día: había habido un malentendido y no existen vehículos con plazas sueltas. Sí pretendemos llegar a Taroudant de forma directa, debemos pagar el coche entero y eso supone unos 36€ para 150 kilómetros. La única propuesta con otros pasajeros es Tiznit, el tramo contrario de nuestra venida. ¡Gran contratiempo, pero no nos queda otra!

          Abandonamos Tafraoute con mala cara, mientras contemplamos los numerosos campings, que la rodean. Es extraño, que aún costando en su opción más baja de tienda pequeña, lo mismo que un hotel -más, si quieres ducharte - es la forma de alojamiento elegida por mucha gente. Será por la parrillada que vimos ayer tarde en uno de ellos, en la que participaban más de veinte guiris. ¿Habría cerdo?

          Tenemos la sensación, de que Tafraoute ha cambiado bastante en estos tres lustros transcurridos desde nuestra anterior visita. Como otras zonas del sur de Marruecos, está mucho más limpia y cuidada, aunque todavía le queda para ser un lugar sostenible.

          Especialmente, ha evolucionado la condición de las mujeres. Todas vestían de negro y muy tapadas y ya solo lo hacen algunas ancianas, que se cubren la cara entera al paso del extranjero. Las de mediana edad, van de colorines y muchas jóvenes con largos cabellos sin pañuelo y pantalones y camisa relativamente ceñidos.¡Algo es algo, aunque todavía queda mucho por andar!

          Por cierto: se me olvidó comentar, que las rocas de colores no están indicadas. Solo hay un cartel, que lleva a la confusión, que asegura, que las pinturas están a siete kilómetros de Aghard Ouad. No sabemos a que se refiere, pero los coloridos pedruscos están mucho antes.

         De camino a Tiznit, nos fuimos convenciendo de no ir a Taroudant, donde ya estuvimos en 2010. El cambio de taxi supone muchas horas de incómodo coche y  15€ a mayores.

          El problema es, que en Tiznit, ya estuvimos el pasado mayo por segunda vez, cuando visitamos también los bonitos pueblos y playas de sus alrededores.

          Aún así, nos hemos dado cuenta, de que no conocíamos su Kasbah, ni el complejo de cascada y estanque artificiales, que se ubican enfrente.

          Salvo en los hoteles Tiznit y Mauritania de Tiznit, no hemos podido encontrar ni un solo lugar, donde vendan alcohol o cerveza en nuestros dos últimos destinos. Nos lo han ratificado los propios lugareños .