Cracovia
Lo reconozco. Ya no recuerdo, como se resuelve una ecuación
de primer grado y mucho menos, de segundo, como para tratar de acometer las de
tercero, redescubiertas en Polonia, en relación al tratamiento del asunto de
las bebidas alcohólicas. La X es, que este país pueda ser, el que dispone de
más tiendas de bebidas de este tipo, en el mundo. Incluso, en el Carrefour de
Cracovia, hay cuatro pasillos contiguos, dedicados a este género y
frecuentemente, repuestos. La Y, que sea la friolera nación –incluso en verano-,
donde las temperaturas no te impulsan a tomar cosas frescas, que dispone de más
neveras de cerveza, por metro cuadrado. Hasta ocho, llegamos a contar en un
pequeño supermercado, con más de veinte marcas distintas, entre importadas y
nacionales. Y la Z, el extraordinario celo, que muestra la policía, para poder
beber –aunque, sea discretamente-, en la calle.
¿Tiene
sentido, vender tanta cerveza helada, para tener que consumirla en mi casa,
donde ya tengo frigorífico?
Rzeszow
De todas
formas, el tocahuevismo policial polaco, se extiende a todos los campos y
acontecimientos de la vida cotidiana, como siempre en el pasado, ya
constatamos. Esta vez y en el famoso castillo de Cracovia, nos trataron de
poner colorados y algo más, simplemente, por pisar una hierba desgastada, para
sacar una rutinaria foto.
El
reencuentro con Cracovia fue maravilloso. No sólo la zona monumental sigue
excepcionalmente cuidada, sino que han acondicionado el desolador entorno, que
la circundaba, hace catorce años, fecha de nuestra última visita. Eso sí, hay menos
turismo del esperado. Para ellos será algo negativo, pero para el viajero,
resulta muy reconfortante
Exponemos
una situación preocupante y otra, curiosa e hilarante. La primera consiste, en
que apenas en un centenar de metros y en el casco viejo de la ciudad, te pueden
pagar el euro, desde 3.60 zlotys, a 4.25. La segunda consiste en la facilidad,
que tienen los polacos para pensar, que todo el mundo mundial habla su idioma y
largarte interminables peroratas, cuando preguntas algo, te cruzas en plena
calle con alguien o te mendigan unas monedas y se ofenden sino les entiendes
(esto también ocurre en Ucrania).
Przemysl
Camino de
esta ex–república soviética, visitamos Rzeszow y Przemysl. Ambas, de vibrantes
mercadillos y riqueza monumental suficiente, pero la segunda, con bastante más
encanto. Además, en ella sufrimos y disfrutamos la semifinal de la Euro, contra
Portugal, en una arcaica televisión en blanco y negro, en la habitación de
nuestro acogedor hotel. Somos gente de contrastes: apenas, ha pasado sólo una
semana, que visionábamos el partido contra Croacia, en una pantalla plana de 28
metros, en alta definición.
Ucrania nos
espera. ¡Y la final de la Euro, en Kiev, también!.