Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
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martes, 15 de septiembre de 2020

Bilbao

         He dejado Bilbao para el final, porque mi primera intención era hay una comparativa ey esta ciudad y San Sebastián. Pero, reflexionando, my he dado cuenta, de que a pesar de haber estado varías veces en Donosti, ha y por muy cortos períodos de tiempo.

         En cualquier caso y en un solo párrafo decir, que nos gusta más Bilbao, porque nos  parece mucho más alternativa, genuina, cosmopolita y sobre todo, menos pija, pero por otra parte, La Concha y los paseos marítimos de San Sebastián, son valores muy poderosos a incluir en la balanza.

        Como la información sobre Bilbao y sus lugar de visita la podéis encontrar en cientos de sitios, mt limitó a destacar los lugares, que más nos gustaron:

          -El casco viejo, evidentemente, con su ambiente un poco golfo -mucha gente bebiendo en el suelo, sobre todo los fines de semana, en la calle Somera-, buenos garitos el rojo o y mucha facilidad para integrarte.

          -El barrio de San Francisco: es conocido también como el Soho, el barrio chino, el rojo o Monmartre. Aunque las denominaciones son exageradas, puede tener un aire. Está repleto de inmigrantes con sus negocios, sus bares muy concurridos, sus aromas tradicionales y de nuevo, su facilidad para integrarte.

          -El paseo por la Ría, desde el centro, pasando por el Guggenheim y la araña gigante y llegando hasta el nuevo San Mamés. Para mi, uno de los más placenteros recorridos peatonales de España. Aunque en el País Vasco es difícil de elegir, porque hay tantos...

        -Nos gustaron mucho -dado que estuvimos algunas noches alojados por allí-, un par de callejuelas de Deusto, donde se entremezclan numerosos bares de tradiccion vasca, con otros de procedencia sudamericana y Centroamérica. Ambiente optimista y distendido, a pesar del coronavirus. 

        Y, ¿que no nos gustó de esta vibrante ciudad, donde ya habíamos estado fugazmente, en 2010? Casi nada, si quitamos la calle comercial y no peatonal, Diego López de Haro y la maldita torre de Iberdrola, que se ve desde media ciudad. La Alhóndiga la vimos muy apagada, pero será por los tiempos que corren

jueves, 10 de septiembre de 2020

Un viaje distinto: puñeteras mascarillas, alojamientos muy baratos e impecables y el mejor sistema de transporte público del mundo


          Desde luego y para bien -escribo esto, cuando ya hemos vuelto de Grecia, tras un tercer viaje seguido y excelente, sumando un total de 58 días-, estamos viviendo un verano distinto. Hemos tenido, que tirar del baúl de los recuerdos y rescatar proyectos muy planificados en el pasado, pero que por una u otra razón, no salieron. 

        Es el caso del viaje, que nos ocupa, por la provincia de Vizcaya que se ha completado con un escarceo a la de Guipúzcoa y la propia San Sebastián-, que teníamos in mente, desde hace unos cuatro años y que habíamos arrinconado por caro, sobre todo, en materia de alojamientos.

          Finalmente, las expectativas, no solo se han cumplido, sino que se han superado. De lo proyectado, lo único, que no pudimos visitar fue Kortezubi y el bosque de Oma, pues nos enteramos, justo el día antes -¡bendita planificación-! de que está muriéndose y está prohibida la entrada -furtivos aparte-, hasta que lo trasladen, lo que parece va para muy largo. 

       A cambio y dado, que dilatamos el viaje hasta los quince días, de los siete previstos, descubrimos lugares notables, no previstos, como Zumaia, Elorrio, diversas rutas verdes ferroviarias, los increíbles flychs o la agradable Plentzia y la comarca de Barrika.

          Fundamentalmente, tres cosas han hecho este viaje diferente:

        Protagonista fundamental de este periplo, ha sido el uso obligatorio, mezquino y tiránico de la mascarilla. Se hace raro, esforzado y muy desagradable, pasarte desde las nueve de la mañana en la calle hasta las once de la noche con semejante artilugio -a veces y como nos ocurrió en dos jueves, a cuarenta grados-, teniendo que dar explicaciones -no a la policía, que nunca nos dijo nada-, a los nuevos- más bien nuevas, porque la mayoría son mujeres- histéricos, que se creen con derecho a insultarte o recriminarle, porque la lleves por debajo de la nariz. A los vigilantes de la playa, les han sucedido las déspotas medievales del coronavirus, aunque con menos tetas, que Pamela Anderson.

        En este sentido y tras varios días de guerra y desafíos, pues vas aprendiendo y poniendo en práctica tus truquitos: finges comer; beber; enredas con ella, como si te la acabarás de quitar; pones cara de axfisiado o agotado; te limpias la boca, la frente o te hurgas en la nariz...Y así, yo fui capaz de hacer muchísimos kilómetros sin ella puesta. Además, fue fácil evitarla y guardarla en el bolsillo, durante nuestros numerosos recorridos por la naturaleza (tanto mar, como campo o montaña).

         Por otra parte y en un plano más positivo, la propia enfermedad vírica ha traído consigo una notable bajada del precio de los alojamientos, en pleno mes de julio y agosto, algo impensable hace un año. La mayoría de las impecables habitaciones, que hemos disfrutado, en Bilbao, han estado en la horquilla entre los 25 y los 32 euros, incluido un bonito hotel cápsula, al estilo japonés, bastante amplias y divertidas.

          La única pega al respecto es, que los precios de los alojamientos, en Bilbao, oscilan más, que la bolsa, por lo que muchos días tuvimos, que cambiar de hotel, en busca del chollo, lo que supone cargar con el equipaje más de lo debido, a pesar de portar mochilas muy ligeras. Se ha puesto de moda en toda Europa una gran costumbre: retrasar los check-ins, a las dos, tres o cuatro de la tarde.

        El tercer elemento, que ha hecho diferente este fantástico viaje ha sido el poderoso sistema de transporte público, de Vizcaya -y del País Vasco, en general-, que no es sólo la envidia del resto de España, sino de Europa o el mundo. Es casi imposible pensar en un lugar, que no esté conectado, bien por cercanías, Euskotren, Renfe, el metro, autobuses, tranvía... La verdad es, que se trata del paraíso para los que no tenemos, ni queremos tener coche.

domingo, 6 de septiembre de 2020

martes, 11 de agosto de 2020

A Grecia, con la incertidumbre siempre a cuestas

                             Todas, de Bilbao

      Regresamos a casa, después de haber acumulado emocionantes experiencia s, durante quince vibrantes días por las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa. Entre ellas, haber recorrido los escarpados acantilados, de Musquiz; la costa de Mundaka y Bermeo; los Flychs de Zumaia, Barrika, Sopela o Labasterra; la bahía de Elanchove ; pasar una noche sobre la arena de la playa de la Concha o haber dormido en una cápsula futurista, en Bilbao. 

        Ha sido nuestro primer viaje con mascarilla en ristre, aspecto que ha resultado altamente desagradable y tóxico para nuestro cuerpo, a pesar de que hemos conseguido evitarla la mayor parte del tiempo, al haber visitado, mayormente, parajes naturales de costa e interior y pueblos no demasiado grandes.

          Tiempo habrá de sobra en un par de semanas para escribir, al menos, una docena de posts sobre este intenso periplo. De momento, tendrán que esperar, dado que mañana comenzamos otro de similar duración, esta vez, por Grecia. Se trata de nuestra primera incursión internacional, desde que a mediados de marzo se declara el estado de alarma y tuviéramos, que suspender, nuestro ansiado viaje al este de Estados Unidos y Canadá.

        Seguimos caminando por el endeble y fino alambre, que la situación internacional, de la pandemia nos permite, en unos días, compramos por 25 euros los billetes para Atenas, con Ryanair, desde Madrid. Y ayer mismo, el gobierno griego comunicaba, que a partir del 17 de agosto, todos los españoles, que viajen al país, deberán llevar un informe en inglés con una prueba PCR, hecha como máximo 72 horas antes, que acredite un negativo en coronavirus. Menos mal, que nosotros volamos el día 14.

        ¿Y la vuelta?. Pues ya veremos, porque hoy en día no se puede planificar nada a tan "largo" plazo.

          De momento, nos ha tocado rellenar un amplio formulario, llamado PFL, a modo de especie de visado gratuito, en el que constan todos nuestros datos, por si debemos ser localizados, durante la estancia. No tenemos claro, si en el aeropuerto de Atenas, hacen pruebas PCR a todos los pasajeros o solo de forma aleatoria.

        Hubiéramos querido, como ya habíamos planificado hace tiempo, añadir al país heleno, Albania y Montenegro, pero en la situación actual, con muchas comunicaciones de transporte internacional suspendidas y con las duras restricciones de los gobiernos de esta zona para con sus vecinos, hemos optado por la prudencia y descartado ese plan.

          Atenas -ya estuvimos, en 1994-, Nauplia, Esparta, Mistra, Gition, Monemvasia, Kalambaka, Metros y Ioanina, serán nuestros principales destinos. Este viaje debió haberse producido, en noviembre de 2016, pero un atropello de vehículo nos privó de él. ¡Esperemos tener mejor suerte esta vez!

sábado, 8 de agosto de 2020

jueves, 6 de agosto de 2020

martes, 4 de agosto de 2020

miércoles, 29 de julio de 2020