Llevábamos un par de semanas dándole vueltas, a como seguir el viaje, una vez, que abandonaríamos Vietnam, a finales de Noviembre. Había varias candidaturas. Primero, cayó India, con Gujarat y los estados del nordeste, porque haremos un viaje exclusivo a esas dos zonas,a principios del año, que viene.
Después, descartamos, Myanmar, por tener, que volver a Bangkok, a gestionar la vida y tampoco quedan allí muchas cosas por visitar.
Solo restaban Japón e Indonesia, con vuelos de precio razonable, desde Hanoi a Osaka o a Bali.
Japón, tiene un par de dificultades, casi insalvables: es duro invierno y no vamos preparados en materia de ropa para ello y en algunas ciudades -a diferencia de hace seis años, en la anterior visita - los precio de los alojamientos están disparados. El cambio con el yen, sin embargo, sale muy favorable.
Así, que por descarte, vuelta a Bali, para desde allí, visitar algunas islas, como la de Flores, Sumbawa y tal vez, Timor. Descartado Sulawesi, por el alto precio de los vuelos. Hicimos cálculos de los días restantes en Vietnam y llegamos a la conclusion, de que mejor una jornada más en Sapa, que en Hanói.
La casualidad y acometer inexplorados caminos, nos sirvió, para contemplar más terrazas de arroz y una nueva aldea nada turística, por un sendero caótico, que lleva a las afueras.
Además. callejeando, encontramos una agencia, donde los billetes de autobús , a Hanoi, cuestan casi la mitad y también son literas. Sospechamos de fraude, porque pagamos y no nos dieron billete físico o electrónico.
Como el viaje era por la noche , descubrimos, que la vida, en la plaza principal era igual, que de día, con las vendedoras y su artesanía. ¿Cuando duermen?.
Las niñas pequeñas, sin embargo, habían dejado los llaveros y bailaban con gracia ritmos achinados, junto a un bote, para recaudar dinero.
A estas horas, el mercado central ya había cerrado, pero a cambio, se había montado una enorme feria gastronomíca nocturna, con muchos puestos de los dulces rellenos locales, gominolas varias y los típicos tenderetes de salchichas, pollo, bolas de carne, pulpo o gambas. En esta ciudad, a diferencia de las anteriores, comer es un placer.
El bus a la capital partió en punto y no me enteré del viaje de seis horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario