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miércoles, 10 de enero de 2024

¿Con la pata quebrada o explotada en el mercado nocturno?

           ¿Qué es mejor: estar en tu casa con la pata quebrada, como les ocurre a las mujeres en Kuwait o dejándote la vida, literalmente, a veces, con tu hija menor en un puesto de un mercado nocturno del sudeste asiático? Ambas cosas las hemos visto en este viaje con pocos días de diferencia -y en casi todos los largos- y yo, no sabría muy bien, que responder. Y no vale la trampa salvadora de decir, que las dejarán elegir a ellas o una situación intermedia, porque eso no va a ocurrir nunca. Ni lo uno ni lo otro.

          Hay, que quedarse, con una de las dos opciones y yo, que opino en casi todos los temas, tengo muchas dudas y más preguntas, que respuestas. ¿Para que traer una hija al mundo, si lo que le espera es la misma vida de mierda, que a ti? ¿Como se puede afrontar con esa quietud, orden y simpatía, el metódico y esmerado trabajo, cercano a la explotación, que esas chicas hacen cada tarde, poco antes del anochecer? Siempre con una sonrisa y un gesto amable, con unos productos muy bien presentados y expuestos, con un margen comercial ajustado (salchichas grandes o trozos de pollo, a 25 céntimos o bandejas de arroz, carne y tortilla, a medio euro).

          Además, te llenan la vida de colorido. Siempre hemos sido unos fanáticos de los mercados nocturnos de Tailandia.

          En Phisanulok, tuvimos que cambiar nuestros planes por motivos logísticos. La ventaja en los viajes largos de esas variaciones es, que eres dueño de tu tiempo y no supone una agonía, como en los que tienen fechas cerradas y en los que perder un día resulta un auténtico drama. Desde Phisanulok, queríamos ir a Kampaeng Phet, pero desistimos, porque los buses y para menos de cien kilómetros, tardan cuatro horas y son poco frecuentes. Así y de forma inesperada, decidimos volver a Lopburi, la ciudad de los monos -macacos-, en donde ya estuvimos en 2017 y que pilla camino de regreso, a Bangkok, desde donde dentro de un par de días y con Air Asia, tomaremos un vuelo a Hanoi.

          En Vietnam, podemos estar 45 días sin visado, aunque no prevemos pasar allí más de 20, recorriendo el norte, porque en el centro y el sur de esta nación, ya estuvimos en 2008. Después, vendrá Japón, Myanmar, Indonesia o India, países ya visitados en el pasado (los dos últimos varias veces).

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