Salimos de Valladolid con menos de cero grados y con una ventisca, que penetraba hasta las entrañas, a pesar de ir vestidos con mil capas, de las que nos deberemos ir desprendiendo, paulatinamente, porque vamos hacia el calor (ahora mismo en Essaouira, 21 grados). Camino de Madrid, a la altura de Arévalo, cayó una nevada descomunal.
Por precaución y aunque no salimos demasiado pronto, dormimos tirados en el suelo de Barajas y nadie nos levantó. Partimos en hora, en un vuelo medio lleno y que aterrizó, sin novedad en Essaouira. 21 grados, aunque con fuerte aire. Muchos controles de pasaporte -y uno de equipaje -, aunque todos rápidos.
Afrontamos el primer problema, ya previsto: llegar a la ciudad , en transporte público. Habíamos encontrado en internet los horarios de la línea 2, que va desde Sidi Kauki a Essaouira. La chica de información del aeropuerto nos confirmó su existencia, aunque con otra hora distinta de paso. Debíamos salir a la derecha desde el aeropuerto, pero el problema es, que no existe parada, como tal
Encontramos a una pareja de españoles, buscando lo mismo. Ella estaba muy nerviosa y terminaron pagando una barbaridad por un taxi. Nos quedamos solos, aunque por poco tiempo, porque de una aldea colindante, comenzaron a salir mujeres y niños -con balones incluidos-, que vieron en nosotros un entretenimiento y un espectáculo. También llegó un hombre muy agresivo, del que nos costó librarnos. Malamente logramos entender, que donde estábamos, al lado de un mojón, pasaba un vehículo para nuestro destino a las 6.
Estábamos de suerte, porque por la carretera apareció otra pareja de nuestro mismo vuelo: Foix y Miguel, de mediana edad. Ella tiene una tienda de flores, en Menorca. Están bastante viajados -aunque son más amantes del senderismo, que de las ciudades -, por lo que la conversación fluyó rápido, sobre las interminables aventuras de unos y de otros. En concreto, su último gran hito, había sido, ir desde Santiago de Cuba, a La Habana, en bicicleta.
Mientras charlábamos fueron parando diversos taxis y similares, que trataron de desplumarnos, sin éxito (nos pedían 10 euros por cabeza, no negociables). Pero nosotros, firmes, esperando el bus urbano. Eran ya más de las seis y no venía pero como estábamos tan entretenidos... De repente y casi sin percatarnos de ello, paró una furgoneta bastante nueva, que por 25 dirham cada uno -poco más de dos euros, costando el autobús de línea 1-, nos llevaba hasta la puerta de la medina. Se trataba de un hombre avispado, que venía vacío de vuelta y que prefirió llevarse un pellizco, que no sacar nada. Además y de camino, hizo algunos otros recados, que también le supusieron una retribución adicional.
Llegamos de día, con el zoco en plena actividad. Eso sí, nunca sabremos si el autobús terminó pasando. Nos despedimos de nuestros dos nuevos amigos. La tienda de Foxi se llama 2manyflowers y está en Mahón. Si pasáis por allí, dadle recuerdos de nuestra parte.
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