Todas las fotos de este post son, de Kanyakumari
Kanyakumari es uno de esos lugares, que
no viene resaltado en los circuitos de ninguna guía, pero cuya
visita merece mucho la pena, aunque la mayoría del turismo ,que
atrae, es del resto de la India o de la cercana ciudad de Nagercoil.
Extranjeros, en nuestra estancia de día y medio, sólo vimos una
decena, incluidos nosotros.
El lugar alberga uno de los mejores
mercados diurnos y nocturnos, que recuerdo en India, tanto en cuanto
a número de posibles compradores, como al de vendedores, aunque casi
todos, en su gama de productos, vendan lo mismo: 77 puestos de
guindillas, cebollas y plátanos rebozados y 0 de samosas o de
biryani, por ejemplo.
La escarpada costa -acosada por
fortísimas olas- resulta agradable a la vista, aunque menos, al
baño, a pesar de que los lugareños -ellas con el sari puesto-, se
lancen en tromba, eso sí, sin pasar de la orillita. Dispone de dos
memoriales -uno en una isla cercana-, dedicado a Vivekananda y otro
en tierra, a Ghandi, desde donde se contemplan extraordinarias
vistas, un apañado templo, varias iglesias cristianas y una estatua
gigante, hacen del lugar un sitio con encanto, dado que además,
está cerrado a los coches durante todo el día. Dispone de un
parque, de parking gratuito disuasorio y -¡oh, maravilla!- de aceras
en la calle principal. Definitivamente, no parece la India, aunque
lamentablemente, lo termina siendo.
Y es que los lugareños y visitantes,
ajenos al magnífico entorno, lo tienen lleno todo de apestosa
basura: los vasos de los tés, los envoltorios y platos de la
comida, los papeles de los helados, restos de alimentos cocinados y
crudos, bolsas de plástico -de color y tamaño diversos-,
envoltorios de juguetes, paquetes de snacks desocupados, cordeles...
Todo acaba en el suelo, mientras los contenedores, escasos,
permanecen vacíos- Tanto desperdicio, es llevado y traído a su
amtojo por el agradable aire.
Por otro lado, están los pedigüeños
y los pelmas. Los primeros son de todas las edades -desde 5 hasta 70
u 80- y resultan extraordinariamente incisivos. Hemos visto más
aquí, que en el resto del viaje. Intuyo, que los van echando hacia
abajo desde el resto del país y claro, aquí en la punta, o los
tiran al mar o no hay más recorrido. Los segundos, vendedores de
todo tipo -incluidos los de los restaurantes-, que te asedian a un
ritmo de tres o cuatro por minuto. Esquivar a 75 vendedores de
collares en un día, agota a cualquiera. Ni unos ni otros, confían
en que les des o les compres, pero se entretienen molestando al
foráneo.
Y, por último, los precios, hinchados
más del 50%: la samosa o el té de 5 rupias, de otras partes del
sur, aquí cuestan 8 ó 10 y el biryani, 140 rupias (el triple).
Negociamos con un sinvergüenza de un restaurante, pescado con arroz
frito a 100 rupias y bajo la excusa de darnos un menú típico del
sur de India – ahora, a estas alturas-, nos trae una montonera de
arroz, con tres tristes y escasos salsuverios y una parata -masa con
relleno ínfimo de patata-. Nos levantamos, nos mostramos indignados
y le dejamos con sus malas artes y su maldita comida.
Somos tan sabuesos para lo nuestro,
que en este lugar encontramos antes la tienda del alcohol -y solo hay
una-,que el hotel, el mercado o los sitios a visitar. Aunque, tenemos
nuestro propio método, casi infalible: donde más basura veas y
huelas más a meados, sigue esa pista y no tiene pérdida. En un
metro cuadrado beben, tiran las botellas o latas y orinan, sin mayor
preocupación.
No sé, si por ser mayo, por coincidir
la visita con el fin de semana o siempre es así. Pero, el caso es,
que los turistas/peregrinos, que abarrotan esta localidad, pueden
superar, fácilmente, los 5.000. Y en ascenso, porque hordas humanas,
llegadas en autobuses, se dirigen al mercado y a la playa.
Se nota, que estamos cogiendo velocidad
de crucero, en India: ¡¡voy a post diario!!
1 comentario:
QUÉ SITIO MAS INCREIBLE PARECE!!
SOS UNOS GRANDES VIAJEROS
BAY
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