Esta y las tres siguientes son, de Bhubaneswar (India)
Calcuta nos perdió de vista, para
recuperarnos cuatro días después. Con mucha pereza y un calor
húmedo insoportable y sintiéndome algo enferma y débil, tomamos un
tren nocturno, a Bhubaneswar, a unos 450kms al sur.
La buena noticia son sus
espectaculares y desconocidos templos, enmarcados en una zona
caótica, que respira agradable cotidianidad. La mala -racistas de
mierda- consistió en que preguntamos en unos 40 hoteles y en el 75%
de ellos, nos rechazaron.
La inesperada fue, que almorzamos,
cuando menos lo esperábamos, uno de los mejores biryanis con pollo
de todo el viaje. Y, la alucinante -casi ya, cuando nos íbamos a
ir-, resultó contemplar, como varios hombres ataban a un árbol a un
chaval y lo molían a palos, con la complacencia de todos los
espectadores, incluído un vigilante jurado, que ha tomado una de
las mejores localidades. Cuando lo desatan y, mientras algunas
mujeres lloran, el jovencito agarra dos enormes piedras, con las que
vengar su ira. Ni sabemos el final de la historia, ni las causas y
por supuesto, no intercedimos -en favor de ninguna de las partes-, ni
llevamos acabo más indagamos o pesquisas.
Esta y las dos siguientes son, de Puri (India)
Aseguran además, que la tercera parte
de los habitantes se Puri -unos 50-000-, viven directa o
indirectamente de este lugar sagrado. Si cualquier día, ya es un
espectáculo, ver esta trepidante plaza, no me quier ni imaginar
-aunque los numerosos carteles, por todas partes, dan una idea- en
los días de la festividad de los grandes momentos y emociones, que
se viven, cuando sacan al triunvirato en unos carros de trece metros
de alto -llenos de debotos hasta en el techo, como no podía ser de
otra manera- y los trasladan, durante nueve días, a un templo más
modesto a tres kilómetros, para que disfruten de sus vacaciones, tan
cortas y cercanas, que ni en la España de la crisis.
Por el templo te cobran 250 rupias
-sinvergüenzas de ellos, dado que está lleno de andamios-, pero se
ve perfectamente, circundándolo por fuera fuera.
En Puri, son tan agradables, que todos
los hoteles tienen el check-out -dejar la habitación- a las ocho de
la mañana. Una opción, para aprovechar el madrugón, puede ser,
pasar la mañana en su enorme, salvaje y poblada playa de barcos.
Sería una delicia, si la insoportable basura, no la invadiera sin
piedad. ¡Nada que ver, con las playas del suroeste de la India!. Konark (India)
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