Incluida esta selfie, todas las fotos de este post son de Kanchanaburi, salvo las 2 últimas, que pertenecen a Sangkhlaburi (Tailandia, en ambos casos)
Después de 25 años de viajes, aún
mantenemos muchos misterios sin resolver, afortunadamente (dicho sea
de paso). Y uno de ellos, ocurre en Asia: cuando las cosas tienen
posibilidades de enredarse, siempre se enredan. No recuerdo casi
ningún día de viaje por este continente, en que no me enfrentara a
una situación surrealista. Casi nunca, nos pasó en África y eso,
que en términos generales, los asiáticos son más templados, que
los del continente negro. Creo, que asiáticos y europeos, tenemos
formas de ver la vida muy distintas. Ni mejores, ni peores, pero
incomprensibles para ambos. Sirva esta endeble y poco argumentada
teoría, para detallar un hecho, de cuando las cosas se enredan.
Sólo habíamos cambiado 50 euros en
Khaosan, a muy buena tasa, por cierto. Para que más: sitios habrá
en la turística Kanchanaburi. Pues no. Calle kilométrica de bares,
restaurantes, guest houses y, sobre todo, viejos babeando y babeando
en los bares y ni una sola oficina/chiringuito de cambio.
Aguantamos, porque todavía teníamos
bahts y nos vamos a Sanghklaburi. Llegamos justo, siendo viernes al
mediodía, cuando los bancos están cerrando y no admiten ni un único
cliente más. Ni una sola casa de cambio o sitio donde canjear
nuestra -supuestamente- poderosa moneda occidental. A duras penas,
tenemos para comer, pagarnos el alojamiento y el tedioso transporte
de vuelta.
Son las ocho de la tarde del sábado y
ya de retorno, en Kanchanaburi, continua la pesadilla, dado que los
alejados cambios del puente sobre el río Kwai cierran a las cinco de
la tarde y el de un banco más céntrico, a las seis. Ni siquiera una
agencia de viajes usurera -como comprobaríamos al día siguiente-,
que nos recomiendan, está abierta.
Tentamos un alojamiento nuevo, que
creemos mejor que el anterior. Todo son amabilidades y facilidades,
hasta que hablamos de pagar mañana: “is full”, responden
entonces, sin más miramientos o compasiones.
Volvemos, entonces, al de la otra vez,
esperando que confíen en nosotros, por ser clientes ya
contrastaddos. El chico habla un poco de inglés, pero no lo entiende
(algo no infrecuente en Tailandia). Ha aprendido, mecánicamente unas
frases, pero no sabe interactuar. Acepta acogernos, pero mantiene
nuestro equipaje bajo llave, retenidos, hasta que hagamos el
check-in. Salimos, entramos, volvemos a salir y a entrar, durante un
par de horas y siempre la misma pregunta: “check-in now?”. Como
no queremos tener sorpresas, le entregamos los justificantes de pago
de las noches anteriores. Ahora sí, parece que lo ha entendido y nos
devuelve nuestras pertenencias. !Que alivio, tan solo se trata de
pagar por la mañana, una vez consigamos efectivo!.
Pero, la enredada y -a priori-
insignificante historia, no termina ahí:
A las 7:30 horas de la mañana,
alguien llama a nuestra puerta, interrumpiendo nuestros placenteros
sueños. El chico de ayer, sonriente, ha terminado su turno y nos
despierta para devolvernos nuestros recibos de las noches anteriores.
Parece ser -nada es seguro en esta Tailandia menos explorada- que
todo está aclarado con su jefe. Pero, aún tuvimos que sufrir. En la
oficina de cambio del centro, tenían el ordenador estropeado y nos
echaron con cajas destempladas y sin más. Sobre la bocina y ya
temiendo, que fuéramos a acabar en la cárcel, conseguimos pagar la
habitación. Tailandia es el país de la eterna sonrisa, pero como en
otros muchísimos lugares, siempre con el dinero por delante.
Al hilo de todas estas vicisitudes,
propongo varios y preventivos consejos:
-En general, Tailandia es bastante
turística -aunque hay zonas y otras, que muy poco-, pero si estáis
bastantes días y os vais a mover por el país, tratad de cambiar en
Khaosan, más de lo que necesitéis (lo que te sobre te lo
reconvierten a euros o dólares con escasa penalización).
-Sacar del cajero: podría ser la
alternativa, pero los bancos thais meten una abusiva comisión que se
os quitaran las ganas
-Si tenéis sólo 250 bahts -era
nuestro caso- y no hay posibilidades de conseguir más, mejor
abastecerse de comida, bebida y alcohol y luego, ya pensar, como
negociar una habitación. Si lo hacéis al contrario, tendréis
sábanas y almohada, seguro, pero dudo, que hidratación y viandas varias, que llevaros a la boca.
2 comentarios:
Hay pocas partes del mundo donde las sonrisas abundan cuando se acaba el dinero, incluido en este caso, Tailandia.
¡Cuánta razón tienes y lo mal, que se pasa en esos momentos!.
Gracias por el comentario y saludos.
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