Todas las fotos de este post, son de MacLeod Ganj (India) o pueblos de alrededores
Teníamos muchas esperanzas depositadas
en Himachal Pradesh e incluso en Cachemira y Ladakh. Aunque al
segundo de los estados citados no acabamos recalando y a Leh
-perteneciente al tercero- nos terminó dando pereza, por resultar
muy caro -25 euros por trayecto, desde Manali- y largo -un día
completo o dos, según tu elección-.
Pero pronto, comenzamos a constatar
los inconvenientes: 10 horas de autobús para hacer 250 kilómetros
por nefastas carreteras, en cacharros insufribles -de noche o de día,
a gusto del consumidor-; ciudades taponadas eternamente -como MacLeod
Gang-, de las que para entrar o salir y hacer dos kilómetros,
tardas hora y media; lugareños que colapsan los pequeños núcleos
úrbanos con el coche, cuando se tarda la cuarta parte de tiempo
andando; hoteles racistas, que no te admiten -”no roms”, “is
full”- o informaciones erróneas sobre transporte público, que te
pueden hacer perder un día.
Ejemplo de esto último: según los
horarios de la propia estación de Mcleod Gang, el bus de Dharamsala,
a Manali sale a las 20,30 horas. Pero, cuando llegas a este último
sitio constatas, que es a las 18,00. Por todo esto y muchas cosas
más, en nuestro argot particular, este estado se llama, Pesadilla
Pradesh. Y con más motivos añadidos. Los sitios -siendo
aceptablemente atractivos, en general-, no valen ni la mitad de lo
que se suele decir.
Me parece vergonzoso –y no encuentro
otra palabra más adecuada-, que en el bus estatal a Mcleod Gang
vayamos 14 guiris y en la maravillosa Hampi, no aparezcan, sumados,
en una semana, ni veinte. Pegarse diez horas infernales a Manali es
absurdo, para ver un lugar, que no le llega ni a a la esencia -por no
decir a los tobillos-, a cualquier pueblecito de España o Italia.
Pero, meditadores, buscadores de sí
mismos, yoguistas de pro, colgados diversos, guitarreros -que no
guitarristas-, drogadictos, lamas en potencia, flores de loto
andantes..., llevan a cabo su particular aventura en esta parte del
país. O más bien, los indios -mayormente tibetanos aquí- se forran
a su costa, que derecho tienen. El que no se incluya en los grupos
señalados, cual es nuestro caso, puede sentirse un poco
decepcionado.
Pero, sí es cierto y cuantificable,
que hemos visto más guiris en este Pesadilla Pradesh, que en el
resto del viaje por India (pocos, en cualquier caso). El mayor flujo
turístico aquí es interior, con familias enteras.
¡Menos mal, que siempre nos quedará
la magnífica Shimla!, que además de ser una joya, resulta la ciudad
más sostenible de India. No os lo vais a creer: limpia y con casco
histórico peatonal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario