El día comienza con buenas noticias: ha dejado de llover y según la app, hay billetes en cuota Takhal, entre Guwahati y Gorakhpur para mañana por la noche.
Dejamos el equipaje en el hotel y raudos, nos encaminamos a la ventanilla de reservas de la estación de trenes. El taquillero nos indica, que necesita fotocopias de nuestros pasaportes. Salimos a hacerlas y nos cobran diez veces más que de costumbre. ¡Eso nos pasa por no preguntar!. Y todo, para llevarnos un chasco y un cabreo, porque asegura, que el no puede gestionar ese billete y que debemos hacerlo mañana en Guwahati . ¿No es posible o no le da la gana? Ahí quedará la duda, pero el problema es, que el día siguiente ya no existe esa tarifa.
Día dando repetitivos paseos y sentados en la estación hasta las siete, hora de la partida de nuestro tren, que resultó, el más vacío, que hayamos cogido nunca en seis viajes por este país. De las ochenta plazas de un vagón de slepeer no llegaban a veinte las ocupadas.
Partimos en punto, pero a las tres de la mañana, ya íbamos con cuatro horas de retraso, tras dos largas paradas. Tuvimos un amago de problema con un buscavidas. No es seguro viajar en trenes con tan poca gente.
Empleamos dos horas y media para los últimos cincuenta kilómetros y llegamos cinco horas tarde. Consultamos en las ventanillas, aún sabiendo por la aplicación, que no había Takhal para ninguno de nuestros destinos (New Japalguri, Patna, Gorakhpur y Varanasi)
Acabamos en el hotel de la última vez aquí, después de que nos tomaran el pelo por duplicado. Nos cobraron cien rupias más y nos querían despachar con una habitación individual, con una cama de no más de medio metro de ancho. Protestamos y nos devolvieron a la del otro día. Echamos de menos nuestro alojamiento de Agartala.
Con el wifi descubrimos, que hay plazas de litera para mañana, a New Japalguri. Otra vez a la estación y resulta, que en realidad no existen y nos mandan a la wait list, elección, que nunca aceptamos. Ya os lo explicaremos en un próximo post.
Vuelta al alojamiento desesperados y deprimidos. Hay buses a Siliguri, pero no nos apetece volver allí y además, cuestan el doble.
Comprobamos ahora, que han salido billetes Takhal para todos los trenes a New Japalguri para mañana. Y corre, que te corre, de vuelta a la terminal. Eso nos pasa, por no haber comprado a la llegada una SIM india en el aeropuerto de Bombay (después no las hemos visto).
A otra ventanilla -ya nos conocen en casi todas- y la chica, nos manda otra vez a la lista de espera. Debemos enseñarle la foto de la Takhal en el móvil, para que caiga en la cuenta. In extremis, ¡tenemos los boletos para New Japalguri! para las seis de la tarde de mañana.
Ahora queda el asunto del cambio. No habíamos tenido problemas en Shillong a una muy buena tasa en una tienda de electrodomésticos y aquí, el único sitio de canje de moneda, que hemos encontrado, nos ofrece 84 rupias por euro, cuando está a 94. ¡Para robos así no estamos!. Así que mañana y por primera vez en este viaje, tiraremos de cajero. Hay, que elegir bien el banco, porque algunos cobran elevadísimas comisiones.
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