Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 17 de agosto de 2024

A pesar de todo, encantados con Shillong

           Hoy hemos dormido con el ventilador apagado y tapados con una manta hasta las orejas. Ha llovido parte de la noche y me da mucha pereza levantarme, salir a la calle y cambiar de hotel. Tal vez, me esté empezando a pasar factura psicológica esa casi dura semana en Siliguri y New Japalguri -mejor dicho, "Jail Palguri"-, en la que nuestro día a día fue una pesadilla de remake de nuestras propias vidas de hace medio año.

          Ha sido todo un soplo de aire fresco arribar a Shillong, después del purgatorio de Guwahati.

          Shillong no es una caótica ciudad cacharro, aunque echamos de menos el día de la Independencia en que todo se paraliza. ¡Podían haberse emancipado las 365 jornadas del año!

          El cambio de hotel no salió, como esperábamos. Donde nos ofrecieron ayer por 800, hoy nos pidieron 1500, así, que los mandamos a freír espárragos. Acabamos en otro cercano, bastante básico, pagando 1000, pero al menos, nos duchamos con agua caliente. Estamos hartos -como en este caso - de los establecimientos, que aseguran tener wifi y cuando te han atrapado el dinero añaden: "pero solo en recepción".

          Afortunadamente, Shillong no es la típica ciudad de India: está relativamente limpia, carece de barros y malolientes charcos eternos y tiene bastantes aceras, al "India style", como en Darjeeling y Gangtok. Las hacen elevadas -estilo pasarelas- y con rejas, para que no se suban las bestias con sus motos y otros cacharros. El problema es, que te pasas la vida subiendo y bajando escaleras en cada cruce o entrada y que en las aglomeraciones, el tope de la verja genera situaciones peligrosas.

          Observando el parque móvil -muchos coches de gama media y muy pocas motos-, se comprueba, que el nivel de vida es más alto, que en los ocho estados visitados, anteriormente. Por las calles hay muchos menos mendigos, no circulan vacas y cabras y los escasos tuck tuck tienen puerta.

          Los pocos turistas -hoy vimos al segundo guiri - que llegan hasta aquí, lo hacen, fundamentalmente, por las cascadas del elefante. Está a doce kilómetros y solo se puede ir a dedo o en un caro taxi, pero ni siquiera los taxistas nos la han ofrecido. No existen agencias que las trabajen, ni tampoco el resto de los alrededores de Shillong.

          Así, que no hemos ido, porque ya hemos visto muchas en nuestra vida. Costaba 20 rupias en 2019, pero hoy en día debe ser mucho más, porque para entrar al lago del centro, piden 80.¡En Megalaya cobran por todo!

          Además de este lago, son accesibles andando, las catedrales, otro par de iglesias, el Museo Don Bosco y la agradable, animada y descendente, calle Jail.

          Mañana regresamos a Guwahati y al calor; para por la madrugada largarnos en tren, a Agartala.

No hay comentarios: