Se nos olvidó comentar sobre el periplo en el tren, que después de pasado Patna y yendo al baño, el suelo de los vagones se había llenado de gente tumbada, que ocupaban toda la superficie, obligándote a pisarlos sin querer, al trasladarte. No llevaban ningún equipaje y tenían mala pinta, por lo que intuimos que eran mendigos, que huían del frío nocturno. Nunca habíamos visto algo similar y eso, que a lo largo de cinco viajes a India hemos cogido más de cincuenta sleepers. Por supuesto, en toda la noche -a diferencia de la anterior -, el revisor ni apareció.
Pero bueno, que bajamos del tren, aunque nos empujaron -no sabemos, si intencionadamente -, cuando esté estaba frenando. Noche cerrada y frente a nosotros, una explanada sin asfaltar, llena de cacharros de todo tipo y solo con las pocas luces de los puestos. Pero, con nuestras tablas y algo de suerte, en una hora habíamos resuelto todos nuestros problemas, que eran tres.
El hotel: habitación básica, aunque aceptable, pero cara. Debimos buscar otra cosa, pero el agotamiento y la oscuridad de un sitio desconocido nos paralizaron.
La cena: bandejas de rico y picante chow mein vegetal.
La cerveza: preguntando, dimos con la tienda -no era fácil- y en menos de una hora, nos metimos para el cuerpo un litro de strong (8 grados).
A las nueve, ya estábamos arriba, con buena temperatura. Habíamos visto anoche un bus urbano, a Siliguri. Preguntamos, pero como nadie nos supo explicar, tomamos un autoricksaw, que regateamos, desde 200 rupias, a 120. Nunca he visto a un tucktuckero más tranquilo y dando menos volantazos en mi vida así, el viaje fue casi de placer, a pesar del denso tráfico.
Siliguri es una ciudad fea y caótica donde las haya, pero cuenta con una ventaja inesperada e impresionante: en un radio de doscientos metros cuadrados cuenta con la estación de tren, las dos de autobuses, la oficina de permisos para Sikkim, numerosos restaurantes, hoteles buenos y baratos -como el nuestro - y tres tiendas de cerveza y bebidas alcohólicas. ¡Quién da más!
Siliguri es el mejor sitio para obtener los permisos para viajar, a Sikkim, porque el trámite se hace de una sola vez y no en dos, como ocurre en Darjeling. La oficina está dentro de la propia estación de SNT -autobuses a Sikkim - y tardamos menos de un cuarto de hora, atendidos por una amable chica de ojos bonitos. Ahora los dan para veinte días y no para quince. Son gratis y la documentación que se necesita es el pasaporte, una fotocopia del mismo y de la visa, una foto y el formulario.
En India, no sabes nunca, por mucha experiencia, que tengas, lo que será fácil o difícil. De hecho, la sorprendente facilidad para obtener los permisos contrastó con la imposibilidad en todo el día de encontrar unos chapatis o una Cocacola mayor de 750 centilitros.
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