Esta y las tres siguientes son, de Cox's Bazar (Bangladesh)
Probablemente y a no tardar mucho,
escriba un post sobre las diferencias entre los indios y los
habitantes de Bangladesh, pero el objetivo hoy es, hablaros solamente
de los segundos, desde el punto de vista de una persona observadora,
que ha pasado unos cuantos días en el país.
Aunque me pueda buscar enemigos, no
comparto la mayoría de los tópicos de los escasos relatos de
viajes, sobre este país, que indican, que se trata de una gente muy
agradable, sin malicia o que te rodean para cortejarte (entre otros).
Y es que como en todas las partes -y más en este tipo de países-,
cuantas más horas pasas en la calle, más precisa y argumenttada es
la opinión. Y nosotros, echamos bastantes, entre otras cosas, porque
al tener, que viajar tres noches, idénticos días estuvimos sin
hotel.
En general, la gente es muy
colaboradora con los escasos extranjeros. Nosotros sin planos y sin
guía, conseguimos llegar donde nos propusimos. Cuando preguntamos
algo en la vía pública, como por arte de magia, la información va
pasando de unos a otros, hasta que llega el que lo sabe o “el del
inglés”. Se trata de un proceso, asombrósamente eficaz y
celérico.
Hasta ahí, bien, pero después, se
encuentra el lado negativo: cada vez que te paras o te sientas, te va
rodeando, sigilosamente, poco a poco y en círculo, un montón de de
personas -de todas las edades-, que no dicen nada, hasta que uno se
atreve a comentar lo que se le ocurra y si no protestas, te acaban
engullendo, pues cada rato se acercan más. La primera vez, te hace
cierta gracia, pero cuando ocurre 10 veces cada día, la cosa cambia.
Camino de Cox,s Bazar (Bangladesh)
Otra cuestión peliaguda, que pone a
prueba tu paciencia, es tener que contestar unas cinco mil veces al
día, por los abarrotados y caóticos mercados, a la cansina
pregunta: ¿country?, ¿wich is your country? Y no todos -ni
siquiera, la mayoría- llevan buena intención: muchos, sólo la de
molestarte.
Algo, que nos llamó la atención, fue
que cuando te ven en la mitad de la calle sin hacer nada y sentado,
repasando del calor o porque te apetece, intuyen que tienes problemas
y pretenden ayudarte. No entienden el concepto ocio -a diferencia de
otros muchos países musulmanes- y no me extraña, porque en
Bangladesh hay poco que hacer: ni parques, ni centros comerciales, ni
bares -ni siquiera de té o coca-colas-, ni juegos de azar, ni
locales para fumar pipas de agua...
Esta y las dos siguientes son, de Chittagong (Bangladesh)
Para ellos, el entretenimiento podría
ser ir a la mezquita, aunque tampoco van como posesos, como en otras
partes. Y para el guiri, colo le queda acudir al ciber horas y horas
-hasta reventar-, donde lo hay.
Sin duda , la falta de actividades
lúdicas y la ausencia total de las mujeres de toda edad en la calle
-ni siquiera, en los mercados- son las dos cuestiones, que más nos
han sorprendido -negativamente-, de Bangladesh, al margen de la
voracidad recaudatoria -en todos los ámbitos- de su impío gobierno.
Pero, vuelvo a la senda trazada y por
simplificar, dividiría a los bangladeshianos por su actividad y por
la ciudad de residencia. Detectamos muy claramente, que los
propietarios de negocios o empleados son muy sonrientes, hasta que te
atrapan el dinero. Luego, su rostro cambia. Tenemos ejemplos para
aburrir y el más destacado es, el de una agencia de autobuses, que
prometió guardarnos el equipaje, si le comprábamos el billete y
cuando se lo llevamos, dijo rotundamente, que no. En la sala de
espera de esa misma empresa -es un decir- y como hacen con los
mendigos, otro empleado pretendió echarnos a la calle, sin ni
siquiera preguntar, si teníamos boleto para viajar con ellos.
Y la segunda propuesta, más que
tratar de diferenciar por ciudades, como es la gente, hablaré de la
seguridad en el país, que no es tan idílica como se dice. Dakha, de
noche, no es una ciudad recomendable y de día, también tuvimos
algún problema puntual. Lo peor, la espera de los autobuses, en la
zona de Fakirapol street, al anochecer. Si no la haces en la oficina
de tu proveedor, se convierte en tortuosa, entre mendigos
persistentes, vendedores, curiosos, buscavidas... Y eso sí, no te
muevas de esa zona, porque puede ser más arriesgado. En cuatro
horas, tuvimos que cambiar más de diez veces de ubicación, para
desatascar todo lo que nos rodeaba.
Esta y la siguienhe son, de Dhaka (Bangladesh)
Chittagong es más tranquila, aunque
yo tampoco la abordaría de noche, sino es desde un autobús, como
hicimos al volver de Cox's Bazar: el tráfico -cientos rickshaws a
las doce de la noche-, los edificios y las tienda iluminados, con
las coloridas luces del Ramadán -las de Navidad, de toda la vida- y
sus calles desconcertantes, componen una preciosa estampa. Porque
además, la noche siempre tapa y confunde.
Y me dejo la mención especial, para
Cox's Bazar, uno de los lugares más inhóspitos del mundo -he dicho
bien-, donde los “profesionales” del transporte te acosan hasta
la extenuación, los vendedores te intentan timar o cualquier
ciudadano aburrido -todos-, se cree con el derecho de meterse en tu
vida.
En este lugar, por mucho Ramadán que
fuera y por muy musulmanes, que sean, nos trataron de robar a las
tres de la mañana, por el mismo método de siempre (Malawi y
Turquía): vigilarte durante el día y después de una hora de
haberte acostado, aporrear la puerta, gritando, para ver si la
confusión, te hace abrirles la puerta. Lo que ocurre después, ya os
lo podéis imaginar.
2 comentarios:
Se me olvidó, contradecir otro de los tópicos, sobre Bangladesh: que es el país más barato del mundo.
Esto es absolutamente falso. En Dhaka, después de mucho buscar, un hotel de medio pelo nos costó 11 euros y el transporte dobla el precio o más, del de India. Tan solo la comida es barata.
India, el sudeste asiático, Sri Lnka o Marruecos, son países bastante más económicos.
Saludos y gracias por el importante número de visitas, que están teniendo las entradas, de Bangladesh.
Hola
Tenés un blog increíble. Me estoy dejando la vista leyéndolo.
¡Gracias!
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