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miércoles, 6 de marzo de 2024

El día horrible: de Vapi a Palitana (parte I)

           El check out del hotel de Vapi era a las diez de la mañana y nuestro expreso, a Bhavnagar, partía casi doce horas después, por lo que hubo, que entretener el caluroso día con paseos interminables entre el irritante tráfico. Conseguimos llegar andando hasta la puerta de Daman, sita a unos cinco kilómetros, pero no la cruzamos.

          El tren llegó y salió puntual. Iba lleno, aunque no alborotado y se fue vaciando a lo largo de la noche -fundamentalmente, en Ahmedabad -, por lo que cuando llegamos -también en hora - viajábamos casi solos. Esas sensaciones se viven tan pocas veces, en India, que son casi orgásmicas. Se ha tratado de uno de los nocturnos más tranquilos de todos nuestros periplos por este país. Nadie molestó y los vendedores de té -los únicos-,  no aparecieron hasta las 6 de la mañana. De todas formas, hubo un elemento novedoso: el intenso frío y más para nosotros, que íbamos en las peores posiciones del vagón: al lado de cada puerta -plazas 8 y 80-, en las literas exteriores y elevadas, por lo que sufrimos las peores corrientes y no salvamos el tipo, ni con las mantas del avión.

          En Bhavnagar, no había tren a Palitana hasta las cinco de la tarde. Preguntamos e iniciamos el camino andando, hasta la estación de autobuses, unos 25 minutos. No es complicado, ni peligroso, aunque está plagado de basura, escombros y vacas. Otra ciudad cacharro de manual, pero está, con 750.000 habitantes y sin transporte público, a diferencia, de Nashik, que solo es un poquito más grande 

          Los rótulos de la estación y los números, solo en letrujas propias y la comunicación, complicadísima, para preguntar por el bus a Palitana y el andén, que al final era el nueve. Primero, salía a las 9:30, luego a las 10:00 y finalmente, 20 minutos después, en un vehículo indescriptible, por una carretera amedrentadora por su tránsito y baches. Previamente, los de los tuck tuck nos habían tratado de estafar con sus servicios interurbanos, sin ser conscientes, de que les damos sopa con ondas.

          Tardamos 1:40 horas en recorrer los 55 kilómetros de distancia, hasta nuestro destino. Hay tres posturas de los indios en las aglomeraciones, que nos irritan , enormemente. 1. En la calle: se ponen en posición de brazos en jarra y se los van clavando, a todo lo que se mueve. 2. En el transporte, abren las piernas hacia los lados, hasta casi desmembrarse, hasta sacar de su sitio a los compañeros de asiento. 3. En ambos: manos a la nuca con los codos abiertos. Lo que , ineludiblemente, ocurre en el autobús es, que agarran del pelo, a quien viaja detrás.

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