Nos levantamos con mucha pereza para abandonar Diu, después de tres noches seguidas de aire acondicionado. Nos dirigimos a la explanada, delante de la muralla, que hace las funciones de estación y llega el primer desconcierto del día. Nos habían asegurado - y lo confirmamos en dos momentos distintos -, que a las nueve, había un autobús directo, a Junagadh y ahora, nos dicen, que no. Una chica, con buen inglés, nos agranda la confusión: sí existe y es el que parte para Rajkot, pero se necesita reservar plaza. ¿Reserva? ¿Y donde? Si, aquí lo único, que hay son una especie de agencias, que consisten en una silla, una mesa y una sombrilla, que no ofertan nuestro destino.
Al final , nos recomiendan , que cojamos un vehículo, a Una, ciudad ya de Gujarat, que se encuentra a 12 kilómetros y a media hora de travesía. Asi lo hacemos. Al salir de Diu, tras pasar el puente, sube un policía al bus, que va a registrar el equipaje de un pasajero en concreto : Alarma! Si nos toca a nosotros, nos requisaría todas la reservas alcohólicas , que llevamos para el resto de días en este estado seco. Afortunadamente, esto no nos ocurre.
Tenemos suerte y nada más llegar, a Una, parte un viejo y abarrotado bus, a Junagadh. El peor, sin duda, que hayamos abordado en todos nuestros viajes, en India. Y encima, nos toca en la última fila, al despiadado sol. La carretera es infernal, está llena de baches y en vez de arreglarlos, no se les ha ocurrido otra cosa, que colocar resaltos -esas elevaciones para frenar la velocidad -, por lo que vamos de bote en bote, con el culo y la espalda machacados y casi, dando con la cabeza en el techo. Cada vez, que el conductor para - lo hace varias veces -, nos asfixiamos de calor. En total y para 148 kilómetros, tardamos cinco horas y cinco minutos.
Hemos viajado por peores vías y en cacharros más nefastos, pero una conjunción de ambos aspectos tan brutal, no se nos había dado nunca.
En Junagadh, a 36 grados, buscamos un hotel recomendado por la Lonely Planet, pero este ha cerrado. Menos mal, que al lado de la estación hay un par de ellos, donde nos aceptan, pagando casi la mitad, que en Diu, aunque como era de esperar, perdemos vel aire acondicionado.
Solo nos quedaba gestionar, como salir de aquí, hacia Vapi, a poder ser, mañana por la tarde. Es domingo y la oficina de reservas de la estación de trenes está cerrada, por increíble que parezca. En la de buses nos dicen que circula un vehículo diario, pero que para el lunes, ya está completo. Contrariados, compramos boletos para el martes
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