La peatonalidad de la calle principal de Matheran ha mejorado -evidentemente-, la calidad de vida de sus habitantes -y de los visitantes-, pero quedarnos en esa mera reflexión, resultaría bastante inocente. Además de un lugar -relativamente- tranquilo por donde pasear, está avenida soporta la mayor parte de la actividad económica de la localidad. Esto podría ser hasta bueno y algo a imitar en otras partes, sino fuera porque mucho de lo que en ella se desarrolla, raya con la ilegalidad y con la vulneración de los derechos humanos/animales y laborales.
En cada franja del día se lleva a cabo una actividad -algunas se solapan-, siendo la más evidente y duradera, el paseo turístico en caballo. No hay indicios, de que sus dueños los traten mal, peto sí comprobamos -es fácil, porque todos tienen nombre, que suele ser ocurrente-, que se les obliga a llevar a cabo largas jornadas de trabajo.
A primeras horas se realiza el transporte de mercancías y aquí -lo vimos de primera mano y cuando no hay turistas por la calle -, la explotación es mayúscula. Los encargados de esta labor son los burros y chicos jóvenes. A los primeros -da igual su edad -, se les sobrecarga con exceso y se les maltrata de diversas formas, cuando se quedan rezagados. A algunos, se les cuelga un saco con comida sobre el cuello, para que se alimenten mientras trabajan y así, no paren.
Algo similar ocurre con los chicos, aunque mayormente y en este caso, llevan las enormes cargas sobre ruedas, dos tirando y otros tres empujando. Es tal el esfuerzo, que van gritando o gimiendo para evitar el sufrimiento .
Otra forma de degradar y humillar a los individuos son los numerosos rickswaw tirados por humanos -a modo de coche de caballos -, que hace tiempo y salvo en la zona de alojamientos de Calcuta, han desaparecido de toda India.
El gran peligro intimidatorio de Matheran son los infinitos monos -especialmente cuando van con sus crías y te ven como una amenaza-, que la mayoría de las veces te molestan por diversión. Nosotros nos dimos la vuelta de algún sendero, por donde caminaban en aglomeracion amenazante.
Al respecto, se añade otra anécdota: estábamos durmiendo con la ventana abierta, dado que tenía reja y de repente, oímos un estruendo. Un primate había metido una mano por los barrotes y como no pudo llevarse nada, con rabia, se dedicó a tirar todo lo que pudo (dos vasos metálicos).
Otro asunto es el de los precios de las cosas, siendo los más caros, de India. Ya no solo los hoteles o el paseo a caballo, sino también la comida. A modo de ejemplo: un biryani con pollo, en Nashik, 60 rupias. El mismo plato aquí, pero solo con vegetales, 200.
Y esto se extiende a la tarifa de los productos tasados en el envase, como galletas, agua, snacks. En Matheran de saltan está obligación, que impone el proveedor y les añaden un 20% más.
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