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miércoles, 6 de marzo de 2024

El día horrible: nuestro estreno en Palitana (parte II)

           Llegamos a Palitana, a 34 grados y con el sol machacando la cabeza, la cara, el cuello y los brazos, que ya nos escuecen desde el primer día en Daman. La calle principal de Palitana puede competir, perfectamente,con la de Siliguri, por ser la más desastrosa de India, sino fuera, porque en este último lugar, todo lo tienes a mano.

          Hotel, encontramos uno, que cuesta cinco veces más, que lo que pone en la Lonely Planet. Aún así, no nos queda más remedio, que quedarnos en él, después de rebuscar dos horas y no ver mas que una guest house decrépita donde no nos aceptan. Para nuestra rabia y pillándolos por sorpresa, contemplamos, como nos cobran 1.500 rupias, mientras los nacionales pagan 700 por lo mismo. Aquí, muy jainitas, muy defensores de los animales -primera ciudad del mundo declarada por ley, vegana-, pero para sacarte la pasta, se las pintan solos. Repito: no hay más hoteles aquí, salvo las dharansalas, donde a los extranjeros normales -a los raros, no sabemos -, no nos aceptan ojala ese dinero que te estafan les reviente en las manos.

          Siguiente intento, tan frustrante, como el anterior. Había un bus directo, según las crónicas, cada día, entre Palitana y Diu. Pues, lo han quitado ahora, no solo puedes llegar allí, haciendo cambio en Talaja, sin saber, q que horas hay enlace, por lo que te puedes quedar tirado allí , posiblemente, sin alojamiento.

          Sin perder la moral -tiene mérito -, nos vamos a la estación de tren, para tratar de gestionar billetes futuros, a Junagadh y Jamnagar. Otra en la frente, porque está rodeada de obras y no dispone de reservas anticipadas, a pesar, de que un cartel indica, que estamos en horario.

          Al margen, ni casi restaurantes, ni los socorridos y ya cansinos puestos de fritanga -esta mañana, me comí la samosa más picante de mi vida -, que nos vinieron socorriendo, desde que dejamos Calcuta. 

          Por fin y para prepararnos para las visitas de mañana, tratamos de acercarnos a los templos y su escalera. La Lonely Planet pone 2 kilómetros y 30 minutos. El mafioso del hotel, nos dice lo mismo. La realidad: un camino horrible y congestionado de casi una hora, dando mil vueltas porque vhay que cruzar un puente y en total son casi cinco kilómetros. Entramos en el recinto y vemos unos cuantos templos, bastante impresionantes, sobre todo por el desembolso en construirlos y por la limpieza y el mantenimiento (estos jainitas, no comerán moscas, pero de pasta no andan mal) . Primeras conclusiones: te registran el bolso al entrar -no los bolsillos -, hay que quitarse los zapatos en todas partes y te persiguen, como sabuesos, para que no hagas fotos ni vídeos, pero al menos no te despluman. ¡Continuará!

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