Todas las fotos de este post son, de Queenstown (Nueva Zelanda)
Prometí, escribir un post, contando las diferencias entre Australia y Nueva Zelanda y después de llevar casi media estancia en este segundo país, veo que va a resultar difícil. Porque las gentes y las culturas, que los integran, son bastante parecidas. Al menos, en el mundo urbano. Con decir, que lo más evidente es, que en Australia no se vende cerveza ni vino en los supermercados y en Nueva Zelanda si, está todo aclarado. Pero, seguiré esforzándome en la conclusión de este objetivo.
Sí que es verdad, que en el país maorí, se vive a un ritmo más lento, más reposado. Aunque, también es verdad, que hay mucha diferencia de estilo de vida y de horarios, dependiendo de si el lugar es o no turístico.
En Christchurch, todo está cerrado a las cinco de la tarde, mientras que en Queenstown, las tiendas permanecen abiertas hasta más de las diez, a pesar de que tampoco cuentan con muchos clientes.
Lo que si nos ha llamado la atención es, la cantidad de oferta que existe de empleos no cualificados -tiendas, supermercados, bares, restaurantes, agencias de viajes...-, que se ofrecen a diestro y siniestro en los destinos turísticos, sobre todo, en Queenstown. Si en Australia predomina la mano de obra asiática, en Nueva Zelanda, toman pujanza las sudamericanas (en ambos casos chicas, que supongo, vienen buscando también marido, que las saque de pobres)
Porque, aunque los sueldos son buenos -28.000 euros al año de media- por los 17.000, de España-, os aseguro, que el nivel de vida es tan alto, que la pasta se va volando.
A mí ya, los precios australianos me parecen una ganga, comparados con estos. Naturalmente, hay escapatorias. Los supermercados rebajan a un dólar la comida preparada, cerca de caducar. Los refrescos de marca blanca son baratos y el pan de molde, las alubias con tomate de lata o los apestosos y blandos espaguetis enlatados, también.
Pero, esto es para turistas, que estamos unos días por estos lares y nos da igual; pero, quien reside aquí todo el año, precisa de una alimentació n más equilibrada y eso conlleva un enorme gasto. No son pocas las cosas básicas, que cuestan cuatro o cinco veces más, que en España. Por no decir, que los restaurantes, los bares y el ocio, solo están al acesso de los más adinerados o de los que no pretendan tener una economía saneada.
Por lo general, hemos dormido en alojamientos más baratos y mejores, que en Australia. Pero el transporte, casi monopolístico -al menos, en la isla sur-,:se come todo el beneficio y deja un fuerte saldo negativo (sobre el asunto de los buses interurbanos escribiré una entrada especial y exclusiva)
La comida es más cara, en Nueva Zelanda. La misma marca de lata de sardinas o de galletas -por comparar- vale en torno al doble, que en Australia.
Los tours presentan un coste similar, aunque nos ha parecido mucho más profesionales y serias, las agencias de Australia.
Y en el referido asunto del alojamiento, debo indicar, que hemos sucumbido a hospedarnos en el dormitorio compartido de un hostel, porque en Queenstown, todo está a precio de oro, aprovechando el tirón turístico.
Prometí, escribir un post, contando las diferencias entre Australia y Nueva Zelanda y después de llevar casi media estancia en este segundo país, veo que va a resultar difícil. Porque las gentes y las culturas, que los integran, son bastante parecidas. Al menos, en el mundo urbano. Con decir, que lo más evidente es, que en Australia no se vende cerveza ni vino en los supermercados y en Nueva Zelanda si, está todo aclarado. Pero, seguiré esforzándome en la conclusión de este objetivo.
Sí que es verdad, que en el país maorí, se vive a un ritmo más lento, más reposado. Aunque, también es verdad, que hay mucha diferencia de estilo de vida y de horarios, dependiendo de si el lugar es o no turístico.
En Christchurch, todo está cerrado a las cinco de la tarde, mientras que en Queenstown, las tiendas permanecen abiertas hasta más de las diez, a pesar de que tampoco cuentan con muchos clientes.
Lo que si nos ha llamado la atención es, la cantidad de oferta que existe de empleos no cualificados -tiendas, supermercados, bares, restaurantes, agencias de viajes...-, que se ofrecen a diestro y siniestro en los destinos turísticos, sobre todo, en Queenstown. Si en Australia predomina la mano de obra asiática, en Nueva Zelanda, toman pujanza las sudamericanas (en ambos casos chicas, que supongo, vienen buscando también marido, que las saque de pobres)
A mí ya, los precios australianos me parecen una ganga, comparados con estos. Naturalmente, hay escapatorias. Los supermercados rebajan a un dólar la comida preparada, cerca de caducar. Los refrescos de marca blanca son baratos y el pan de molde, las alubias con tomate de lata o los apestosos y blandos espaguetis enlatados, también.
Pero, esto es para turistas, que estamos unos días por estos lares y nos da igual; pero, quien reside aquí todo el año, precisa de una alimentació n más equilibrada y eso conlleva un enorme gasto. No son pocas las cosas básicas, que cuestan cuatro o cinco veces más, que en España. Por no decir, que los restaurantes, los bares y el ocio, solo están al acesso de los más adinerados o de los que no pretendan tener una economía saneada.
Por lo general, hemos dormido en alojamientos más baratos y mejores, que en Australia. Pero el transporte, casi monopolístico -al menos, en la isla sur-,:se come todo el beneficio y deja un fuerte saldo negativo (sobre el asunto de los buses interurbanos escribiré una entrada especial y exclusiva)
La comida es más cara, en Nueva Zelanda. La misma marca de lata de sardinas o de galletas -por comparar- vale en torno al doble, que en Australia.
Los tours presentan un coste similar, aunque nos ha parecido mucho más profesionales y serias, las agencias de Australia.
Y en el referido asunto del alojamiento, debo indicar, que hemos sucumbido a hospedarnos en el dormitorio compartido de un hostel, porque en Queenstown, todo está a precio de oro, aprovechando el tirón turístico.
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