Esta es de Pattaya y las demás, de Bangkok (Tailandia)
Sabía yo, que Pattaya, iba a dar para otro post y así ha sido. Andaba desesperado buscando vuelos para Melbourne, Sydney o Gold Coast, con el único alivio de que el Valladolid,vva por su tercera victoria seguida, tras vencer al Huesca, cuando trasteando por la escalera del hotel - porque el wifi no llega hasta la habitación - mi esposa decide irse a comprar unos snacks y unas galletas al Seven Eleven.
No pasa ni un minuto, cuando aparecen de la nada, en un hotel correcto y suficientemente transitado, tres chicas jóvenes guapísimas. Dos van delante, con mucha complicidad y aunque no se dirigen directamente a mi, queda clara su sutil propuesta. No sé muy bien, que papel jugaba la que cerraba la comitiva, aunque supongo, que se trata de movimientos ensayados y protocolarios, llevados a cabo con total cotidianidad, aunque a los visitantes nos pueda sorprender.
Las chicas que se dedican a esto, en Pattaya, tiene un especial saber estar, que embruja, intimida y a la vez da pena. Apenas disfrutan de la veintena y posan y actúan, preparadas para la ocasión, como si fueran esposas de banqueros, políticos o altos ejecutivos. Que diferencia con las jóvenes de los bares, de Bangkok, algo menos dotadas físicamente, pero simpatiquisimas, alegres y divertidas y mucho mas espontáneas.
Pattaya no deja indiferente, pero no como algunos quieren justificar, por ser la ciudad del pecado. Que ofensa a Las Vegas. O de los escandalizados puritanos, que simplemente, la consideran, como Sodoma o Gomorra.
La explicación es más sencilla y mundana: porque es un fenómeno inexplicable.¿Como es posible que un lugar cutre, inhóspito - Walking Street, más bien, se tendría que llamar sailing Street, porque cuando caen cuatro horas, se inunda-, de infraestructuras penosas y de playas bien feas, como demonios, pueda albergar un día tras otro, a miles de babosos y conseguir, que se desplacen más de diez mil kilómetros desde sus hogares, para tocarle el culo a plena luz del día, a una chica, mientras ponen cara de idiotas?
Hoy, hemos vuelto a Bangkok. Aquí las chavalas - da igual superen la veintena y sean universitarias o despunten en su adolescencia - , visten larga falda negra y camisa blanca, día tallas más grandes que la que les correspondería. Se amontonan en los puestos de salchichas, pollo o dulces, que se sitúan a la puerta de sus centros escolares, con cara de felicidad e ingenuidad. ¡Que maravilla!
La normalidad ha vuelto, mientras ponemos nuestro punto de mira, en Australia. Gold Coast nos espera.
Sabía yo, que Pattaya, iba a dar para otro post y así ha sido. Andaba desesperado buscando vuelos para Melbourne, Sydney o Gold Coast, con el único alivio de que el Valladolid,vva por su tercera victoria seguida, tras vencer al Huesca, cuando trasteando por la escalera del hotel - porque el wifi no llega hasta la habitación - mi esposa decide irse a comprar unos snacks y unas galletas al Seven Eleven.
No pasa ni un minuto, cuando aparecen de la nada, en un hotel correcto y suficientemente transitado, tres chicas jóvenes guapísimas. Dos van delante, con mucha complicidad y aunque no se dirigen directamente a mi, queda clara su sutil propuesta. No sé muy bien, que papel jugaba la que cerraba la comitiva, aunque supongo, que se trata de movimientos ensayados y protocolarios, llevados a cabo con total cotidianidad, aunque a los visitantes nos pueda sorprender.
Las chicas que se dedican a esto, en Pattaya, tiene un especial saber estar, que embruja, intimida y a la vez da pena. Apenas disfrutan de la veintena y posan y actúan, preparadas para la ocasión, como si fueran esposas de banqueros, políticos o altos ejecutivos. Que diferencia con las jóvenes de los bares, de Bangkok, algo menos dotadas físicamente, pero simpatiquisimas, alegres y divertidas y mucho mas espontáneas.
Pattaya no deja indiferente, pero no como algunos quieren justificar, por ser la ciudad del pecado. Que ofensa a Las Vegas. O de los escandalizados puritanos, que simplemente, la consideran, como Sodoma o Gomorra.
La explicación es más sencilla y mundana: porque es un fenómeno inexplicable.¿Como es posible que un lugar cutre, inhóspito - Walking Street, más bien, se tendría que llamar sailing Street, porque cuando caen cuatro horas, se inunda-, de infraestructuras penosas y de playas bien feas, como demonios, pueda albergar un día tras otro, a miles de babosos y conseguir, que se desplacen más de diez mil kilómetros desde sus hogares, para tocarle el culo a plena luz del día, a una chica, mientras ponen cara de idiotas?
Hoy, hemos vuelto a Bangkok. Aquí las chavalas - da igual superen la veintena y sean universitarias o despunten en su adolescencia - , visten larga falda negra y camisa blanca, día tallas más grandes que la que les correspondería. Se amontonan en los puestos de salchichas, pollo o dulces, que se sitúan a la puerta de sus centros escolares, con cara de felicidad e ingenuidad. ¡Que maravilla!
La normalidad ha vuelto, mientras ponemos nuestro punto de mira, en Australia. Gold Coast nos espera.
1 comentario:
Hola, de nuevo. Hemos empezado a publicar las fotos en los posts. Os pedimos un poco de paciencia
Gracias y saludos
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