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domingo, 24 de febrero de 2019

Como organizarse la vida en las Cameron Hihglands

                       Todas las fotos de este post son, de las Cameron Highlands (Malasia)

          Cuando el bus llega a la estación de Tanah Rata, los que te están esperando no son los de los alojamientos -como en otros sitios-, que los hay a cientos, sino emisarios de las agencias, para entregarte los folletos de los tours por las zonas colindantes. Todo correcto, porque no son nada agresivos.
       
Hay dos formas de transitar por las Cameron y no son incompatibles, necesariamente, pudiendo llegar a ser complementarias. Por un lado, esta citada oferta, que básicamente, admite tres posibilidades. Un tour por las granjas de los alrededores: fresas, abejas, té, mariposas...a 25 ringgits. Por el doble, te quitan algo de morralla y te incluyen el treking al Gunung. Y la tercera opción, ya resulta más cara y está relacionada con ver la raflexia (supongo, que está flor es estacional y luego sino la hay, te cuentan cualquier milonga, cuando ya te han atrapado el dinero y el interés).

           Valoramos la primera opción y la descartamos rápido, por motivos contundentes. Por un lado, existe en la ciudad el parque Mardi Agro Technology -cuesta 5 ringgits, pero te puedes colar por detrás, sin problemas-, donde se encuentran la mayoría de las cosas, que ofrece este primer paquete. Y por el otro -como tantas veces ocurre en el tercer mundo-, porque la oferta incluye muchas trampas. La excursión no incluye las entradas, ni lo que consumas. Os imagináis que en un supermercado os cobrarán por entrar. Pues eso ocurre aquí: pagas la tasa de ingreso y después diez fresas -las recolectas tu, claro- que te cuestan dos euros. Cada vez, ¡nos agotan más los sinvergüenzas organizados!

          La otra posibilidad -ademas de una tercera, que es quedarse tomando cerveza en los bares del pueblo, como hacen algunos guiris- es, realizar caminatas a través de los famosos senderos, que parten, mayormente, de esta localidad.

          En su estado puro, pocos sobrepasan los 2,5 kilómetros, pero para los treckineros más audaces, existe la solución de quedarse mucho tiempo aquí, porque unos se entrelazan con otros, dando opciones variadas y hasta inverosímiles.

En el próximo post, os damos los datos, sobre lo que hemos hecho estos días. En este, nos limitamos a dar unos consejos básicos, que ni siquiera nosotros hemos seguido en todas las ocasiones.

          Es tremendamente fácil, que llueva aquí, en cualquier época del año. Aunque cortos, los senderos pueden llegar a ser complicados por múltiples razones: fango, estrechez, tramos muy oscuros debido a la selva, grietas en el suelo, atravesar invernaderos...Traer equipo de montaña, con bastones y todo lo demás, no es mala idea. Y, sobre todo, no obstinarse en llegar hasta el final de los senderos, si las condiciones no resultan favorables.

          En la época, que nosotros hemos llevado a cabo esta experiencia, no te cruzas con muchos viajeros, por lo que en caso de necesitar ayuda, la cosa se complica. Al margen, corren ciertas leyendas, sobre salteadores de caminos o manadas de perros rabiosos, que circulan de blog en blog y de las que no tenemos ninguna constancia fehaciente -no nadie que sepamos, lo ha sufrido en sus propias carnes-, pero la cosa no deja de acojonar.




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