Cap Skiring (Casamance, Senegal)
“Dinero”:
29º.- El estrastoferico ascenso
de los precios, sin remordimiento o sonrojo. En un mes, el visado de Gambia ha
subido, de 25000 a 45000 francos, la cerveza en el supermercado, un 20% y la visa
de Mauritania, de 31 a 48 €.
30º.- El mismo vendedor, y en
varios casos, preguntando el precio de un artículo, te lo sube sin rubor, diez
minutos después.
Rosso (Mauritania)
“Servicio a los clientes”:
32º.- Los negocios –salvo los
bancos y no siempre- nunca disponen de horarios en la puerta, perjudicando la
actividad comercial y a ellos mismos. Pero, parece darles igual.
33º.- Son actores redomados de la
mentira: después de haber pagado el hotel a precio de oro y tras haberte hecho
una jugarreta, se sorprenden, cuando les dices, que no hay ni luz ni agua, ni
la llave cierra la puerta por fuera.
34º.- Si vas a preguntar a la
oficina de turismo de Dakar, única conocida y operativa en el país, las mujeres
que atienden, no tienen la menor idea de nada. Las más voluntariosas, te mandan
coger un taxi o alegan desconocimiento. Las más osadas, directamente, se
inventan lo primero que les viene a la cabeza, sin pudor o remordimiento.
35º.- Incapacidad para la negociación.
Prefieren tener un alojamiento vacío, que bajarse del burro de su tarifa.
36º.- Dejar el negocio vació y
abierto –sea puesto, tienda o cíber- y sin señal alguna, de cuando volverán. En
el caso, de que ya hayas consumido el servicio, te toca esperar –a lo mejor
eternamente- o traicionas tus principios y le birlas unos pocos francos, a un
supuesto pobre. Si se trata de una compra, lo usual es, coger el producto,
dejar el importe exacto y esperar a que nadie ajeno, se lo lleve (cosa, que no
suele ocurrir, porque afortunadamente, entre pobres no se suelen robar)
“Pedigüeños”:
37º.- El asunto de los niños
pedigüeños –con el bote de tomate o nocilla, colgando del cuello- y que actúan
en manada, es realmente un problema grave y molesto. Resulta imposible saber,
cual es su origen y como termina y sobreviven, dado que llegada una determinada
edad, desaparecen del asfalto. Son una rémora absoluta, que entorpece cualquier
actividad o relación.
38º.- Muchos transeúntes –niños y
no tan niños- se creen con el derecho de molestar al extranjero, pidiéndole regalos,
dinero o que les compres cosas inservibles –que tienen a la venta-,
supuestamente, porque eres menos pobre que ellos. En este sentido, el
avasallamiento en las estaciones de autobuses, en los primeros diez minutos,
hasta que te muestras firme, es tremendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario