San Louis
Saint Louis es un soplo de aire fresco, después de transitar más de 2000 kms, por el desierto del Sahara. Aunque el viento y la arena, en clara confabulación, contra el ser humano, te llenan inexorablemente, todo el cuerpo y la ropa de polvo, también aquí.
Saint Louis es un soplo de aire fresco, después de transitar más de 2000 kms, por el desierto del Sahara. Aunque el viento y la arena, en clara confabulación, contra el ser humano, te llenan inexorablemente, todo el cuerpo y la ropa de polvo, también aquí.
El puente de hierro de esta
ciudad, de unos 500 metros de longitud, es todo un emblema del África
occidental. Gustavo Eiffel lo diseño para el Danubio, pero acabó en el río
Senegal. Saint Louis se divide en cuatro áreas, a efectos turísticos. Una zona
anodina, donde está la nueva –es un decir- estación de autobuses y nuestro
correcto y barato albergue. Otra, junto al puente pero sin cruzarlo, donde se
halla un vibrante y aglomerado mercado, al lado de lo que fue la antigua estación
de trenes –hoy en desuso-. En África, nada se reforma o se derriba, mientras
sea para uso turístico. Simplemente, se deja al devenir del tiempo.
No ocurre lo mismo, con todos los
despojos, que llegan de Europa, en forma de vehículos, frigoríficos irreparables
o recauchutados de rueda. Para darles una utilidad, se trabaja a fondo y miles
de familias, viven de ello. En este continente, siempre hay una solución para
dar utilidad, a lo aparentemente, inutilizable.
Las otras
dos zonas son la turística en si –bastante cuidada, gracias a la labor de
bancos y hoteles, que utilizan los edificios como sede- y la genuina y
autentica, que linda con el mar, donde los coches de caballos –como si fuera
otra época-, hacen casi de exclusivo transporte y las calles transversales,
permanecen sin asfaltar, con el suelo lleno de arena, cabras, burros, niños,
redes de pesca, puestos rudimentarios de pescado frito... La playa es salvaje y
en ella tienen cabida, todo lo citado anteriormente y más. Menos bañistas.
San Louis, arriba y abajo
La infancia en este lugar, como
en otras tantas partes de África, se disecciona en dos. Los más pequeños –ya
bastante avispados-, que disfrutan o se contrarían, al juntar el blanco de
nuestras manos y el negrísimo de las suyas y los ya evolucionados, de más de diez
años, que exigen –más que piden- “cadeaus” (regalos), ya sea en forma de dinero
–preferible- o de cualquier cosa, que lleves a mano.
Mañana
partimos hacia Dakar, siendo 29 de febrero. Es la segunda vez consecutiva, que
en esta fecha, nos encontramos de viaje largo. Puerto Natales (Chile), en 2008,
fue la protagonista de esa fecha. Llegar a la capital de Senegal, era nuestro
primer objetivo, de este viaje por África occidental. A partir de ahí, trataremos
de acometer metas mayores.
San Louis
San Louis
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