Isla de Goreé
Después de haber hecho la visa de India en el extranjero –aunque en España, también debe de tener sus cosas-, una se siente, como si hubiera realizado un doctorado, en visados. Aunque la verdad es, que en África occidental no ponen demasiadas pegas burocráticas. Como en el caso de Mauritania, lo primero y apremiante, que nos han pedido, es el dinero (15000 CFA, para quince días). Da igual, el color de fondo de la foto o si faltan datos de rellenar en el formulario.
Después de haber hecho la visa de India en el extranjero –aunque en España, también debe de tener sus cosas-, una se siente, como si hubiera realizado un doctorado, en visados. Aunque la verdad es, que en África occidental no ponen demasiadas pegas burocráticas. Como en el caso de Mauritania, lo primero y apremiante, que nos han pedido, es el dinero (15000 CFA, para quince días). Da igual, el color de fondo de la foto o si faltan datos de rellenar en el formulario.
Entretenemos
un par de días, disfrutando de la playa y la fresca y barata cerveza –algo
impensable, en la dura travesía del desierto mauritano y saharaui- y visitando
la bellísima y encantadora isla de Goree. A pesar de saberlo de antemano, el
día empieza con enfado. Aquí el timo consiste, en soplarte 9 €, por dos
travesías de 25 minutos en ferry y otro y medio, por una tasa turística. Lo de
tener que aflojar la cartea, por entrar a las ciudades, cada vez es más
generalizado y preocupante. ¡Se extiende por todo el mundo, como si fuera la
peste!.
Pero, la agradable climatología,
los magníficos edificios coloniales –situados en un entorno excelente y en
diverso estado de decadencia-, además de las escasas molestias de los
lugareños, van dulcificando la mañana, hasta hacerla, casi extasiante, mientras
degustamos unas cervezas en soledad, detrás de la fortaleza. En ese rato,
cuatro gatitos recién nacidos –uno ciego- tratan de seguir nuestros
movimientos, para chuparnos los dedos de los pies.
Isla de Goreé
Nos deleitamos también, comiendo un delicioso paté de anchoas local y redescubriendo los puestos de artesanía: desde cuadros bastante infantiles, a esculturas hechas con antenas de móviles, cucharas, brochas, mandos a distancia, candados, botones, latas de sardinas…
Nos deleitamos también, comiendo un delicioso paté de anchoas local y redescubriendo los puestos de artesanía: desde cuadros bastante infantiles, a esculturas hechas con antenas de móviles, cucharas, brochas, mandos a distancia, candados, botones, latas de sardinas…
El próximo post, que espero
escribir, deberá ser sobre Casamance, la que dicen es, la región más bonita de
Senegal. Eso significaría, que no ha habido incidentes y que hemos recogido,
sin novedad, la visa de Mali y hemos comprado los billetes del ferry, a
Ziguinchor.
Isla de Goreé
De momento y en presencia de la
luna llena, volvemos a compartir playa –de virulenta corriente- y cervezas,
ahora de vuelta en Dakar, mientras los lugareños se ejercitan, realizando
tablas gimnásticas, escasamente ortodoxas (no levantan la tripa del suelo y se
limitan a desplegar y plegar los brazos, en lo que ellos consideran, como
flexiones).
1 comentario:
Este post y el anterior, fueron escritos originariamente, el 6 y el 9 de marzo, de 2.012.
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