Después de la dureza de Sumbawa y Lombock -calor, alojamientos chungos, transportes peores, ausencia de alcohol y de cerveza, carreteras insoportables-, nuestra vida ha perdido la mayor parte del sufrimiento. Ello hace que estemos más relajados y que dediquemos mucho más tiempo a debatir de cosas, en las que hoy nos va la vida y mañana, ni nos acordamos de ellas
Sin ir más lejos, tres han sido hoy los asuntos de controversia.
1.- ¿Navidades a la europea, con su frío, sus tradiciones, sus excesos y parafernalias o a la tropical, con el calor húmedo, la playa y sus mojitos y caipiriñas, pero con celebraciones mínimas? No somos nada navideños y cada vez menos, pero nos seguimos quedando con lo de siempre, aunque ni tengamos familia (la de mi pareja ya murió y la mía, como si lo estuviera).
2.- ¿Leer las opiniones de los usuarios de los hoteles, en Booking o sencillamente, evitarlas? Cada vez, somos más partidarios de lo segundo, porque la mayoría de la gente da importancia a cosas absurdas y superfluas, o ha viajado muy poco y no tienen con que comparar. Tampoco nos sirve la media de puntuación. Hay lugares con una valoración de cinco -como el de ahora-, en los que nos hemos sentido mejor, que en otros de ocho. Además en este aspecto, hay mucho fraude a través de muchos clicks robóticos o interesados, que nunca visitaron el establecimiento o que son los mismos propietarios.
3.- ¿Habitaciones con aire acondicionado o sin el? La respuesta parece de perogrullo, pero no lo es tanto, cuando te das cuenta, que con la primera opción y en países muy calurosos, como este, quieres salir al exterior más tarde y volver por la noche más pronto, para guarecerte, mientras de las habitaciones donde te asfixias, quieres salir huyendo a todas horas y por tanto, visitas más cosas.
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