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jueves, 23 de mayo de 2024

Se nos atragantó Sumbawa

           Creo, que la única vez, que he perdido el control en este viaje, ha sido, cuando en Sumbawa y parte de Lombock, nos han tenido sin poder tomar alcohol -ni siquiera una misera cerveza -, durante casi cuatro días y sus respectivas noches, mientras nos machacaban con la lentitud y arbitrariedad de los transportes, nos devoraba el monzón o éramos sometidos a vejaciones y risas por los lugareños, simplemente para su divertimento. La vida es muy aburrida, porque en buena parte del territorio de la Sonda, no hay ni siquiera ni bares de té o café. Nos dejaron tranquilos, después de que se dieran cuenta de que con sus indisimuladas tretas colectivas, no iban a sacarnos una sola rupia.

          En los primeros viajes al sudeste asiático -salvo Tailandia y Laos-, vivíamos en una especie de montaña rusa, lo que afectaba a diario a nuestro carácter . Hace ya tiempo y en esta zona del planeta, que nos tomamos la vida con mucha más filosofía, tranquilidad y sin sufrir desgaste. Ya no entramos al trapo de casi nada, ni de casi nadie, pero debemos reconocer, que Sumbawa se nos ha hecho largo y que en esta isla hemos sido maltratados de diversas maneras y ninguna ha sido, precisamente, sutil. No vamos a arremeter contra nadie, porque la mayoría de la gente en Sumbawa y en el resto de Indonesia es buena, al margen del gran salvajismo adquirido, que es variado. El común de los mortales trata de ayudarte, a su manera, incluso, cuando no están preparados para ellos, porque hemos detectado, que mucha gente no sabe leer, ni escribir.

          La gente mala es la de siempre, la que espera sacar algo de ti, abiertamente y a tumba abierta o bajo manipulación y confusión. Son  los mismos de casi todas partes del tercer mundo: los del transporte, los  de las agencias, los buscavidas sin oficio, pero con mucho tiempo libre y los molestadores profesionales. Serán los  gestores de los alojamientos o las señoras de los concurridos puestos de comida, la que os hagan la vida más fácil, porque va en sus genes, se juegan su esforzado beneficio gota a gota y su prestigio.

          Sobre el gremio del transporte y los supuestos negocios emergentes en el tercer mundo, hablo en la próxima entrada.

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