En los dos viajes anteriores a Bali -2008 y 2018- ya habíamos ido andando, desde Dempasar, a Kuta. En la primera ocasión había bemos casi a cada instante, que cubrían el trayecto por un precio muy barato, por lo que el paseo fue casi por placer y por contemplar los templos del camino y entrar al Carrefour.
En la segunda ocasión, aún circulaban algunos bemos, pero de manera muy infrecuente, desde la estacion de Tegal, por lo que decidimos regresar caminando, para evitar esperas. A mitad de camino, había unas obras tremendas, que nos supusieron muchas dificultades. Al menos, habían tapado las alcantarillas del camino, que en la anterior vez estaban descubiertas y ansiosas de tragar peatones.
Hoy en día, ya no circula un solo bemo por toda la isla. Han ideado un sistema de autobuses rojos con tarjeta, que no coge nadie y que para dos personas son más caros, que los propios taxis. Así, que decidimos ir andando, más por necesidad y vagancia que por buscar otras alternativas.
La salida de Kuta fue sencilla, también hasta medio camino, con muy pocos cruces complicados. Pero en la parte de acceso a Dempasar, todo se enmaraño. Primero porque nos equivocamos de calle y debimos retroceder y después porque las aceras se transformaron en asesinas, llenas de todo tipo de objetos -algunos, inimaginables, ni para un guionista de Hollywood - y de irregularidades del asfalto o elementos punzantes o arañantes. Amenaza tras amenaza, en un interminable peregrinar hasta la terminal de Tegal, hace tres caótica y ahora, sencillamente, abandonada. Una pena.
Hasta la de Ubung, hay unos cinco kilómetros, desde aquí, por un camino recto y más tranquilo. Este será el último punto desde donde abordaremos los buses, que conectan el oeste de la isla, con Java. Antes, los bemos drivers, te agobiaban, para que cogieras sus servicios. Hoy solo, algún taxista despistado. Menos mal, que de camino se contemplan templos espectaculares. Siendo generosos, la estación de Ubung funciona a medio gas, aunque al menos, hay autobuses para nuestro próximo destino: Gilimanuk.
Decidimos descansar. Es tarde por lo que cogeremos un servicio al día siguiente. Encontramos un cercano hotel barato pero perdimos la piscina y el aire acondicionado del día anterior. Cómo recompensa cenamos las mejores patatas rebozadas del viaje y degustamos un exquisito plato de pasta con pollo, crujiente y varias verduras.
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