Para nuestra sorpresa, el microbús a Gilimanuk, resultó confortable,dispuso de aire acondicionado y no nos trataron de engañar con el precio. Vehículo lleno de cuervos musulmanas ansiosas de volver a su territorio. En Gilimanuk, decidimos hacer noche y no fue buena idea porque los alojamientos son caros y uraños. Pasamos una de las peores noches del viaje, agobiados por el asfixiante calor, la falta de aire puro, los perros, los gallos, el trafico y los incesantes cánticos de la cercana y agobiante mezquita. Para colmo, incluido en el alto precio el desayuno era una mierda.
Al menos, avanzamos en el retorno y compramos vuelos, con Scoot, hacia Atenas y con escala en Singapur desde Kuala Lumpur. Muy barato. Descartamos la opción de volver con Xiamet, desde Bangkok.
Pero y a pesar de todo, Gilimanuk no es un sitio horrible. Dispone de dos accesos al mar y de un proyecto de paseo marítimo semifrustrado, además de la mayor oferta de bebidas alcohólicas de toda la isla, en forma de arack de producción local. Pero, cuidado, porque sus precios siendo casi similares lo tienen desde excelente a asqueroso, por lo que hay que andarse con tiento. Tiene ademas una mezquita, un templo y una iglesia.
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