Nuestros objetivos al principio del verano eran modestos. Siete u ocho días por Galicia oriental y Asturias occidental y una escapada de una semana, a algún punto del sur de Italia. Grecia, casi ni se nos pasaba por la cabeza.
Sin embargo, el viaje a este país estaba perfectamente planificado, desde el verano de 2016. Íbamos a llevarlo a cabo en noviembre y teníamos los billetes aéreos de ida comprados, con Ryanair. Pero un coche nos atropello de forma no muy grave el día 5 de ese mes y desistimos de nuestros planes por mi dolor de hombro
Lo único, que ha cambiado de aquel itinerario inicial es, que hemos sustituido la visita a Rodas, por la de Creta (la bella Chania, en concreto).
Corría el 8 de agosto, cuando volvíamos de Bilbao, encantados de la vida. No habíamos mirado ni vuelos, ni nada, pero me puse a enredar en proyectos europeos y encontré billetes, para Atenas, a 25 euros para el día 14 y no lo pensamos dos veces, a pesar de la cercana fecha. Anteriormente y como viaje menor del verano, habíamos comprado unos billetes de ALSA, a mitad de precio, a Madrid, para el día 12
Nuestro objetivo inicial suponía una semana en esta comunidad, visitando La Pedriza, El Escorial, Guadalajara, Chinchón...
Y al final, utilizamos ese boleto de bus para hacer una mezcla de ambos itinerarios, puesto que además de Grecia continental y Creta, añadimos Guadalajara y El Escorial, además de un par de días en la capital.
Con la celeridad ya acostumbrada, nos pusimos a informarnos sobre los trámites administrativos del viaje. Ahora, en los tiempos que corren, viajar por Europa ya no es, como antes y exige casi tanto papeleo -aunque gratis-, como un antiguo visado, a India. Por internet, afortunadamente y con aprobación automática, se debe rellenar, cansinamente, el llamado PLF, en inglés; formulario de localización de pasajeros. Basta con uno por cada familia.
Partimos sin billete de vuelta y con la duda de Creta, pensando estar unos doce días en el país, pero al final, se alargaron, a veintidós. Habíamos estado en Atenas, Salonica y Patras, en 1994 y solo hemos repetido la primera ciudad. Entre lo que ha cambiado y los pocos recuerdos de entonces, nos ha sonado, como un destino nuevo. ¡Nos encanta Atenas -sobre todo, su Soho- y los atenienses ! Y por eso hemos pasado allí -en dos fases- una semana de viaje, en muy baratos y adecuados alojamientos.
Además de la capital y la zona del Pireo, hemos visitado Kalambaka, Kastraki, Meteora, Ioanina, Corinto, Nauplia, Esparta, Mistra, Monemvasia y Chania.
Lo mejor del viaje, TODO, menos el sofocante calor y los elevados precios del transporte público, que además cuenta con muy poca frecuencia. Es increíble -aunque ya lo analizaré en otro post-, como un país del primer mundo -eso también, requiere otro artículo- ha dejado morir la mitad de sus líneas ferroviarias.
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