Después de haber descartado unos cuantos emplazamientos de ruinas por considerar, que los restos eran muy escasos y poco interesantes, nos decantamos por cinco lugares en el sur del país, que finalmente, fueron cuatro, al no encontrar transporte público directo, a Gition, desde Monemvasia.
- Nauplia: precioso lugar, al que se accede desde Corinto, en poco más de una hora. El billete de autobús de ida y vuelta sale más barato y el retorno se puede utilizar, durante dos meses. La ciudad cuenta con un extraordinario casco antiguo al nivel del mar, con mucho ambiente y lleno de restaurantes y comercios y otra zona más elevada, a modo del barrio de Anafiotika, en Atenas. Muchos alojamientos, pero no baratos
Cuenta con tres fortalezas. Para llegar a la más alta -se ve desde todas partes-, hay que ascender más de mil escalones. Es algo cara -ocho euros- para dedicarle tanto esfuerzo. Cuenta con ocho bastiones. Después, está la que se ubica encima de la zona antigua, en semiruinas y desde dónde hay extraordinarias vistas. Y por último, la flotante, en una isla. Se puede ir y volver en bote por cinco euros, pero no en la actualidad, porque se encuentra en obras, llena de andamios.
La zona del puerto -incluido un espigón- está llena de restaurantes y bares, muy concurridos por la noche. Bonitas puestas de sol. No muy lejos, tres magníficas piscinas artificiales dentro del propio mar, donde nos dimos un buen baño. Hay también una estrecha playa
- Esparta: la ciudad nueva no tiene nada interesante. Es el mejor campo base para visitar Mistra. De la Esparta vieja queda tan poco, que ni te cobran por la visita. Alojamiento muy caro.
- Mistra: una de las joyas del viaje. La entrada de abajo se encuentra a 7,2 kilómetros de Esparta: cinco hasta la ciudad nueva, uno a través de esta, más otro hasta la taquilla. La de arriba, 2,5 kilómetros más allá por la ascendente carretera. Se puede ir andando sin demasiado peligro. Cuesta 12 euros.
La ciudad, último bastión de la cultura bizantina, fue fundada en el siglo XIII. Esta excelentemente conservada y cuenta con varias iglesias -como la de Santa Sofía-, el monasterio de Pantanasa -hoy habitado por monjas-, un palacio y en lo alto, la fortaleza. Si se cubren los 300 metros de desnivel en una sola dirección -nosotros lo hicimos de abajo, hasta arriba-, basta con unas tres o cuatro horas. Como anécdota contar, que a los gobernantes de Mistra -llego a tener 20000 habitantes- se les llamaba déspotas.
- Monemvasia: es una impresionante isla, enfrente de Gefira, unida a esta por un puente. La entrada está a unos tres kilómetros. Se accede a su bonita calle principal, que es donde están los restaurantes y las tiendas. Hay una parte baja con más callejuelas, bellas casas y algunas iglesias. Unas pocas con salida al mar, donde te puedes bañar en salvajes playas de plataforma. Subir hasta la parte alta merece la pena, aunque resulta esforzado. Culminando, después de muy bonitas vistas, en la fortaleza y la iglesia de Santa Sofía.
- Gefira: por su parte, es fea, pero cuenta con un muy buen paseo marítimo y al otro lado, una larga playa. Buen sitio para el botellón nocturno.¿Merece la pena llegar hasta Monemvasia en transporte público? Allá cada uno, pero desde Atenas o Corinto, hay que cambiar dos veces de autobús. En Esparta y Molai y no siempre van seguidos. En el mejor de los casos, son cinco horas desde la capital, para solo 300 kilómetros.
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