Ioanina se encuentra a dos horas en autobús, desde Kalambaka. El mayor contratiempo, que presenta es, que los alojamientos son escasos y caros. Pero, nos encontramos ante una ciudad muy hiperactiva y animada, incluso en pleno mes de agosto.
La joya de esta ciudad resulta ser su ciudad vieja de origen otomano, protegida por una espectacular muralla. Se trata de un amplio barrio de casas turcas, con dos zonas de ruinas. La norte, muy espaciosa y armónica, incluye la bonita mezquita, la tumba de Ali Pasa, el museo bizantino y el Ich- Kyle, que es un amplio edificio muy arqueado.
La zona sur, al lado de unos impresionantes baños otomanos, está algo más encajonada y un poco más deteriorada, pero tiene su encanto. Alli encontramos la biblioteca, el museo municipal, y una mezquita de prominente minarete y un mausoleo. Ambas zonas son de visita gratuita y pasear por esta urbe antigua tan bizantina irradia bastante magia, de noche.
Otro de los atractivos es su extenso lago y el larguísimo paseo, que lo bordea, que da para estupendas y relajadas caminatas. Muy buen ambiente nocturno, incluido el de las terrazas de la orilla. En frente de ubica la isla de Nisi, a la que se puede cruzar en frecuentes ferris y que alberga algunos monasterios escondidos entre los árboles.
Por último, merece la pena pasear de forma distraída por la calle Averof, donde hay buenos restaurantes de soulaki -algunos abren toda la noche- y por tres calles perpendiculares, que albergan bares con muy buen ambiente desde el atardecer.
No pensábamos parar en Corinto, pero como es nudo de comunicaciones entre el norte y el sur -ya no de tren, porque se lo cargaron-, decidimos hacer escala y de paso, ir a la playa. La estación de autobuses, ya no está en el centro de la ciudad, sino junto al famoso Canal, que resulta bastante vistoso. ¡Parece, que le hubieran dado un hachazo a la tierra y por allí entrara el mar resplandeciente!
No tienen nada de espectacular las ruinas cercanas, pero la ciudad resulta agradable, con varias calles peatonales, tres iglesias de bonita factura, el tranquilo puerto y un muy agradable paseo marítimo.
Es un buen punto de partida, para hacer una excursión de un día, a la cercana Nauplia.
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