Definitivamente, si. Por algunos argumentos ya expuestos y por los que se van y resaltar a continuación. Yo he dicho, que ni juzgo, ni mucho menos, quiero despreciar a un país tan simpático. Simplemente, se exponen los hechos.
-A pesar de que el caos, en Atenas y fuerte de las zonas peatonales es evidente, en materia de tráfico y de tránsito, aún resultan las cosas peor en las poblaciones más pequeñas -por ejemplo, Ioanina o Corinto- y con menos infraestructuras. En este sentido, también se puede añadir, que las aceras, nunca cumplen su función. O están repletas de coches aparcados o de cosas variopintas. O teniendo un metro de ancho, les han plantado un árbol en todo el medio con las baldosas levantadas y lay raíces saliendo.
-Numero elevadísimo de motor por todas partes, incluidas las zonas peatonales. Cuanto más se prodigan estos vehículos en un país, más desigualdad y más pobreza. Por otra parte, no vimos un solo carril bici en todo nuestro periplo griego.
-Estaciones de autobuses muy alejadas del centro, mal comunicadas y varias en la misma ciudad, cuando no harían falta. Se trata de ubicarlas en orientación norte y sur, para que de cada una salgan los vehículos en esas direcciones, complicado la movilidad del pasajero. Ni que hablar, del abandono de las estaciones de trenes -incluida una de Atenas- y del ferrocarril, en general.
-El transporte público es infrecuente y caro. Grecia está llena de peajes de autopista cada muy poco kilómetros, porque el ansia recaudatoria insaciable del estado, no tiene límites. Se trata de exprimir al ciudadano, además, con unas carreteras bastante mediocres.
-Los mismos precios de las cosas en supermercados, que en tiendas pequeñas. Algo, que es inédito, en la mayoría de los países del supuesto primer mundo.
-Sale mas barato y adecuado comer en restaurantes económicos, que en los propios supermercados o cocinando tu mismo.
- Los precios de las cosas en Grecia son desproporcionados para los sueldos, la mayoría de las veces. Hay, que añadir, que el mismo producto en sitios diferentes, puede costar el doble y hasta el triple.
-Precios desproporcionados de las actividades de ocio, en casi todas sus variantes
-No se observa casi ninguna norma cívica, ni en la conducción, ni en casi el resto de aspectos de la vida cotidiana.
-Las ciudades son marginales y un auténtico cacharro, fuera de las zonas turísticas. La propia Atenas da miedo -y más de noche-, en cuanto te alejas un poco de las áreas más coquetas, que visitan los viajeros.
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