¿Por que vinimos, a Flores?
Aún nos lo seguimos preguntando, pero menos, que ayer. En un principio, habíamos planificado zonas de Tailandia y Vietnam, para un mes, que no conocíamos. Cuando este periplo llegaba a su fin, decidimos volver a Indonesia, por descarte. Y la decisión de Flores fue sencilla y poco estudiada. Habíamos estado, en Bali y Lombok y dijimos: "pues a por la siguiente", sin ni siquiera mirar el mapa.
Y otra razón es, que los vuelos son mucho más baratos, que a Sulawesi. El día antes de partir, nos dimos cuenta, de que es una isla muy estrechita, pero bastante larga y que no podíamos hacer un circuito circular teniendo que volver por el mismo sitio. A todo esto, no teníamos ningún interés, ni en la estafa de los ladrones -dragones - de Komodo, ni en bucear, ni en los caros tours de uno o varios días por los alrededores de Labuan Bajo.
Frustrados parcialmente y ya in situ decidimos, que no recorreríamos la isla, hacia el este, porque las ciudades no son interesantes y los lugares a visitar son poco espectaculares y son inaccesibles en transporte público. Tiraremos hacia el oeste, descubriendo Sumbawa y regresando a lugares no visitados de Lombok y Bali, para volver por tierra a Surabaya, desde donde tenemos vuelo a Kuala Lumpur, el 21 de diciembre.
Y, nosotros, que sin haber mirado nada, queríamos hacer, sin quitarnos las chanclas y en un mes, Flores, Timor y Sumbawa. Quizás ver, veamos lo justo, pero solo con las experiencias vitales que llevamos aquí en dos días, nos ha merecido la pena.
En cualquier país del sudeste asiático -salvo Tailandia -, si te sales de los circuitos convencionales, las cosas se complican muchísimo. Ahí están presentes la desesperación y el subidón. A cambio, también, en estas zonas, los pelmas y los buscavidas, sencillamente, no existen.
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