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viernes, 23 de septiembre de 2022

Shkoder, Tirana, Berat, Sarande y Ksamil

           Nuestra visita al país se circunscribió a estos cinco lugares, no incluyendo en el recorrido, Gyrocaster, por los motivos, que se expondrán en un próximo post. Hace quince años, habíamos visitado los dos primeros lugares citados, junto, a Durres.

          Shkoder ha lavado mucho su cara, desde 2007,cuando era una ciudad polvorienta y deprimente. Solo estuvimos allí un par de horas, pero fueron suficientes para empaparnos de su zona peatonal, donde se ubican iglesias, mezquitas y algún otro edificio interesante. Estaba muy animada, al ser domingo por la mañana.

          La principal estación de autobuses de Tirana se encuentra a unos cinco kilómetros del centro, pero no es difícil hacer esa distancia andando, dado que la acera es buena. En esta ciudad nos costó mucho encontrar alojamiento y al final lo hallamos en un barrio algo deprimente, aunque pintoresco. Los.principales y escasos atractivos turísticos están, fundamentalmente, en torno a la enorme plaza central.

          Berat ha sido la auténtica joya del viaje. Resulta tan impresionante, como decadente, dado que parte de algunos barrios de la ciudad están en estado de semi ruina, incluido, a veces, hasta el asfaltado. En torno  a su modesto río y a un bonito puente antiguo, se sitúan los tres cascos históricos . Todos ellos van en cuesta y resultan muy atractivos. Son el Mangalem, el Gorica y el de la fortaleza, a la que se accede por empinadas cuestas. Cabe destacar también, la emblemática iglesia de la Trinidad, a la que se llega con mucho esfuerzo.

          Sarande es un lugar de paso, hacia tierras griegas, aunque tiene una aceptable playa pedregosa, un paseo marítimo bien cuidado y algunas callejuelas agradables, aunque algo descuidadas. También tiene bastantes cuestas.

          Al no poder ir a Gyrocaster, pasamos una mañana en Ksamil, como otros tantos albaneses y extranjeros, que se amontonan allí. Las bonitas playas son semi privadas, como en cualquier país del tercer mundo (hay una pública, si se camina más de media hora). No te cobran entrada, pero te ponen las tumbonas y las sombrillas ocupando todo el espacio disponible, por lo que si quieres ubicarte, debes alquilar una de cada (los precios pueden llegar a 20 euros). La mayoría están construidas sobre plataformas de madera, aunque algunas lo están encima de pequeñas superficies de arena/piedras.

          Ksamil es un sitio idóneo para darse un chapuzón y después, salir corriendo. Y es, que el lugar se divide a casi partes iguales, entre espacios para tumbonas y sombrillas, horribles e invasivos aparcamientos y chiringuitos de precios inasumibles. Si comparamos con Benidorm, este último resulta el paraíso.

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