Nos levantamos y vamos a comprar los billetes para ir esta
misma tarde, a Mopti. Hoy si hay transporte público, pero es casi lo único.
Contemplamos, entre desolados y aterrorizados, que todo sigue igual que ayer,
cerrado a cal y canto, salvo unos cuantos puestos callejeros y algunas
anudadoras de trenzas. Es San Viernes, pero no entendemos, que en este país,
les de por cerrar dos días seguidos. Y además, porque a pesar de ser musulmanes
–y como hemos visto en varios horarios oficiales-, la fiesta principal es el
domingo.
En Bamako, los periódicos hablan del golpe de estado
Por la carretera y calles principales, sigue habiendo vehículos militares, aunque hoy, disparan menos al aire. Queremos proveernos de bebidas alcohólicas, para el resto del duro transitar por Mali, pero la tienda de la gasolinera y el supermercado, están cerrados. Preguntamos a un vigilante, cuando abren. La respuesta es, que están chapados, hasta el martes. ¿Están locos? ¡¡Cinco días festivos!!. Y eso, que no es final de Ramadán.
Gracias a
la única tienda de coca-colas, que ha abierto, a un restaurante de carne y a
las simpáticas chicas, que venden en la calle, pescado frito con cebolla,
conseguimos comer. No hay más blancos en la ciudad, aunque nuestra presencia,
no resulta incómoda ni a civiles, ni a militares, ni siquiera cuando
fotografiamos casi todo, lo que permite el sentido común.
Al mirar el cartel de un banco,
nos estremecemos y comenzamos a atar cabos. En él se lee, que cerraban ayer por
festivo, pero que reabrían hoy, hecho que no se ha producido.
Bamako
Gasolineras obligadas a cerrar
–cuando según indican, abren siete de los siete días de la semana-, severos
controles militares en nuestra entrada a la ciudad, militares pegando tiros por
las calles, clases suspendidas, organismos oficiales cerrados...¡Y todo, por tanto
tiempo!. ¿ No será por casualidad, que se ha producido un golpe de estado y que
estamos en todo el medio, con riesgo de nuestras vidas?. Aún así, nos sorprende
no encontrar resistencia activa en las calles, a los golpistas, haber hallado la
frontera abierta o que nadie nos haya advertido de nada, estando todo el día
por la calle.
También nos desconcertó, que
cuando entramos en la ciudad, escuchando y viendo ráfagas de ametralladora,
todos nuestros compañeros de viaje, ni siquiera fruncieran el ceño o
pestañearan..
Con tal
certeza –aunque, no confirmada-, dudamos sobre si seguir o retroceder y optamos
por lo primero. Tras un sufrido, pensativo y ajetreado viaje a Mopti, un
conductor de piraguas, que responde al nombre de Alí Baba, nos confirma la
respuesta, a la pregunta que no nos habíamos atrevido, a formular a nadie.
Bamako
Afortunadamente y en esta ciudad, aunque hay visible presencia militar, la situación a día de hoy, es mucho más relajada: todo ha abierto, incluido los bares y las escasas tiendas de bebidas alcohólicas. A las ocho, sin embargo, hay toque de queda. Pero, a las seis de la tarde, la mayoría de los negocios, ya están recogiendo.
Afortunadamente y en esta ciudad, aunque hay visible presencia militar, la situación a día de hoy, es mucho más relajada: todo ha abierto, incluido los bares y las escasas tiendas de bebidas alcohólicas. A las ocho, sin embargo, hay toque de queda. Pero, a las seis de la tarde, la mayoría de los negocios, ya están recogiendo.
Al menos aquí, para poder comprar
algo, no nos tendremos que joder y esperar, hasta el martes.
Por cierto: en este país la gente, los golpes
de estado, se los toman como el café de media mañana.