Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 25 de enero de 2024

Interior de la gran mezquita de Abu Dhabi


 

Otro vídeo 📹 de la gran mezquita, en Abu Dhabi


 

Gran mezquita de Abu Dhabi


 

Del verano al invierno y del invierno al verano

           Vamos del verano al invierno y del invierno al verano, como quien sale al supermercado o al banco. Y esto, nos está generando un insólito estrés estacional. Especialmente, en cuanto a la ropa, que debemos ponernos todos los días, o de la que podemos irnos deshaciendo. ¡De locos!. Día 26 de diciembre, en Kuala Lumpur, 33 grados. Día 3 de enero, en Valladolid, menos cinco. Antesdesyer en Agadir, 25. Ayer en Viena, menos 3  y hoy en Abu Dhabi, 28. Hay dos formas de acceder desde el centro de Agadir o Inezgane, hasta el aeropuerto de la zona. El Aerobús cuesta 50 dirham mientras que el número 37 sale por 4,50. Este último, no entra hasta las terminales, dejándome en la carretera, pero tienes la ventaja, de que en las inmediaciones hay un pueblito con casi to los servicios de alimentación y bebida.

         El vuelo de Agadir, hasta Viena, operado desde un aeropuerto muy funcional y donde no te tocan demasiado las narices, transcurrió sin novedad. Al menos para mí, que me pasé más de 3 de las 4 horas de duración, durmiendo.

          Ya comentamos en su día, que el aeródromo de esta ciudad centroeuropea, resulta muy adecuado para hacer una escala larga a cualquier parte del mundo. De hecho, también fue el inicio de nuestro noveno y anterior viaje largo, que comenzó hace  más de tres meses y que nos llevó hasta los primeros días de este año.

          Si conoces la bella ciudad y solo necesitas intendencia, cuentas con un amplio supermercado (de 6 a 22 horas), donde los precios son idénticos a los de la calle. Por ejemplo, medio litro de cerveza, a 59 céntimos; un bollo grande de pan, a 22 o 250 gramos de patatas fritas a 1,28 €. Además dispone de buen wifi, puedes cargar el móvil en los asientos y dormir en el suelo, sin que nadie te moleste. Pero, no iba a ser todo perfecto, porque en los controles de seguridad, te molestan bastante. Hace unos meses, fue la cámara de fotos y las pilas y en esta ocasión, sometieron a mi pareja al control de explosivos, así como a su mochila e incluso al pasaporte.

          Wizzair es una compañía casi perfecta, sobre todo, si pretendes viajar al Golfo Pérsico o a Oriente Medio. Nosotros habíamos pagado 43 euros, por un vuelo desde la capital austríaca, hasta Abu Dhabi. Salimos puntuales y tardamos cinco horas, de las que me dormí cuatro, a pesar de las intensas y frecuentes turbulencias.

          La entrada en Emiratos fue algo complicada. Menos mal, que no teníamos prisa, porque a mí me tuvieron que tomar las huellas y la foto, de dos formas distintas y al final, tuvieron que hacerlo manualmente. Eso llevo un rato largo.

lunes, 22 de enero de 2024

Agadir

          Dejamos atrás Essaouira, con sus infinitas gaviotas y gatos y con su espléndida tienda de bebidas alcohólicas que nos abasteció ayer de cerveza y que no conseguimos encontrar hace 18 años. Ya existía entonces, pero debía está cerrada por el estricto y estúpido Ramadán.
          
          Pero lo que no nos quitamos de encima, no o no, es el maldito y agresivo constipado que llevamos encima. Yo apenas, lo tengo hace tres días. Mi pareja, cumple hoy la jornada veinticuatro ya conseguido un récord histórico, al enlazar dos viajes largos, con parada en España, con el mismo trancazo.

          A pesar de llevar 35 años viajando y con nuestra extensa experiencia, seguimos cometiendo errores garrafales, sobre todo, al inicio de los viajes largos. Hoy ha ocurrido uno de ellos, pero como solemos tener tanta suerte, la posible adversidad, se convirtió en ventaja. No obstante, el día resultó un tanto complicado, para tener como único premio una puesta de sol maravillosa.

          Tomamos el bus para Agadir sin novedad. El día anterior, habíamos ido a la estación de Essaouira, a preguntar los horarios, pero en una maniobra de principiante, no preguntamos la terminal de llegada ( en el tercer mundo cada ciudad suele tener varias).

          NUESTRA INTENCIÓN INICIAL.  Llegar a la terminal de Agadir, donde recalamos en 2010, en nuestra anterior visita y buscar un alojamiento en el centro, sabiendo, que estos tiran a caros y que los más económicos son difíciles de encontrar por ser apartamentos privados sin demasiada señalización. Al día siguiente, cogeríamos el autobús 98, que nos dejaría, en Inezgane. Y de ahí, tomaríamos otro para el aeropuerto.

          LA REALIDAD. El autobús, se dirigió, directamente, a Inezgane, por lo que el desconcierto inicial fue morrocotudo. Tras conseguir aplacar el pánico y recorrer las inmediaciones de esta terminal, descubrimos, que este lugar es mucho más adecuado para alojarse, que la propia Agadir, teniendo este destino a 20 minutos de autobús y 3,50 dirham de precio.

          Además y en un espacio muy concentrado coexisten al menos diez hoteles económicos, veinte restaurantes de fresco pescado y marisco desde 20 dirham, la ración y un supermercado Marjane. A si mismo, desde aquí llegamos al aeropuerto sin trasbordo.

          LA INCERTIDUMBRE. Como no habíamos preparado el plan y no tenemos datos móviles con tarjeta local, se nos planteo una tarde algo incierta. Hasta la playa de Agadir, hay unas dos horas caminando y se hacen largas. El arenal, como el resto de la ciudad, ya lo conocíamos desde 2010, pero nunca habíamos visto su memorable puesta de sol.

          Pero, los problemas retornaron a la vuelta, al tratar de regresar en el autobús. Varios conductores se negaron a detenerse en nuestra parada. Desesperados y de muy mala gana, maldiciendo nuestra mala suerte, iniciamos el retorno, caminando. Tres paradas después y cuando ya no lo esperábamos conseguimos acceder a un vehículo.
      

Atardece en Agadir, a 23 grados


 

domingo, 21 de enero de 2024

Essaouira

           El segundo problema -también previsto- porque habíamos enredado en Booking, era el precio del alojamiento, bastante más caro que en otras zonas de Marruecos. Nos costó casi una hora y muchas vueltas, dar con uno, que estuviera bien y que se adaptará a nuestro precio (14 euros).

          La medina de Essaouira no es exactamente como recordábamos de nuestra visita anterior, hace 18 años. Entonces era un lugar sucio y decadente, con necesidad de grandes reformas. Parece que en este tiempo las han hecho y además hoy en día, no hay un solo papel o plástico en el suelo.

          Estamos a mediados de enero, pero incluso en esta época, hay bastante turismo en la ciudad, fundamentalmente, francés y español, que mantiene las tiendas del zoco y los numerosos y caros restaurantes o tenderetes de comida. Lo que menos nos gusta en materia culinaria en Marruecos -también ocurre en el norte -, es que se han puesto de moda los panini, el falafel, los shawarma, los tacos...cuando la rica cocina tradicional marroquí no necesitaba de nada de esto.

          La mayoría de negocios se encuentran en tres amplias calles dentro de la medina que están a rebosar con negocios de todo tipo, entre ellos los del aceite de argán que son gestionados por cooperativas de mujeres y los que venden toda clase de remedios entre los  que se encuentra la "viagra femenina". El resto de calles -algunas son muy arqueadas y coloridas-, y como ocurre siempre, están vacías. Su muralla no es muy espectacular, aunque sí sus puertas exteriores e interiores.

          Tiene una amplísima plaza. En uno de sus extremos, se encuentran unos cuantos restaurantes seguidos con terraza donde degustar una variedad casi infinita de pescados y mariscos, a precios de vértigo (no se os ocurra meteros en ostras o bogavantes). En otro, han instalado una pantalla gigante, donde hoy, centenares de lugareños -mujeres incluidas y muchas muy jóvenes -, disfrutaban con pasión del partido  de la copa de África, entre Marruecos y Congo. En este país vimos la final del mundial, que ganamos y entre los numerosos espectadores no había ni una sola fémina, así que algo es algo.

          En el exterior de la medina, el protagonista es el mar, con el largo paseo marítimo y la playa, las vistas desde la muralla y la Scala del puerto, donde se encuentra el bastión y las famosas barcas de colores.

          Existe otra Essaouira distinta, profunda y llena de basura y escombros: es la del extrarradio. Entre ella, está el camino de la estación de autobuses, desde donde mañana, partiremos para Agadir.

Primera aventura y primeros amigos del décimo viaje largo

           Salimos de Valladolid con menos de cero grados y con una ventisca, que penetraba hasta las entrañas, a pesar de ir vestidos con mil capas, de las que nos deberemos ir desprendiendo, paulatinamente, porque vamos hacia el calor (ahora mismo en Essaouira, 21 grados). Camino de Madrid, a la altura de Arévalo, cayó una nevada descomunal.

          Por precaución y aunque no salimos demasiado pronto, dormimos tirados en el suelo de Barajas y nadie nos levantó. Partimos en hora, en un vuelo medio lleno y que aterrizó, sin novedad en Essaouira. 21 grados, aunque con fuerte aire. Muchos controles de pasaporte -y uno de equipaje -, aunque todos rápidos.

          Afrontamos el primer problema, ya previsto: llegar a la ciudad , en transporte público. Habíamos encontrado en internet los horarios de la línea 2, que va desde Sidi Kauki a Essaouira. La chica de información del aeropuerto nos confirmó su existencia, aunque con otra hora distinta de paso. Debíamos salir a la derecha desde el aeropuerto, pero el problema es, que no existe parada, como tal 

          Encontramos a una pareja de españoles, buscando lo mismo. Ella estaba muy nerviosa y terminaron pagando una barbaridad por un taxi. Nos quedamos solos, aunque por poco tiempo, porque de una aldea colindante, comenzaron a salir mujeres y niños -con balones incluidos-, que vieron en nosotros un entretenimiento y un espectáculo. También llegó un hombre muy agresivo, del que nos costó librarnos. Malamente logramos entender, que donde estábamos, al lado de un mojón, pasaba un vehículo para nuestro destino a las 6.

          Estábamos de suerte, porque por la carretera apareció otra pareja de nuestro mismo vuelo: Foix y Miguel, de mediana edad. Ella tiene una tienda de flores, en Menorca. Están bastante viajados -aunque son más amantes del senderismo, que de las ciudades -, por lo que la conversación fluyó rápido, sobre las interminables aventuras de unos y de otros. En concreto, su último gran hito, había sido, ir desde Santiago de Cuba, a La Habana, en bicicleta.

          Mientras charlábamos fueron parando diversos taxis y similares, que trataron de desplumarnos, sin éxito (nos pedían 10 euros por cabeza, no negociables). Pero nosotros, firmes, esperando el bus urbano. Eran ya más de las seis y no venía pero como estábamos tan entretenidos... De repente y casi sin percatarnos de ello, paró una furgoneta bastante nueva, que por 25 dirham cada uno -poco más de dos euros, costando el autobús de línea 1-, nos llevaba hasta la puerta de la medina. Se trataba de un hombre avispado, que venía vacío de vuelta y que prefirió llevarse un pellizco, que no sacar nada. Además y de camino, hizo algunos otros recados, que también le supusieron una retribución adicional.

          Llegamos de día, con el zoco en plena actividad. Eso sí, nunca sabremos si el autobús terminó pasando. Nos despedimos de nuestros dos nuevos amigos. La tienda de Foxi se llama 2manyflowers y está en Mahón. Si pasáis por allí, dadle recuerdos de nuestra parte.

Medina de Esaaouira, de noche 🌉🌃


 

Olas, en Esaaouira