El plan estrella de este tercer "interair" era, acudir al espectáculo del sol de medianoche, en Tromso, donde no anochece desde el 20 de mayo de cada año, hasta el 22 de julio (paralelo 70). Pero este ansiado empeño, paso a ser, a la vez, el de mayor riesgo del viaje y con muy altas posibilidades de fracaso. Os vamos a explicar, por qué:
-Vuelos difíciles de cuadrar. Queríamos pasar dos o tres noches, en el círculo polar ártico -la primera vez-, pero resultó imposible cuadrarlo, por la frecuencia de vuelos y por el distinto precio, segun el día, Wizzair vuela a Tromso, desde Gdanks, martes, miércoles y sábados. Finalmente, solo pudimos encajar un plan de 23 horas en el destino, yendo el cuatro de junio y volviendo, el 5.
Horario diabólico : el vuelo de ida, salía de Polonia a las 19 horas y llegaba a Noruega a las 21:50. Dado que volveríamos la jornada siguiente, a las 21, cualquier retraso nos impediría contemplar el sol de medianoche y regresar a Gdanks, hechos polvo.
-Meteorologia: cagados íbamos, porque las previsiones eran muy malas, tan solo una semana antes de partir. Lluvia, viento y temperaturas bajas. Y nosotros, con solo una bala en la recámara.
-Ropa: lo más de abrigo, que hemos traído es un jersey, porque para el resto de destinos se preveía tiempo primaveral.
Para que generar suspense, innecesariamente. Todo ha salido de puta madre: el avión llegó puntual, con 15 grados de temperatura -al día siguiente, llegaron a 22-, ni una sola nube en el cielo y viento cero.
Deciros, que nuestras expectativas se han visto altamente superadas y que hemos disfrutado de uno de los espectáculos más maravillosos de nuestras vidas.
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