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domingo, 2 de junio de 2024

En Atenas, tres años después

           Y, sin más novedad, llegamos a Atenas dejando atrás el sofocante calor de los dos últimos meses y medio, aunque tampoco ingresando, directamente, en el duro invierno. En la primera hora de estancia en Grecia, tuvimos, que enfrentarnos, a dos super gilipollas: el del control de pasaportes y el conductor del autobús al centro. Sus madres y parejas deben estar encantadas con ellos. Afortunadamente, la inercia no siguió y empezamos a disfrutar de la estancia.

          Pocas cosas han cambiado desde nuestra última visita a la ciudad, hace tres años y medio. Encontramos más turistas y viajeros, pero es que en aquella época y tras nuestra entrada, obligaron a presentar PCR negativo a todo el mundo y sus costes, frenaron el ingreso de muchos extranjeros. Tanto, que desde la mayoría de los restaurantes, nos suplicaban, que nos sentáramos a comer o beber algo.

          El alojamiento en esta ciudad, sigue sin ser demasiado caro, pero en estas fechas el problema es, que es casi imposible juntar dos fechas consecutivas en el mismo hotel, por lo que cada día hay que llevar a cabo un check in y un checkout, con las molestias, que conlleva.

          Nos ha sorprendido, la poca Navidad, que hay en Grecia y los escasos -y cutres- motivos, que vagamente, adornan sus plazas principales. En las calles, nada y en las tiendas, poca cosa. Cierto es, que los ortodoxos celebran la Navidad, el 7 de enero, pero teníamos entendido, que la iglesia griega si lo hace el 25 de diciembre. Seguiremos investigando.

          Grecia es, más o menos, el eslabón perdido entre el tercer y el primer mundo,por lo que no  nos ha costado casi nada adaptarnos, salvo por los precios. En cierta cosas -y no son pocas-, Malasia en concreto -no Tailandia, Vietnam o Indonesia -, es más evolucionada y menos salvaje, que la Hélade.

          Ha resultado más chocante, en apenas doce horas, haber pasado del aire acondicionado a tope, a la imprescindible calefacción. No nos quedaban apenas sitios nuevos, que visitar en la ciudad, aunque sí, el acceso a su colina, más elevada, la Licabeto, desde donde contemplas bonitas vistas, un campanario y una iglesia. No fuimos en el verano del 2020, debido al tremendo calor e hicimos bien, porque la sudada a finales de diciembre ha sido bestial.

          En Nochevieja, volaremos, a Bolonia. En Año Nuevo, Flix Bus a Roma. El día 2, Fiumicino- Asturias y Oviedo - Valladolid. La extrema movilidad durante las fiestas y el disparatado precio de los vuelos europeos nos ha deparado una vuelta diabólica y rocambolesca.

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