El sábado 5 de agosto llegamos pronto, a Madrid, así que, además de las celebraciones vespertinas y nocturnas, tuvimos tiempo de vivir experiencias de otro tipo. Entre ellas, una muy desagradable con una policía estúpida, chula y déspota. Estábamos comiendo un bocadillo de queso sentados sobre un borde -en los bancos daba el sol- en la plaza de Arturo Barea (es algo conflictiva). Se acerca a nosotros, hace parar el coche patrulla a su compañero y nos espera, que si estábamos allí para consumir droga y que si era así, los vecinos se lo chivarían. Nos quedamos perplejos, ante tal reflexión absurda, de la que no tenía prueba alguna o indicio. Amenazó con registrarnos el bolso, a lo que le dijimos, que no íbamos a acceder, salvo que nos llevará a comisaría, en transporte público o andando. Y ahí, terminó la historia de esa pequeña dictadora, en la que su compañero no dijo, ni mu
La otra experiencia fue mucho más placentera y nos llevó a la Serrería Belga, donde contemplamos una exposición: Un your face: Chicano Arte after C.A.R.A.
Las fiestas de San Cayetano son mucho más modestas, que las de la Virgen de la Paloma, aunque su mecánica es casi la misma. Se desarrollan, principalmente, en la calle del Oso y en la amplia plaza del general Vara del Rey. Las barras -cada una con una estridente música distinta, a diferencia de la pradera de San Isidro, donde es común - se esparcen por las calles colindantes.
La primera, quedó engalanada con mantones de Manila, otros motivos decorativos, fotos antiguas de Madrid y motivos religiosos referentes al santo. A las ocho de la tarde, rica y gratuita limonada para todos y sin mucha espera, lo que resulta sorprendente en la capital. A las diez y media, un atrevido -aunque algo cutre-, espectáculo alternativo, muy relacionado con el colectivo LGTBI. El problema y con 35 grados, es que no se podía mantener uno mucho tiempo allí, porque la arteria es como un tubo estrecho y no entraba una sola gota de aire
En la segunda, espectáculos para niños, música castiza y diversos grupos de flamenco, unos más puristas y otros más poperos
La aglomeración resultó Sr tal, que desde las nueve de la noche era ya muy complicado desplazarse por la zona. Poco antes, nos topamos con una chica inconsciente y tumbada en un banco, a la que atendía una turista extranjera. No parecía víctima del alcohol. Dado, que nadie más le hacía caso, nosotros contactamos con el SAMUR.
El plato principal, sobre la una de la madrugada -a donde hemos llegado y lo que nos quedará por ver, lamentablemente - fue un mediocre DJ, que "pinchó" malamente, durante una hora y se fue sin ni siquiera, dar las buenas noches. Teníamos curiosidad, porque nunca habíamos visto un espectáculo de este tipo. Desde luego, la triunfadora de la noche -y del verano - fue "Noche Ochentera", de Vicco, un tema algo parecido a la música disco de los ochenta, más que al género urbano, que hoy todo lo barre y lo pudre. Además de otras canciones del momento y versiones nacionales e internacionales del último cuarto del siglo XX, destrozadas por las chabacanas mezclas.
Con presencia policial, de barrenderos, basureros y el camión de los regadíos, las casetas se fueron cerrando y la gente fue marchándose, sin una palabra más alta, que otra, aunque muchos se refugiaron en otra plaza cercana, a seguir la charla y el botellón.
A esas horas, Uber ganaba por cinco a uno a los taxis tradicionales, que aunque sean lo mismo, los jóvenes piensan, que son para viejos (como el Facebook). Sin embargo la mayor parte de esa generación no cae en la autocrítica. No saben llegar a ningún sitio sin Google Maps, ni hacer las cosas más simples de la vida, si no hay una aplicación, que las lleve a cabo por ellos. ¡Y sabemos, d lo que hablamos, porque nos hemos movido mucho este año y visto muchas cosas!
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