Así, que con la presión, que ejerce la escasez de tiempo tuvimos, que preparar un viaje de cinco días, que incluyera Santander, Barcelona, Menorca, Valencia y Madrid. ¡Un puzzle irresoluble o una absoluta locura para alguien, que no esté acostumbrado a confeccionar recorridos! No es nuestro caso. Y para rizar el rizo y viendo los precios del alojamiento, debíamos casar los vuelos de tal forma, que pudiéramos dormir en aeropuertos la mayor parte de las noches.
Explicamos, como lo planeamos:
Con nuestro bono recurrente a la.capital de Cantabria, adquirimos billetes gratuitos, desde Valladolid, a Santander, para la tarde del viernes 14 , de julio. Llegaríamos de noche y sin transporte público al aeropuerto, que cierra a las once. No habrá problema, porque aunque el camino es largo, sabemos ir andando y no hay peligros. Ya hemos dormido más veces en el exterior de este aeródromo Severiano Ballesteros, sin problemas.
A primera hora del sábado, vuelo a Barcelona, con toda la jornada por delante para el disfrute. Queríamos huir de lo clásico, que es dar vueltas por los lugares turísticos mil veces visitados e investigamos, si en el Prat de Llobregat -donde está el aeropuerto -, había lugares interesantes para unas horas. Y la verdad, si los hay. A última hora de la tarde, tocaría el vuelo hasta Menorca, donde dormiríamos en el exterior de la terminal aérea (también cierra por la noche).
El domingo, debía ser un plan de locura, aprovechando el tiempo desde bien temprano
El bus del aeropuerto nos llevaría a Mahón -2.80 euros - y tras la visita de la capital, nos trasladaríamos a Cala Galdana. Además de esa playa y por la tarde, accederiamos andando a otros pequeños arenales, como Mitjana, Mitjaneta y Macarella, relativamente cercanos, aunque de acceso no sencillo. La intención, dormir sobre la arena o las hamacas de la primera cala, como hicimos entre otros lugares, en Nomenvasia - Grecia-, hace tres años.
Para el lunes, un plan más relajado: trasladarnos a Ciudadela y descubrir la bella ciudad y sus alrededores, haciendo una caminata por la carretera de Sa Farola, donde destaca el faro y la cala del mismo nombre. Por la tarde, volveríamos, a Mahón y a última hora, nos trasladaríamos al aeropuerto, para pasar la noche.
El martes tocaría el retorno, volando a Valencia sobre las siete de la mañana. Los días anteriores, deberíamos haber resuelto el enigma, de como enlazar este destino, con Madrid, desde donde regresaríamos, a Valladolid gratis, con nuestro bono recurrente.
¿Y, cómo salieron los planes? Pues, os lo contamos en el siguiente artículo, pero ya os adelanto, que aunque con mucho esfuerzo, bastante bien y con un agregado no previsto: una terrible ola de calor, que nos llevó en Cataluña y Baleares por encima de los cuarenta grados y con una humedad cercana al 90%.
No se rompió el cántaro, que tanto va a la fuente, pero alguna vez, se quebrará y entonces, ¡solo Dios sabe!
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