Todas las fotos son, de Tailandia
-"¿Cómo lleváis el dinero: tarjetas, efectivo...?: Recuerdo, hace más de una década, cuando le dijimos a mi suegra, que pedíamos una excedencia y nos íbamos medio año de viaje por Sudamérica, Centroamérica y México. Ella pregunto, con toda naturalidad: pero, con eso de la excedencia, los de la empresa os siguen pagando el sueldo, ¿no?. Costó mucho esfuerzo, que entendiera, que dejábamos, temporalmente de trabajar -y de cobrar, claro-, para dedicarnos a recorrer el mundo.
De todas formas, esta es una de las consideraciones, que más entiendo, que puedan resultar ser de la inquietud de los demás, porque hemos cambiado la fórmula decenas de veces. En la actualidad y dado los siete pueblos, que se pasan los bancos, siempre que los países a visitar sean medianamente seguros, optamos por el efectivo -contante y sonante- y por la tarjeta de crédito, aunque con restricciones. En otros tiempos más balsámicos y sosegados, cuando las entidades bancarias vivían del ladrillo y no de desplumar a todo lo que se menea, el cajero automático y la tarjeta de débito eran nuestra sencilla, pero eficaz, receta maestra. En el futuro , seguro, que todavía, tendremos que volver a recuclarnus. ¡Para eso estamos!
-"¿Lleváis tabletas u ordenadores portátiles para resolver las gestiones necesarias en ruta?": Desde hace mucho tiempo, tratamos de llevar el mínimo equipaje posible, porque hay en algunas jornadas, que debemos llevarlo todo el día a cuestas. Por otro lado, el valor de un portátil o una tablet buena es suficientemente significativo, para no dejarlos en un alojamiento económico, que no dispone de medidas de seguridad suficientes.
Normalmente, funcionamos con los dos teléfonos móviles y sus dos tarjetas. Las apps de las compañías aéreas, las de autobuses y trenes o las de reservas de alojamientos, son hoy en día, tan modernas y eficientes, que facilitan mucho las cosas (son mejores, que las propias páginas webs, equivalentes)
Sin embargo, durante los tres últimos viajes largos han saltado las alarmas y hemos padecido -ya lo habéis leído en esta misma web y en el blog- diversos problemas con las tarjetas SIM, su cobertura en determinados países -con la compañía Simyo- y los propios teléfonos. ¡Tenemos gafe en esta materia! Por lo que hemos tomado la decisión y para viajes sucesivos, de llevar un tercer dispositivo de reserva y con una tarjeta de Movistar o de Vodafone, que dan cobertura en todo el mundo.
-"¿No habéis padecido problemas sanitarios o alguna enfermedad importante en todos estos años?": Muchas veces, se contestan ellos mismos, como me ocurrió el otro día al calor de unas cervezas y unos pinchos: "ah, seguro, que además de vacunados de todo, tendréis una inmunidad añadida por haber pasado tanto tiempo en esos inciertos y agitados destinos del tercer mundo.
No sé, si un médico o epidemiólogo, podrán corroborar esta segunda parte de la afirmación, pero nosotros estamos bastante de acuerdo con ella, a pesar de que no pueda tener base científica. Sea por lo que sea -entre otras cosas, porque tomamos muchas prevenciones y tenemos mucha suerte-, llevamos treinta años viajando -veinte de ellos pueden el tercer mundo- y nunca hemos perdido un solo día por motivos de enfermedad o indisposición. Para, que os hagáis una idea sobre este asunto, en los noventa días, que ha durado este octavo viaje largo, yo no he tomado ni una sola pastilla.
-"¿Cómo es posible, que viajes tan a menudo y por periodos de tiempo tan largos: como lo hacéis?": Tan solo ha habido una sola persona en todos estos años, que se ha atrevido a hacernos está pregunta y en ningún caso, mencionó la palabra "dinero". Sí ha habido muchas más, quejumbrosas por naturaleza, que nos han repetido la misma perorata hasta el agotamiento: "claro, yo no podría hacerlo, porque no me lo podría permitir, porque ya tengo muchos gastos en mi vida diaria..."
La fórmula de nuestro éxito no es secreta, como la de los "manolitos" de mantequilla o la de la Coca Cola. Se trata de aprender, que se puede viajar por muy poco dinero -hasta en los países más caros-, si te organizas bien. Baste decir, que para recorrer más de 50.000 kilómetros aéreos cada uno, hemos invertido tan solo, un poco más de 2.300 euros en total. Baste indicar, que para tres meses de viaje y este ha sido de los más caros, nos hemos gastado 1.800 euros al mes para los dos, cifra que mucha gente liquida, como si nada, sin salir de casa y entregándose a su vida cotidiana y a su hipoteca (la nuestra, afortunadamente, esta pagada hace más de una década)
Por tanto, menos llorar y alegar excusas y más, ponerse en marcha con optimismo. Sí, que es verdad y no lo niego, que la primera vez, que uno se mete en una aventura de estas características, cuesta decidirse y surgen en cascada las dudas y los miedos. Pero, nadie dijo, que las cosas fueran fáciles y no costarán esfuerzo.
No nos extraño, sin embargo, que la gente de bien, no nos preguntará por las cosas un poco más complicadas de los viajes largos -tambien de los cortos-, tipo: ¿Cómo hacéis los visados y dónde?, ¿Cuánto equipaje lleváis y como?, ¡Que hacéis las horas muertas, esperando en aeropuertos, estaciones de trenes o autobuses o a la espera de poder tomar un alojamiento?, ¿Cómo gestionáis el asunto de las vacunas, los seguros médicos y demás asuntos relacionados con la salud?... Entiendo, que si no habían resuelto sus inquietudes más básicas, no nos interrogaran por estos aspectos.
Al fin y a la postre, lo que yo más agradezco de estos ya más de treinta dilatados años viajeros es, haberlos podido compartir con mi pareja, desde el principio, sin ni siquiera haberle tenido, que explicarle nada de esto.
-"¿Cómo lleváis el dinero: tarjetas, efectivo...?: Recuerdo, hace más de una década, cuando le dijimos a mi suegra, que pedíamos una excedencia y nos íbamos medio año de viaje por Sudamérica, Centroamérica y México. Ella pregunto, con toda naturalidad: pero, con eso de la excedencia, los de la empresa os siguen pagando el sueldo, ¿no?. Costó mucho esfuerzo, que entendiera, que dejábamos, temporalmente de trabajar -y de cobrar, claro-, para dedicarnos a recorrer el mundo.
De todas formas, esta es una de las consideraciones, que más entiendo, que puedan resultar ser de la inquietud de los demás, porque hemos cambiado la fórmula decenas de veces. En la actualidad y dado los siete pueblos, que se pasan los bancos, siempre que los países a visitar sean medianamente seguros, optamos por el efectivo -contante y sonante- y por la tarjeta de crédito, aunque con restricciones. En otros tiempos más balsámicos y sosegados, cuando las entidades bancarias vivían del ladrillo y no de desplumar a todo lo que se menea, el cajero automático y la tarjeta de débito eran nuestra sencilla, pero eficaz, receta maestra. En el futuro , seguro, que todavía, tendremos que volver a recuclarnus. ¡Para eso estamos!
-"¿Lleváis tabletas u ordenadores portátiles para resolver las gestiones necesarias en ruta?": Desde hace mucho tiempo, tratamos de llevar el mínimo equipaje posible, porque hay en algunas jornadas, que debemos llevarlo todo el día a cuestas. Por otro lado, el valor de un portátil o una tablet buena es suficientemente significativo, para no dejarlos en un alojamiento económico, que no dispone de medidas de seguridad suficientes.
Normalmente, funcionamos con los dos teléfonos móviles y sus dos tarjetas. Las apps de las compañías aéreas, las de autobuses y trenes o las de reservas de alojamientos, son hoy en día, tan modernas y eficientes, que facilitan mucho las cosas (son mejores, que las propias páginas webs, equivalentes)
Sin embargo, durante los tres últimos viajes largos han saltado las alarmas y hemos padecido -ya lo habéis leído en esta misma web y en el blog- diversos problemas con las tarjetas SIM, su cobertura en determinados países -con la compañía Simyo- y los propios teléfonos. ¡Tenemos gafe en esta materia! Por lo que hemos tomado la decisión y para viajes sucesivos, de llevar un tercer dispositivo de reserva y con una tarjeta de Movistar o de Vodafone, que dan cobertura en todo el mundo.
-"¿No habéis padecido problemas sanitarios o alguna enfermedad importante en todos estos años?": Muchas veces, se contestan ellos mismos, como me ocurrió el otro día al calor de unas cervezas y unos pinchos: "ah, seguro, que además de vacunados de todo, tendréis una inmunidad añadida por haber pasado tanto tiempo en esos inciertos y agitados destinos del tercer mundo.
No sé, si un médico o epidemiólogo, podrán corroborar esta segunda parte de la afirmación, pero nosotros estamos bastante de acuerdo con ella, a pesar de que no pueda tener base científica. Sea por lo que sea -entre otras cosas, porque tomamos muchas prevenciones y tenemos mucha suerte-, llevamos treinta años viajando -veinte de ellos pueden el tercer mundo- y nunca hemos perdido un solo día por motivos de enfermedad o indisposición. Para, que os hagáis una idea sobre este asunto, en los noventa días, que ha durado este octavo viaje largo, yo no he tomado ni una sola pastilla.
-"¿Cómo es posible, que viajes tan a menudo y por periodos de tiempo tan largos: como lo hacéis?": Tan solo ha habido una sola persona en todos estos años, que se ha atrevido a hacernos está pregunta y en ningún caso, mencionó la palabra "dinero". Sí ha habido muchas más, quejumbrosas por naturaleza, que nos han repetido la misma perorata hasta el agotamiento: "claro, yo no podría hacerlo, porque no me lo podría permitir, porque ya tengo muchos gastos en mi vida diaria..."
La fórmula de nuestro éxito no es secreta, como la de los "manolitos" de mantequilla o la de la Coca Cola. Se trata de aprender, que se puede viajar por muy poco dinero -hasta en los países más caros-, si te organizas bien. Baste decir, que para recorrer más de 50.000 kilómetros aéreos cada uno, hemos invertido tan solo, un poco más de 2.300 euros en total. Baste indicar, que para tres meses de viaje y este ha sido de los más caros, nos hemos gastado 1.800 euros al mes para los dos, cifra que mucha gente liquida, como si nada, sin salir de casa y entregándose a su vida cotidiana y a su hipoteca (la nuestra, afortunadamente, esta pagada hace más de una década)
Por tanto, menos llorar y alegar excusas y más, ponerse en marcha con optimismo. Sí, que es verdad y no lo niego, que la primera vez, que uno se mete en una aventura de estas características, cuesta decidirse y surgen en cascada las dudas y los miedos. Pero, nadie dijo, que las cosas fueran fáciles y no costarán esfuerzo.
No nos extraño, sin embargo, que la gente de bien, no nos preguntará por las cosas un poco más complicadas de los viajes largos -tambien de los cortos-, tipo: ¿Cómo hacéis los visados y dónde?, ¿Cuánto equipaje lleváis y como?, ¡Que hacéis las horas muertas, esperando en aeropuertos, estaciones de trenes o autobuses o a la espera de poder tomar un alojamiento?, ¿Cómo gestionáis el asunto de las vacunas, los seguros médicos y demás asuntos relacionados con la salud?... Entiendo, que si no habían resuelto sus inquietudes más básicas, no nos interrogaran por estos aspectos.
Al fin y a la postre, lo que yo más agradezco de estos ya más de treinta dilatados años viajeros es, haberlos podido compartir con mi pareja, desde el principio, sin ni siquiera haberle tenido, que explicarle nada de esto.
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