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domingo, 3 de marzo de 2019

Cinco días, en Taiwan

                                         Todas las fotos de este post son, de Taipei ((Taiwán)

          Y, como cabía esperar, accedimos a Taiwán sin ninguna incidencia. Ni siquiera -como en Australia- nos pusieron sello en el pasaporte, algo que parece imparable, por lo que esté documento -tarde o temprano- va a acabar perdiendo su romanticismo. Los costes de los tiempos modernos.

          Para empezar, decir, que Taiwán es un país bastante civilizado, en comparación con  los visitados anteriormente -Indonesia y Tailandia-, sino fuera por las malditas motos, que se cuelan por todas partes, sin respetar ninguna norma -salvo los semáforos con cruces-, ni a las personas. Las amplias avenidas, de Taipei -con enormes carriles para el tráfico- y aceras anchisimas-, hacen, que el paseo sea muy agradable, tanto de día, como de noche. Por cierto: es el único país de este viaje -y han sido muchos- en el que conducen por la derecha.

          Taiwán resulta un país bastante seguro. Al estar la estación de trenes cerrada después de media noche, la única forma de acceder a su wifi interior, era sentarse junto a los numerosos mendigos. No solo no nos molestaron, sino que nos trajeron un cartón para sentarnos y un paraguas abierto para protegernos del aire. Esa misma noche, dormimos en la estación de autobuses -no cierra, porque hay buses al aeropuerto las 24 horas- y pasamos desapercibidos.

          Llama la atención, desde el primer momento, la cantidad de gente -sobre todo, del sexo femenino-, que va con máscara por la calle. También, en muchos de los establecimientos de atención al público.

          Salvo en el transporte, donde los precios son incluso más baratos, que en España, Taiwan resulta bastante caro y no solo en el alojamiento -harè un post exclusivo sobre este tema-, sino también en la alimentación. Apenas hay supermercados, como tal, aunque si un Carrefour, bastante céntrico, que resulta bastante salvador para comprar comida preparada, variada, generosa, rica y barata.

          Otra opción, son los Seven Eleven, Family Mart y otros pequeños establecimientos, que abren las 24 horas y dónde también te calientan platos ya hechos o venden snaks y dulces. Por cierto y al contrario, que en otros países -fundamentalmente del tercer mundo-, en Taiwán la cerveza y las bebidas alcohólicas salen baratas.

          No hay puestos callejeros diurnos, como en la mayoría de los países de la zona, pero si numerosos y extraordinarios mercados nocturnos, que mezclan la cocina tradicional -similar a la china- con comida más internacional, aunque en este país, la mayor parte del turismo es chino. Nosotros visitamos un par de ellos y quedamos encantados. No son tan exóticos, como los de Tailandia o China y sus puestos son más modernos. Aunque, algunos aseguran haber visto y comido carne de serpiente, nosotros no la vimos o no la supimos distinguir.

          La capital dispone de un sistema de transporte público excelente y muy barato. Por ejemplo: medio euro, por cinco estaciones de metro. También hay numerosos autobuses a ciudades, como Taiwán y Kaosgiung, aunque por la tarde, los últimos servicios terminan bastante pronto. No nos ofrecieron buses nocturnos.

          Nosotros visitamos Taipei, Rufiang -buen mercado diurno- y Juifen. Los atractivos turísticos de la capital están bastante distantes entre sí, pero resultan interesantes: un magnífico templo, una plaza parecida a la de Tianamen y la animada y vibrante zona del Taipei 101, además de otros lugares menores.

          Juifen es un pueblo, que se encuentra a unos 30 kilómetros de la capital. Es muy turístico y chulo, aunque algo sobrevalorado. Esta compuesto por callejuelas -destacando una, que es la más abarrotada- llenas de tiendas, donde ofrecen numerosas degustaciones gratuitas de comida. Son ascendentes y descendentes, a través de cuestas y escaleras, que llevan a un par de templos muy bonitos. Las vistas de la bahía, desde casi todas partes, resultan espectaculares, si la niebla no lo impide.

          Queríamos ir a Kaosgiung, pero las fechas navideñas se nos echaban encima y los precios de los vuelos iban subiendo, así, que tuvimos, que suspender este plan y adelantar nuestra vuelta a España.

           ¿Sería capaz de establecer las diferencias entre Taiwán y China? Me temo, que en cuanto a la vida cotidiana, hay muy pocas, pero no me voy a aventurar, porque en el gigante asiático estuvimos en 2009 y ha pasado demasiado tiempo.

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